Capitulo 5

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1 de febrero de 1940

El sol se estaba ocultando entre las montañas, la luna le brindaba a cada parte de la cuidad con aquellos destellos de luz que desprendía, en el cielo oscuro solo se notaban con claridad las estrellas que se encontraban dispersas y en medio de ellas estaba una luna llena, la luna que era testigo de lo sucedido en aquella noche.

Los sollozos de dos personas se escuchaban con claridad, aquellas lagrimas que desprendían y que con nada curarían aquella herida que fue abierta.

-¿Cuándo me ibas a decir que te irías? -menciono la pelirubia, mientras limpiaba sus lágrimas con un pañuelo.

-Te busque durante estos días, cada tarde venia con mis padres en tu búsqueda, pero en ningún día estabas en casa.

-Es una mentira Jen, yo siempre me he encontrado en casa, no había salido de ella hasta el día de hoy -respondió con un tono casi inaudible.

-¿Lo que me dices es cierto? -cuestiono con cierto interés.

-Claro que si, no sería capaz de mentirte, lo que te estoy contando es totalmente cierto.

-Tu padre me decía que no estabas y que estabas de viaje junto a tu madre -lo miro con indignación, no creía que el padre de Lisa fuera capaz de mentirle.

-¿Mi padre te decía eso?

-Si... él me decía eso, no pensé que solo fueran engaños.

Jennie bajo su mirada a dirección a la planta de sus pies, sus manos se amoldaron entre ellas y empezó a recriminarse por haber dicho tal confesión.

-No lo puedo creer -soltó con un tono de molestia al hablar.

-Por favor, no te enojes con tu padre, solo te pido eso.

La voz de Jennie se escuchaba entrecortada, era muy evidente su hablar, ya que había llorado junto a Lisa durante mucho tiempo.

-Estuvo muy mal al tener que mentirte Jen, y al no querer permitir que me anunciaras de tu partida -declaro con cierto arrepentimiento ya que la había culpado sin ser consciente de lo que pasaba.

-Lo entiendo, pero aún asi no quiero que tengas una discusión con tu padre, es lo que menos quiero provocar -aquella respuesta había causado una sonrisa en el rostro de Lisa.

Cada día estaba más convencido que Jennie era la chica de sus sueños.

-¿Puedes apartar tú mirada de mí? -las mejillas de Jennie se encontraban sonrojadas ante la mirada intensa que le mandaba el castaño.

-¿Por qué motivo dejaría de hacerlo? -sonrió al ver lo que sus actos provocaban en ella.

-Me pone nerviosa tener una mirada mirándome fijamente.

-¿Mi mirada de causa nerviosismo?

-Si, lo haces y eso sucede desde hace mucho... -la oración fue interrumpida por una voz familiar.

LISA

-¡Hija, debemos irnos a casa por las maletas, para llegar justo a la hora que llega el tren! -mis sentidos se incorporaron de nuevo al escuchar esa oración.

-¿Ya te iras? -mi voz salía con esfuerzo, después de todo había llorado todas estas horas.

-Si, me tengo que ir -sentía como cada palabra creaba una cierta presión en mi interior, me dolía y demasiado.

Jen hizo el intento de levantarse de la banqueta en donde estábamos sentados, pero impedí que se fuera, antes de que se fuera quería darle un pequeño detalle.

𝙻𝚞𝚗𝚊 𝚕𝚕𝚎𝚗𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora