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Jungkook suspiró por tercera vez en lo que iba de la mañana. Se encontraba en la entrada con las manos ocultas en sus bolsillos de sus jeans mientras uno de sus pies se movía rítmicamente inquieto. Era la segunda vez en la semana que entraba tarde por esperar a su mejor amigo.

Cabe recalcar que se estaba tardando una eternidad el día de hoy y eso significaba llegar tarde, sin duda alguna, a la clase.

Pasó unos segundos en la misma posición antes de suspirar aliviado cuando lo vio correr en su dirección, de cierta forma se le hizo adorable su involuntaria desesperación por llegar.

-Hola nene – Mingyu sonrió llegando a su lado mientras movía una de sus manos en forma de saludo.

El azabache soltó una risa baja sin tener la capacidad de sentirse enfadado con él porque siempre le sorprendía la despreocupación que podía fingir ese hombre.

Aunque con Kim Mingyu no compartía lazos de sangre, sí compartían una increíble conexión de profunda afinidad y protección. Para Jungkook, Mingyu era como el hermano mayor que nunca tuvo, el que velaba por su bienestar y le ofrecía un apoyo incondicional.

-Es tarde – Se quejó mientras comenzaban a caminar dentro de la academia.

-Lo lamento. Aunque, de todos modos, no te pierdes de nada importante – Dijo encogiéndose de hombros.

-¿Por qué traes esa pinta? - Jungkook soltó una risa nasal mientras observaba la vestimenta formal e inusual que llevaba puesta.

Jungkook está consciente de la extensa colección de ropa elegante que Mingyu posee; todavía recuerda lo maravillado que se sintió la primera vez que vio el guardarropa repleto de prendas impresionantes de marcas reconocidas, pues es el fiel reflejo de la acaudalada economía de su padre y del estatus social al que pertenecían. Por ende, no era insólito que Mingyu deba cuidar su etiqueta y prestar meticulosa atención a su imagen, especialmente cuando se veía obligado a interactuar con la alta sociedad en eventos junto al señor Kim. 

Aunque Mingyu no asistía a todos, debido a su falta de gusto por ellos, tampoco era un inexperto; poseía suficiente experiencia para desenvolverse adecuadamente en entornos que exigen ciertos códigos de vestimenta.

Sin embargo, nunca había llevado ese tipo de atuendo a la universidad, lo cual detonó el despertar de profunda intriga en Jungkook.

-Oh, lo olvidaba... – Arqueó sus cejas con el propósito de darse cuenta de haber omitido mencionar un detalle –Pues parece que mi padre llega mañana por la tarde y quiero acostumbrarme a lo que estaré sometido a partir de ahora.

Jungkook se detuvo de golpe en medio del pasillo con los ojos desconcertados y fijos en la parte trasera de la cabeza de Mingyu, con la mirada perpleja y la boca ligeramente abierta.

¿Dijo su padre?

-Llegaremos aún más tarde – Mingyu protesta mientras gira su cabeza hacia atrás para mirar el estático cuerpo de Jungkook -Vamos. Apresúrate, Kook - Tironea de su brazo para sacarlo del trance en el que estaba sumergido y poder seguir sus respectivos caminos hacia el salón.

Jungkook lo observó por instantes con el ceño fruncido, pensando que quizás sólo era una broma que quiso hacerle esa mañana, pero cuando los segundos pasaban y su amigo seguía sin mencionar algo sobre ese aspecto, se preocupó.

-Joder, Mingyu, te conozco desde prácticamente toda mi vida y sé cuánto te afecta cada vez que se va. No actúes como si no fuera la gran cosa el que regrese.

-Lo sabías. Te lo he dicho – El rubio suspiró pesadamente –Tiene una empresa en París – Rodó los ojos y soltó una risa carente de humor, como si estuviera contando las mejores de las bromas.

El padre de mi mejor amigo. // -VKOOK-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora