8: Una alianza poco convencional

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Dragonsteel tropezó al salir del portal, yendo de cara contra el suelo, mientras por detrás salían Violet, Nathan y Leyna, corriendo y volteando a mirar al portal, del cual salió por último Linen Ark, rodando al mismo tiempo que el portal se cerra...

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Dragonsteel tropezó al salir del portal, yendo de cara contra el suelo, mientras por detrás salían Violet, Nathan y Leyna, corriendo y volteando a mirar al portal, del cual salió por último Linen Ark, rodando al mismo tiempo que el portal se cerraba tras él.

Entre ellos se miraron incrédulos, aun procesando lo que acababa de ocurrir. Dragonsteel se puso de pie y se limpió la tierra y la ceniza que se encontraban sobre él y su casco.

—Bueno... —murmuró mientras intentaba recuperar el aliento—. Creo que hablo por todos cuando digo que eso fue un desastre —Soltó un gemido poco después de terminar con su frase, pues Garra le soltó un puñetazo en el hombro.

Apretó la mandíbula mientras era regañado por la chica:

—¡¿Qué te pasa, idiota?! ¡Te chocaste conmigo más de una vez!

—¡Me estaba persiguiendo una lagartija de fuego enorme! ¡Podría haberme incinerado! —Se trató de defender, buscando esconder el hecho de que cometió un error común: Simplemente no la vio mientras patinaba.

—¡¿Pueden bajar un poco el tono?! —recriminó Imperium, masajeándose la sien, agotada y con un cansancio mental que la agobiaba—. Ugh, necesito silencio y un trago.

Nathan miró a los alrededores, al parque, los árboles y al lago que había cerca. A la neblina que dominaba la locación. Puso atención a todo el ruido que había, e intentó bloquearlo cuando su audífono comenzó a recibir señal.

—Nathaniel, responda, Nathan. —repitió la IA del superhéroe de San Francisco, con una voz casi robótica, desprovista de emociones, pero que provocaba alivio al oírla.

—¡Otto! Qué gusto volver a oírte, amigo —exclamó, feliz, sonriendo como nunca.

—Estoy triangulando su posición en este momento; ¿qué ocurrió?

—Fue un desastre —declaró—. Esta velada fue una propuesta de parte del Concilio Inhumano para que cientos de seres y especies decidieran alzarse en contra de la humanidad. Estuvimos justo en el ojo del huracán.

—¿"Estuvimos"? —inquirió Otto, y por un momento su diálogo sonó realmente curioso, casi como el de una persona real.

—Hubo una disputa; cierto grupo de invitados no quisieron unirse a la causa del Concilio y provocó una batalla. Logré huir con algunos de los rebeldes —resumió—. Creo que recuerdas a Imperium —le mencionó, volteándola a ver, sonriendo mientras ella lo miraba de vuelta, de reojo—, y hubo otros héroes de por medio. Somos cinco contándome.

—Comprendo. Estoy enviando a la Banshee en este momento; no tomará mucho tiempo en llegar, siguen en territorio de Estados Unidos.

—¿Lo estamos? —volteó a mirar a la hechicera que los salvó—. Oye, ¿a dónde nos trajiste?

—Creí que el hedor lo iba a delatar —Garra olfateó un poco y rápidamente se tapó la nariz, con los ojos llorosos, irritada—. ¡Ugh, qué asco! —reclamó enojada. Su olfato aumentado a veces era su propia debilidad. Nathan entonces supo dónde se encontraban parados. Nathan identificó rápidamente el edificio donde estaban posados; había venido de paseo más de una vez para practicar con su velocidad de vuelo.

Inefables: AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora