Capítulo catorce: Gato blanco, Gato rojo

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Por alguna razón, ya sea el alcohol o la emoción de verla no me sorprende tener a Victoria frente a mí, mas sí me alegra en el alma. Pero antes de lanzarme a abrazarla su expresión me detiene. Tiene la mandíbula apretada y me mira de pies a cabeza haciéndome sentir insegura. Mira detrás de mí y yo también lo hago, todos están en lo suyo, Lucas y Bene han empezado a bailar como en una competencia de quién llega más abajo, todos ríen y beben mirándolos excepto por una persona. Aleandra. Apoyando su espalda en las barras nos mira con esta diversión maliciosa en el rostro detrás de su vaso de whiskey. Debo voltear cuando mi muñeca es jalada sin un atisbo de delicadeza ¿y sabes qué Dios? estoy harta de ser tratada así, no me importa si me quedo moribunda lejos de ella, lo superaré con el tiempo, jalo de mi brazo sacudiendome de su agarre y tomando mi bolso y gabardina que están en el lado de Oriana en el mueble paso por el lado de Miko bajando del reservado con dificultad. "¡¿y encima tú eres la que te enojas?!" logro escucharla gritar por sobre la música detrás de mí "¡Mishka!" acaricio la piel adolorida de mi muñeca. Tengo todo el jodido cuerpo herido por culpa de la mujer detrás mío.

"¡No hagas un escándalo, sh!" me giro harta en medio de la multitud que ignora nuestra presencia, con el entrecejo fruncido se calma y sigue andando a mi lado, salimos al estacionamiento y el aire fresco de la medianoche me proporciona claridad. No tenemos por qué pelear. Me giro diciéndole lo más importante "de verdad Victoria no entiendo cuál es tu manía en ser violenta" doy dos pasos atrás marcando mi distancia

Su expresión es desencajada, no esperaba oír eso. Me barre con la mirada y yo misma me doy cuenta que el maquillaje que he usado para tapar las marcas de mis piernas y supongo que cuello se ha desvanecido "¿me explicas por qué estás revuelta con la perra de la tienda?" su voz, aunque contenida, es profunda y baja.

"¿Aleandra?" el chispazo aparece en sus ojos como si le hubiese mencionado al mismo Satan "son amigos de Laura ¿crees que tendría algo con ella?"

"¿Yo qué sé? estás de fiesta con ella y no conmigo" me río incrédula

"Me dejaste por irte de fiesta con tus amigos ¿y yo no puedo hacer lo mismo?"

"¿Entonces querías darme una lección?"

"¡qué dices! ¡ni siquiera esperaba verte aquí!" mi mente tiene un rayo de lucidez "¿qué haces aquí?"

"te llamé por una hora hasta que me contestó una tal Oriana"

"¿y por qué estás acá?"

"¡porque soy tu novia Mishka! ¡te dejé en tu casa y mira dónde te encuentro! ¡en el puto nightclub!"

"deja de gritarme" pido tratando de calmar las sacudidas de mi cuerpo, siento el alcohol adormecer mi sistema y sentirme alejada de la realidad. Me coloco mi gabardina con dificultad y de soslayo veo a Miko acercarse, doy un paso hacia atrás.

"Te dejé en casa, parecías agotada y yo tenía pendientes ¿por qué no puedes darme tranquilidad cuando te dejo sola?" sus palabras hieren mi amor propio y siento unos dientes morder mi estómago provocándome náuseas. "vamos a la casa"

"No. Yo me voy a mi casa. No quiero dormir contigo esta noche" hablo con la voz ahogada tratando de tragarme las lágrimas que se acumulan en las retinas.

"No quiero pelear Mishka, estoy cansada." giro sobre mi eje y echo a andar con las manos metidas en los bolsillos, los taxistas amontonados en la fachada de Poppy comienzan a ofrecerme sus servicios y me escabullo dentro del auto del hombre que aparenta mayor edad. En el camino el sueño y el alcohol mantienen mi mente desorientada y entretenida en las luces de los edificios y tiendas. Cuando el taxista muy amablemente me deja lo más cerca posible del ascensor me doy cuenta que así solía ser mi vida un mes atrás, pero llegaba con el cuerpo y el alma ligero, no con las piernas como plomo y el corazón pesado.

Mastermind [Young Miko] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora