Un profesor de baile de un pequeño pueblo lo deja todo y se va a hacer un viaje por las montañas completamente solo. Espera que este viaje le ayude a encontrar el camino que quiere en su vida y quizás dejar de esconderse.
¿Quién le iba a decir que...
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Después de eso no se acuerda de mucho, solo que llegó al refugio, ni sabe como, que el miedo hizo el resto. Con Han desplomándose en sus brazos entró al salón, abrió la puerta como pudo y cargando al chico con las pocas fuerzas que le quedaban. Le tiende en el suelo justo enfrente de la chimenea, que está en su esplendor y emite demasiado calor en comparación con el frío que se ha asentado en sus cuerpos.
Lo primero que hace es quitarle a Han su chaqueta, intenta hacerlo con cuidado pero la desesperación es mayor. Luego le aguanta la cara y con la otra mano baja hasta el cuello, buscándole el pulso. Tensa la mandíbula sin darse cuenta y los dedos que presionan la piel contraria tiemblan. Todo se detiene, incluso el mundo-Al menos para Minho- cuando nota el latido débil pero constante en Han. Se deja caer de culo en la tarima, rendido observa al chico ser alumbrado con la luz de la caldera y se pierde un poco en cómo las sombras del fuego titilan en su rostro. El corazón oprimido y el alma a los pies.
No se permite descansar, siente que no se lo merece, porque todo es su culpa y Han su máxima y única prioridad. Dori se acerca curiosa, olisqueando al chico tendido mientras Minho le empieza a quitar los zapatos. La sala está caliente, pero necesita subirle la temperatura más rápido así que va corriendo a la ducha y deja abierto al máximo. Se alegra muchísimo haber abierto la llave de paso del gas la noche anterior. "Gracias Minho idiota del pasado, solo una cosa hiciste bien" Se recrimina.
Vuelve con Han, tiene la cara menos pálida pero los ojos siguen cerrados, lleva aún la camiseta y los pantalones y Minho sabe que debería quitárselo todo porque está mojado... Pero hay una barrera ahí, una que en su mente grita muy fuerte. Consentimiento.
Se sienta a su lado, colando el dorso de la mano otra vez en su cachete comprobando la temperatura que no tiene muy claro si ha subido o no.
- Han... -Llama mientras le zarandea levemente- HAN HAAAN-Se detiene cuando el chico abre los ojos y automáticamente Minho le sonríe- Hola...
El chico trata de articular sin emitir sonido, pero al menos la mirada la tiene centrada. Que una persona en estado de hipotermia se duerma no es bueno, asi que debe mantener a Han despierto.
- Vale...Pues-Empieza controlando el temblor de su voz- Necesito subirte la temperatura y lo mejor será que te bañes con agua caliente...¿Vale?-Han solo le mira así que Minho añade- Parpadea dos veces seguidas si lo entiendes-Primero una vez, especialmente lento y luego el otro, bateando las pestañas enormes y cristalizadas al hacerlo.
- ¡Genial! Voy a llevarte ¿Vale?
Dos parpadeos más rápidos y un leve asentimiento. Iba mejorando. Minho le carga de nuevo cogiendo al chico como si fuera una princesa, porque, suponso, así le iría mejor ahora que no necesitaba correr por la montaña y Han pareció más recompuesto cuando dejó caer el mismo la cabeza en el hombro contrario.
