II. Shinin' like a supernova

394 32 10
                                    

"I once was a girl
with dignity and grace".



Soy joven, libre y una amenaza.

Los tres entran en la taberna de esa ciudad algo más alejada de lo que acostumbran y el olor a alcohol, a borrachos sin prisa por regresar a sus casas en las que mujeres realmente cabreadas les están esperando, a vómito en cada rincón les golpea de frente. John saca pecho, pone cara de malas pulgas y mira a su alrededor. Arthur hace como si nada, no se fija en nadie en particular, sólo busca con la mirada una mesa libre en la que puedan sentarse sin tener problemas. Y Margaret llama la atención de la mitad de los hombres que se encuentran reunidos en ese antro, todo porque va vestida de forma poco convencional para ellos: vaqueros, camisa, sombrero, botas y cinturón de armas. Cumple veinte años y esas prendas han sido el regalo de los cuatro hombres a los que más quiere, así que poco le importa ser el centro de atención de cuatro borrachos sin nada mejor que hacer en su vida que ir a beber día tras día para ahogar sus frustraciones y penas.

John y Arthur se sientan en una mesa lo más alejada posible del tumulto de gente, Margaret les ordena que esperen allí, es ella la que va a pedir las bebidas. Ninguno de los dos es capaz de rechistar porque la sonrisa resplandeciente y emocionada de la chica les ablanda, no le quieren quitar la ilusión en su día. Maggie se acerca a la barra y dos hombres no tardan en acercarse a ella sin ser especialmente sutiles.

– Ponme tres cervezas –dice, dejando las monedas frente al camarero.

El dueño del local la mira con el ceño fruncido pero es una clienta más y le está pagando así que comienza a servirle lo pedido.

– ¿Te crees un hombre?

Uno de los borrachos que se habían acercado a ella le habla casi en el oído y Margaret se aparta con el desagrado dibujado en su cara.

– Apártate.

– Responde, zorrita.

Ahora le habla su compañero, justo al lado contrario por lo que está acorralada entre ambos. Margaret suelta un fuerte suspiro, intenta que su cuerpo no se tense más de lo que ya lo está y mira al camarero quien se encoge de hombros al ver la situación, más que acostumbrado a eso y mucho peor. La muchacha se da prisa en recoger los tres vasos y largarse de allí con las miradas de ambos babosos clavadas en ella, más bien en su culo. Escucha sus risas ahogadas y decide no darles más importancia de la que merecen, no está ahí para pasar un mal rato y no quiere que ni Arthur ni John se metan en ninguna pelea.

– ¿Qué ha pasado con esos? –a Arthur no se le escapa una.

– Nada, están borrachos Arthur.

El muchacho les lanza una mirada que ellos sienten como si fuesen dos balas de revólver impactando en sus cabezas, se vuelven, dejando de mirar a los tres jóvenes.

– Oye, ¿estás seguro de que está bien dejarte beber, John?

Maggie lleva preocupada por el mismo tema desde que han salido del campamento. John insiste en que ya tiene edad suficiente y que tampoco se va a emborrachar; Arthur tampoco parece muy conforme pero no es decisión suya. Por un día que el chico haga lo que quiera, ya verán al día siguiente si se lo permiten de nuevo o no.

Empiezan a beber, se animan, charlan y se ríen intercambiando anécdotas que hacen sonrojar a John en más de una ocasión porque es el blanco de burlas favorito de Arthur, no puede evitar meterse con él y viceversa. Margaret tiene la cara colorada, aún no está borracha pero cree que acabará estándolo si siguen así. Se ha desabrochado los primeros botones de la camisa por el calor que hace allí o el calor que sólo siente ella al ver a Arthur camino de la borrachera, con el sombrero sobre la mesa, las mejillas coloradas, los ojos envueltos en diversión, una sonrisa que la invita a mirarle durante toda la tarde, la noche y la madrugada si hace falta. No podría estar más guapo, más atractivo, más Arthur Morgan. En todo su esplendor. Podría ser el vaquero con la cara más perfecta que haya visto jamás, no hay nadie como él. Y encima la hace reír, es gracioso y eso sólo aumenta más su encanto. Arthur dice cualquier tontería y Margaret tiene que reírse, aunque quiera aguantarse la risa no puede evitarlo y estalla en carcajadas con sus ocurrencias, con sus palabras mal dichas, con su pronunciación entre dientes que le hace parecer un viejo cascarrabias.

But There's Also Love And Beauty (Cara A) II Arthur MorganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora