CAPÍTULO 32| TELA Y AGUJAS

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CAPÍTULO 32

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TELA Y AGUJAS

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Aimi había tenido un arrebato de hiperactividad.

A las seis de la mañana ya me estaba llamando al teléfono móvil unas treinta veces para despertarme. Una vez cogí la llamada, la atolondrada voz de Aimi hablaba con rapidez y sin descanso. Había soñado que creaba un nuevo vestido y quería que estuviera con ella durante todo el proceso de la creación.

Acepté. Le dije que me tendría que duchar e iría para la tienda, que aunque aún no era horario para abrir, Aimi ya estaba ahí dentro.

Las campanas de la tienda sonaron anunciando mi llegada a la tienda. Aimi levantó la mirada del cuaderno que tenía en las manos. Se encontraba tumbada en el suelo junto a algunas almohadas con un cuaderno ya casi gastado enfrente de ella, a su lado tenía varios lápices de colores, un cúter y las virutas de los lápices.

—¡Arashi! ¡Ven, ven! Entra y quítate la ropa —anunció levantándose del suelo.

Parpadeé varias veces para asimilar lo que había dicho.

—¿Primero van las citas, no? Que lanzada que estás, Aimi.

Las mejillas de Aimi se colorearon de un tono rosa.

—Necesito medirte otra vez e ir poniéndote las pruebas que vaya haciendo, así que te necesito en ropa interior.

Asentí con la cabeza a medida que cerraba la puerta de la entrada y corría las cortinas para que no nos viesen.

—Menos mal que una ha traído antes el desayuno —mencioné levantando la bolsa con los dos cafés y dos trozos de pastel.

Dejé el contenido de la bolsa encima del mostrador y procedí a quitarme la ropa, desvelando la ropa interior negra que traía puesta, doblé la ropa y la dejé colgando en mis brazos.

—¿Dónde dejo la ropa?

Aimi señaló un sillón de tela que estaba atiborrado de ropa, pero aún así, dejé mi ropa donde me indicó.

—Y dime, ¿qué tienes en mente?

La cara de Aimi se iluminó cuando escuchó esas palabras de mi boca.

—¡Muchísimas cosas! Hoy he soñado que estabas desfilando llevando mis diseños. Ojalá se haga realidad el sueño.

—Seguro que se hace realidad. Haces diseños muy bonitos Aimi. Espero que tengan el reconocimiento que valen.

—Eso espero. Y tú, Arashi, me ayudarás en ello. Quiero que lleves todos mis diseños. Absolutamente todos.



★★★



Aimi me tenía llena de trozos de tela y agujas que me impedían moverme. Al mínimo movimiento sentía como la aguja pinchaba mi piel, haciéndome pequeñas heridas en todo el cuerpo.

—¿Cuánto tiempo más tengo que estar así? —pregunté tiesa como un palo. Que tuviera tatuajes por todos los brazos, no significaba que quisiera pincharme todo el rato.

Viviendo un verano en OkinawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora