III. War Of Hearts.

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"Hidin' all of our sins
from the daylight".

Rata. 

A Maggie le gusta sentarse en el embarcadero del nuevo campamento de Clemens Point mientras hace cualquier tarea que requiera estar sentada más tiempo del que sus piernas puedan soportar sin quedarse entumecidas. Esa mañana le ha propuesto a Abigail sentarse allí juntas mientras cosen. Maggie se enrolla los pantalones hasta casi las rodillas, Abigail se recoge un poco la falda y dejan que el agua les moje los pies en una sensación agradable. Hace un buen día, no demasiado caluroso pero sí lo suficiente cómo para dejar las chaquetas a un lado, remangarse y dejar que la piel salude un poco al sol. Jack está rondando cerca, su madre tiene puestos más ojos en él que en la tarea que tiene entre manos pero Maggie no la culpa; jamás había visto un amor tan inmenso hacia un hijo como lo ve en Abigail con Jack.

El resto de miembros de la banda deambulan por el campamento: haciendo tareas, discutiendo ( Susan discute de nuevo con Mary-Beth porque la ha pillado leyendo alguno de sus libros ), bebiendo, preparando la comida, pensando en el siguiente golpe que puedan dar. Arthur ha ido de nuevo con Sadie a Rhodes para hacer algunos recados a Pearson y así evitar que éste y la señorita Adler terminen usando los utensilios de cocina para algo más que cortar la carne de caza. Sadie por fin ha dejado atrás los sentimientos de tristeza que la consumían el alma y la impedían seguir adelante; por fin ha mostrado un lado suyo completamente desconocido para el resto que ha resultado ser muy útil. Aunque quizá demasiado temerario.

– Espero qué Sadie no se esté metiendo en ningún lío –bromea Maggie.

Abigail ríe y niega con la cabeza, imaginándose a la mujer pegándose a puñetazo limpio con algún borracho sin futuro en la taberna de Rhodes. Pero su risa y la sonrisa de Maggie se apagan de golpe como la llama de una vela en mitad de un vendaval al escuchar la voz de Micah a sus espaldas: 

– Vaya, vaya, a quién tenemos aquí. 

Sólo por escuchar su desagradable tono de voz Margaret estaría dispuesta a clavarle sus cuchillos arrojadizos, uno detrás de otro, en la garganta. Así se aseguraría de que ese hombre que por desgracia tiene que soportar, no volviese a pronunciar palabra alguna. 

– ¿Qué quieres Micah? –Abigail le habla con desdén, sin mirarle.

– Sólo quería asegurarme de que las tareas se hacen –habla con una sonrisa en los labios. 

– Lárgate –responde Abigail, sin ganas. 

– ¿Y tú, Micah? –Margaret comienza a hablar, dejando a un lado la ropa que estaba cosiendo–. ¿Haces algo? Quiero decir, aparte de hablar, molestar y seguramente robar de los ahorros del campamento –se pone en pie. 

El hombre se ríe pero sus ojos no engañan y se atisba el malestar que le ha producido lo que ha dicho la mujer. Se enfrentan con la mirada, en el interior de sus cabezas, posiblemente, se están matando mutuamente y Margaret daría lo que hiciera falta por hacerlo realidad; pero no puede. Los ojos de Micah vagan por la figura de la mujer y se detienen en la cicatriz qué tiene en los labios. 

– Esa cicatriz, me gustaría saber cómo te la hiciste –habla provocando. 

Maggie sonríe y se lleva una mano al cinturón donde tiene enfundado su cuchillo. Abigail se ha puesto en pie hace escasos segundos, preparándose para calmar la tormenta que está a punto de caerles encima. 

– Si quieres te hago una demostración de cómo fue –responde, acercándose más al hombre quien la mira divertido. 

– Déjalo Margaret –Abigail intenta calmarla, sujetándola del hombro, en vano. 

But There's Also Love And Beauty (Cara A) II Arthur MorganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora