No te vayas

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- No te vayas a asustar - le dice Martín a Estefanía - ¿Te molesta si parqueo en mi casa? Enfrente hay un parque bastante lindo.

- Tranqui, no hay problema - dice ella con el corazón a punto de salírsele del pecho.

Martín procede a acelerar un poco más, aún así el corazón de Nia parecía ir más rápido.

Yo no puedo creer que esta vaina sea real pensaba ella.

Por fin alguien a quien no le importa quién soy pensó él.

Cualquiera creería que un famoso como él viviría en el vecindario más top en el centro de la ciudad, incluída la morena, pero para su sorpresa Martín ingresó en uno sencillo y tranquilo, que se veía medianamente lujoso pero nada estrambótico realmente.

Parqueó el auto frente a la fachada de una casa que fusionaba perfectamente el estilo de una casa antigua con tejas y una terracita moderna.

Nia trató de no mirar mucho la casa y se bajó rápido del auto seguida por Martín, cruzaron hacia el parque y comenzaron a andar.

- Entonces... ¿Los bateristas nos llevamos las mejores chicas? - es la línea que elige él para romper el hielo nuevamente seguida de una risita.

- No, yo no dije eso - se explica Nia - Di los motivos por los cuales alguien podría elegir a un baterista, no es la misma cosa.

- ¿Me estás diciendo que te inventaste todo eso del momento mágico de marcar el compás antes de una canción para ganarte mi corazón y ahora arrepentirte? - la mira con los ojos achinados acusadoramente pero también hay una sonrisa juguetona en su rostro que delata que está bromeando.

- Pues sí, igual a mí me gustan más los guitarristas - dice ella tratando de soltarse un poco, cosa que no era muy difícil tomando en cuenta lo hablador que era Martín.

- También puedo tocar la guitarra - dijo subiendo sus cejas gruesas, Nia rió y sintió sonrojarse por milésima vez en el día, iba a tener que trabajar en eso.

- ¿Estás tratando de ganarte mi corazón para luego arrepentirte y cobrar venganza?

- ¡Marto! ¡Holaaa! - los interrumpió una chica rubia acercándose de a poco antes de que él pudiera responder.

- ¡Hey Sofi! ¿Qué hubo? - la saludó él con un gran abrazo.

- Todo genial ¿Y tú? ¿Qué haces por acá en estas fechas?

- Ah es que Moncho se fue a vacacionar con la novia a Alaska y mis papás y Alicia quisieron pasarlo en la playa pero pues yo preferí quedarme acá, sin mucho viaje.

- Igual ya viajas bastante el resto del año - dijo ella cubriéndose la boca para reírse sutilmente.

- ¿Qué es estoooo? - silbó Martín tomando su mano, en ella había un anillo dorado con un pequeño diamante en el centro.

- ¡Ay sí! Juanda y yo nos comprometimos. Quisimos invitarte a la fiesta de compromiso pero estabas en España - la sonrisa de ambos se borra un poco - ¡Pero espero que puedas estar para la boda! Es el próximo año - lo animó la chica.

Nia veía toda la interacción a tan solo unos pasos de distancia, así que pudo calibrar la expresión de Martín en el momento preciso en el que su corazón se agrietó un poquito.

Los dos amigos se despidieron con la promesa de volver a encontrarse pronto y Martín volvió hacia Nia que lo veía como si fuera un cachorro recién abandonado.

- Y... esa es la parte en la que no me gusta ser músico - admitió poniendo sus manos al aire.

- ¿Pasas mucho tiempo lejos? - preguntó aunque ya sabía la respuesta.

Una Carta de Navidad ~ Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora