Capítulo diez: Más de lo que soy

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you feel pain without flinching

Aguantando el ardor de mi cara guardo la ropa de Miko que yace en mi armario en su maleta de mano, pienso en que debo ir al supermercado y comprar artículos de limpieza y llenar mi refrigeradora para dejar de pedir comida a domicilio como una manera de mantener mi mente distraída durante esta tarea.

"Aquí tienes" entro a mi sala de estar y Mauro se aleja del cuadro que está apoyado en la pared a esperas de ser colgado.

"Gracias Mishka ¿vas a querer ayuda con eso?" señala los cuadros y la caja de herramientas que tengo.

Niego "estoy en eso, no te preocupes" me despido y cuando cierro la puerta no puedo evitarlo más, me rompo a llorar, tapo mi boca, hace tanto que no lloro como ahora, los ojos me comienzan a arder y la garganta a doler por la fuerza que pongo en tragar mis quejidos. Coño ¿por qué no pude ser paciente, más madura? esperar por que me explique, salí corriendo al primer rumor, maldita sea. Malditos todos. Maldita sea yo.

Maldito Mauro. El timbre vuelve a ser tocado después de un par de minutos de habernos despedido, me seco la cara con las mangas de mi suéter y rezando por que no se me note el rastro del llanto en la cara abro la puerta.

Mi corazón cae a mis pies

Y vuelve a regresar a mi pecho

"Mishka..." sus ojos cambian de unos temerosos a unos muchos más tristes, mi labio me tiembla y no resisto más lanzándome a sus brazos donde soy recibida por un apretón fuerte que junta los pedacitos de mi alma. Su olor inunda mis sentidos y la pieza del rompecabezas que faltaba llega a mí.

"Perdóname" susurro separándome para verla mejor y saber que no se esfumará de mis brazos. Chasquea la lengua examinando mi rostro y vuelve a acercarme al hueco de su cuello. Sus manos envuelven con más fuerza mi espalda.

"Entremos" susurra cuando intenta caminar y sin alejarme cruzamos la puerta la cual cierra antes de deslizarse por la pared hasta sentarse en el suelo del piso conmigo encima "no llores bonita" ni siquiera me doy cuenta que estoy empañando la tela de su camiseta "ya estoy aquí" acaricia mi cabello y me aferro a su cuello aún más "si hubiera sabido que las dos semanas iban a ser así te hubiera llevado en mi maleta" dice después de unos minutos en los que mi corazón se ha calmado, me río sin evitarlo de su comentario y finalmente puedo salir de mi escondite. Su rostro tan precioso cerca mío me ilumina el panorama, la tomo entre mis manos acariciando su piel.

"Me encantan tus ojos" susurro solo para mí pero me escucha por la corta distancia. Estudio cada milímetro de su rostro, sus pequitas salpicadas por el largo de su nariz le dan esta paleta de colores que combina con el azul de sus ojos y el rojo de sus labios. Sin maquillaje sigue siendo un arcoíris. No me importa que la racionalidad o la lógica salgan corriendo de mí cada vez que estoy cerca a ella. Estoy justo donde quiero.

"Me encantas tú" presiona sus labios en mi mentón y parte de mi labio inferior haciendo que los fuegos artificiales se enciendan en mi estómago y pecho recorriendo mi sangre. Nadie puede hacerme sentir lo que ella. "Toda tú" hunde su rostro en mi cuello y es mi turno de abrazarla pasando mis manos por su espalda dejando caricias que le avisen a su cuerpo que está conmigo. No con alguien más.

"De verdad perdóname por todo lo que te hice pasar estos días" empiezo a hablar. Al menos quiero quedarme con que lo hablamos y no solo lo dejamos pasar como lo hicimos la primera vez porque preferimos quedarnos en el lado cómodo. "No creo en nada de lo que te dije" agrego cuando su nariz acaricia la piel de mi cuello enviándome escalofríos por toda la espina dorsal.

"Mariana me dijo por qué creíste eso" susurra sobre mi yugular "te juro por Dios que no sabía que iba a estar ahí, ni siquiera lo supe hasta ayer, no pasó nada Mishka"

Mastermind [Young Miko] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora