Seúl

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Eran cinco horas hasta Seúl y Minho no era la persona más paciente

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Eran cinco horas hasta Seúl y Minho no era la persona más paciente. La camioneta renqueaba con un sonido estridente y después de una hora sin que el vehículo se desmontara en mitad de la carretera dejó de preocuparse por él. Es decir, podría darle importancia, sobrevivir estaba en su lista de tareas, pero estaba por detrás de llegar antes de las doce de la noche a Seúl. 

Habían pasado seis meses desde la última vez que le vió, al menos en persona, y un mes y medio desde que compró la entrada para su primer concierto. No va a mentir y decir que ha sido fácil, tampoco añadirá nada a su favor pero la realidad es que, una vez que salió de su vida con aquella despedida en mitad del bosque Minho ha vuelto a su realidad fingiendo que ahí no pasó nada.

Aunque sí pasó.

Y lo recuerda cada día como terapia para no olvidarse de lo bonito que se sintió amar a alguien.

Pero se ha convencido que siguió adelante y no que se estancó en un bucle temporal que duró cuatro días, con sus tres noches y que puso su mundo del revés. 

No piensa mucho en eso cuando las luces de Seúl le reciben como un millar de letreros, direcciones y tráfico. No está acostumbrado a conducir mucho, alguna vez ha ido a los pueblos colindantes por las carreteras serpenteantes de la montaña que los rodea. Nunca más de 40 minutos de trayecto, por eso ahora apenas siente los músculos de las piernas y los gemelos se le han cargado hasta provocar un dolor continuo y exasperante.

Cuando el gps del móvil le lleva al recinto se da cuenta de que ese sitio no es para él. Pasa con el coche por la puerta y sabe, a ciencia cierta que no está pintando nada ahí. Estaciona unas calles más abajo y la lluvia de finales de primavera cae fina y perezosa sobre él. Es un recinto para quizá unas 5000 personas, y aunque, puedan no parecer muchas, para Minho es abrumador la cantidad de gente. Una vez se encuentra en la puerta enfrentando al completo el espacio se da cuenta: Su pueblo entero cabe dentro, las 1500 personas que conforman el censo de Kumgang son aproximadamente el 25% de la capacidad del garito en el que se encuentra. 

El escenario al fondo está casi completamente vacío. Tres pies de micros se encuentran en el centro, un teclado y un ordenador esperan casi escondidos al fondo. Los gritos son ensordecedores, sobre todo por los grupos de chicas que se han colocado al pie de la tarima y gritan a todo pulmón, a Minho le duele solo de verlas. Mientras le escanean la entrada mira al chico del staff de la puerta y tímido pregunta:

- ¿Hay forma de conseguir entrada para acceder al meet and greet o algo similar?

Las cejas enarcadas son suficientes respuesta para él, aun así, con voz rasposa el chico sin humor le responde:

- No conoces mucho a estos chicos ¿Eh?

- ¿Por qué?-Está confundido, en realidad solo viene por uno de ellos pero es cierto, que decir que le conoce tampoco es... Real.

- Lo más cerca que estarás de conocerlos es una foto en internet amigo.

- Y no puedo... -El chico le mira intrigado- ¿Hacerles llegar un mensaje?-No es que tuviera un plan... pero si quería que él supiera... que un dia fue a verle, que aunque nunca llegaron a nada, estuvo ahí... Mirándole y echándole de menos.

- No imposible- Responde tajante.

No hay mucho más que hablar y con gestos le indica que continue, como todo en la vida, hay que seguir hacia delante, el tiempo no se detiene y aunque el bosque te proteja de la realidad, el mundo real siempre está esperando.

Tres figuras salen al escenario, pantalones anchos y oscuros, dos con sudaderas oscuras, gorras y mascarillas. Podrían ser tres perfectos desconocidos perfectamente pero uno de ellos no. Uno de ellos llevaba una chaqueta blanca, gastada en los codos con parches y botones, se podría decir que ESA la chaqueta favorita de Minho.

Y no podría olvidarla aunque quisiera.

Ni al chico que la lleva encima del escenario, luciéndola como si siempre le hubiera pertenecido.

En medio del escenario J. One cantaba "Close" y Minho solo puede recordar la voz acolchada en un refugio en mitad de la nada. Cantando otra canción, pero solo para él... 

Entonces mira al escenario con la ilusión de que le vea, aunque sea consciente de que es imposible. No puede evitar tener la esperanza de que, entre la marabunta de personas que le gritan y corean, que entre todos Hannie le vea a él y solo a él...

La música ha acabado cuando la realidad le alcanza en forma de mensaje de texto:

>Minju: Hola 💜 Te espero en esta dirección (localización 📍) 😏

Y Minho se encamina saliendo por donde ha venido con la tristeza de un recuerdo que amenaza con desaparecer y la desilusión de algo que nunca pudo haber sido.


¿O si?

Nos vemos en la segunda parte:


https://www.wattpad.com/1418209842-real-world-minsung-welcome-to-the-village/page/2



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Into the Forest (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora