CAPÍTULO 23| NERVIOSISMO

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CAPÍTULO 23

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NERVIOSISMO

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La tarde pasó en su totalidad llena de risas y alegría. Cómo yo suponía, el equipo que ganó fue el de Koichi y yo, habíamos atrasado con las rondas, el increíble agarre de Koichi y mi equilibrio y fuerza, habían hecho que Aimi se cayera todas las veces en las que habíamos jugado. Aimi no se tomó muy bien la derrota, así que sin esperarlo, empezó a hundirnos a Koichi y a mí. Saya se unió, así que nos pusimos a hundirnos todos menos Kai, entre risas y toses por el agua que nos entraba dentro de la boca.

Cuando yo ya me cansé de estar en el mar tanto rato, me fui a la toalla, no sin antes avisarle a los demás. Koichi me siguió, murmurando quejas de que si pasaba un minuto más bajo el agua, se pondría como una gamba.

Así que nos encontramos los dos, en nuestras toallas y bajo la sombrilla. Yo tumbada boca arriba y Koichi tumbado boca abajo, con los codos recargados en la arena.

—¿Te lo estás pasando bien?

Giré la cabeza para mirarlo, sus ojos se encontraban expectantes a mi respuesta.

—La verdad es que sí —asentí mientras hablaba—. Mejor de lo esperado.

—Ya sabía yo que te lo ibas a pasar bien —dijo Koichi—. Todo es cuestión de aceptar nuevos planes y divertirte.

—Tienes razón.

—¿Quieres dar un paseo por la noche? —preguntó Koichi al cabo de unos segundos.

—¿Por qué no? —me encogí de hombros—. No tengo nada mejor que hacer. ¿Vendrán los demás?

Koichi negó con la cabeza.

—Seremos tú y yo. Kai se la pasará en casa y Saya y Aimi tienen planes —Koichi se quedó callado unos segundos mientras se me quedaba mirando—. ¿Te molesta que solo esté yo?

Negué con la cabeza a la vez que una sonrisa divertida se asomaba por mi boca. ¿Por qué me iba a molestar su compañía?

—¿Por qué crees que me molestaría ir contigo? —pregunté divertida—. Ni que seas un sarnoso.

Koichi se encogió de hombros.

—¿Quieres que pase a buscarte? ¿O quedamos en la plaza?

—En la plaza estaría bien —miré a Saya y Aimi que se lo estaban pasando muy bien en el agua, así que no quise llamarlas para que me ayudaran—. ¿Koichi, te importaría ayudarme?

Koichi se incorporó un poco más.

—¿Qué necesitas?

Saqué el bote de protector solar que había dentro del bolso de Aimi y se lo enseñé.

—¿Me ayudas a ponerlo en la espalda?

—Claro, sin problema.

Le di el protector solar y me senté en la toalla, de espaldas a él. Aunque estuviéramos en la sombra, había que ir poniéndose crema solar para no quemarse. Koichi se sentó y empezó a ponerme la crema, con cuidado y movimientos envolventes. Era bastante cuidadoso a la hora de aplicarlo, cosa que me alegraba, era un tanto relajante, si seguía así, estaba segura de que me dormiría por sus caricias.

Viviendo un verano en OkinawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora