—¿Nath? —preguntó Leyna entre dientes, retrocediendo mientras buscaba alguna solución al problema en el cual se habían metido—. ¿Algún plan?
—Estoy pensando —respondió, pero no sabía cómo reaccionar. Miró a todos lados, notando que estaban siendo rodeados. Buscó respuesta de Killian, pero él únicamente se limitó a verlo desde su lugar. La espalda de Nathan chocó con la de Leyna.
Los ojos de los opositores del Concilio viajaron a todos lados, pero solo visualizaban ánimos violentos en las miradas de todos aquellos que los rodeaban como hienas hambrientas.
Uno de los seguidores del Concilio fue quien dio inicio a lo que sería una larga contienda cuando, queriendo aprovechar la oportunidad, intentó arremeter contra Linen Ark, pero el encapuchado, cual ser sobrenatural, lo percibió y evitó el golpe velozmente, contestando con un empujón a su contrario para, acto seguido, dejarlo fuera de combate con un puñetazo directo en el rostro. El cuerpo cayó inerte al suelo, inconsciente.
Aquello fue la chispa que encendió la batalla, desencadenando un total y violento caos. Habiéndose iniciado el conflicto, Nath no pudo evitar soltar una maldición mientras veía cómo el infierno parecía levantarse a su alrededor, casi sintiendo cómo las llamas quemaban ligeramente su piel.
De la nada, muchos de los invitados cayeron al suelo, desmayados. Killian se levantó de su trono de súbito, frunciendo el ceño, incrédulo, al igual que otros miembros del concilio, sin comprender lo que había ocurrido. Solo Fubuki y Pha'elia miraron hacia las fuentes de bebidas, percatandose de lo acontecido, aunque el elfo soltó una pequeña risa mientras la ronin apretaba sus puños. De igual forma, cuatro de los héroes se preguntaban qué pasaba. Linen miró a su alrededor, esbozando una discreta sonrisa de alivio. Su plan había funcionado; tras los colapsos ocasionados por la droga que puso en las fuentes de bebidas, el evento ya no se sentía tanto como una tumba; la mayoría de los clavos del ataúd eran inservibles ahora. Escapar sería fácil.
—¡Sálvese quien pueda! —formuló Sun Bat, aprovechando la confusión para empezar su huida. Llevó la mano debajo de su capa y sacó varias piedras pequeñas de color gris, las cuales lanzó al suelo para liberar una gran nube de humo que invadió el lugar.
Curtis y Violet se quedaron atónitos, siendo los primeros afectados por la bruma, extraviándose. No comprendían qué estaba pasando, pero sabían que, si querían salir de ahí con vida, debían abrirse paso a base de golpes.
Leyna y Nathan se vieron cómplices; intentaron huir juntos, pero una ráfaga de orbes de energía índigo se atravesó en su camino, evitando que pudieran dar un paso más. Los reflejos de Nath reaccionaron primero y se colocó frente a la hechicera, cruzando los brazos sobre su pecho para recibir los impactos, sintiendo un leve escozor por la magia oscura.
Por su parte, Leyna vio cómo algunos seguidores de Redfield se acercaban a ella; los recibió haciendo movimientos con sus dedos, generando sellos mágicos a su alrededor, creando escudos, pero por la rapidez del hechizo, estos reventaron al impacto de los ataques, tanto mágicos como de los seres hexahumanos que querían darle caza a todos ellos. Su espalda volvió a chocar contra la de Fénix, siendo innecesario verse los rostros para saber que eran ellos.
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Inefables: Amanecer
Science FictionLuego de la caída de los Pilares, el equipo de héroes más poderoso del planeta, el mundo pasó por una época de cambio. Las leyendas que alguna vez protegieron cielo y tierra se extinguieron, dejando al mundo a merced de la oscuridad. Pasaron los año...