Un profesor de baile de un pequeño pueblo lo deja todo y se va a hacer un viaje por las montañas completamente solo. Espera que este viaje le ayude a encontrar el camino que quiere en su vida y quizás dejar de esconderse.
¿Quién le iba a decir que...
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Han no madrugaba, estaba claro. El enredo de piernas y brazos en la pequeña tienda fue una prueba difícil de superar si uno de los implicados no estaba dispuesto a colaborar y Minho pudo comprobar de primera mano aquello. La profundidad del sueño del chico a su lado era tan absoluta que ni zarandeos, empujones y llamamientos le hicieron espabilar. Cuando liberó la pierna derecha se dio cuenta como, lamentablemente, la izquierda estaba compactada entre dos piernas ajenas y el propio saco enrollado sobre ellas. Seriamente se replanteo la vida de un profesor de baile cojo, es decir... habría perdido como 1/4 de habilidad... Podría ser peor, con 3/4 de cuerpo funcional le valía. Diez minutos después le bastaba con un 2/4 de capacidad, sobre todo si contaba que la pierna empezaría a dejar de funcionar por ella misma, consecuencia directa de haber perdido el riego sanguíneo en algún momento de la noche.
Minho había tenido una de las peores noches de su vida. No durmió hasta bastante tarde, dándole cuerda a la estúpida lámpara para el estúpido Han que tenía miedo. ¿Y quién mierda le ha mandado a él a hacer esa cursilada? NADIE ¿Qué porque lo ha hecho? Eso se pregunta el también. Quizá es la casualidad del universo interfiriendo en un improbable y contradictorio encuentro del destino. Con la luz del sol tiene las cosas un poco más claras, sabe que huir no ha sido la mejor de las opciones pero una vez hecho, volver solo le va a hacer quedar como un niñato que solo ha querido llamar la atención. La idea de volver le retuerce el estómago. Espera que Seungmin haya hecho de amigo, que al menos sus padres sepan que, aunque haya huido como un cobarde, está a salvo y que sobre todo, sus gatos estén bien. Confía en Seungmin más de lo que creía, mucho más, pero eso es tema para otro momento. Cuando la vida no se le esté derrumbando encima.
La negatividad de las emociones empieza a atacar el estómago en cuanto se siente despierto, así que tiene que moverse para evitar que le invadan el corazón. Ya sin miramientos se revuelve para liberar el resto de sus extremidades, Han rueda un poco, y molesto pero dormido, se abraza más fuerte. Hay una lucha en la que Minho primero tiene miedo de molestar al chico y luego ya se da cuenta de que tienen que ir a por todas. Libera una de sus piernas pero le pasan una por la cintura a modo de llave y el otro brazo le rodea el cuello. Sintiendo superado, por el cuerpo contrario, que siempre ha estado encima, Minho se rinde dejando la extremidades lacias.
- El secuestro en un delito... Estoy seguro-La voz rasposa como consecuencia de la noche.
Este no obtiene respuesta, solo unos ojos grandes, redondos y brillantes que le miran. La cara apoyada en su hombro, las pestañas enormes, rizadas y las extremidades en cualquier parte del cuerpo ajeno que le prieta.
- Han... -Se intenta aclarar la garganta- Déjame...
Con un movimiento exageradamente lento, o eso le parece a Minho, el chico pestañea.
- Podría acostumbrarme a despertar encima de ti cada mañana... Con esa voz, diciendo mi nombre... -La voz, aún ronca, es dulce.
- Han... -Minho mira hacia otro lado, no quiere enfrentar su mirada, ni su cara ni nada, ni enfrentar el sonrojo que le sube por el cuello- ¿No crees que es muy temprano para la sesión de tonteo?
