El principio del fin.
Ya escucha las voces fuera de la mansión. A Dutch y Hosea repetir el plan una vez más. A Bill quejarse de él sabe qué y de quién. Escucha a John en la habitación de enfrente asegurarse de que Abigail está segura de querer ir. A Jack preguntar si su madre estará bien. Entre tanto alboroto, termina de engominarse el cabello, recogido en un pequeño moño y todo echado hacia atrás. La idea es que nadie se percate de que hay una mujer entre tanto delincuente y ladrones de bancos y con la ayuda del traje que no le marca el pecho el asunto parece solucionado.
Robar el banco de Saint Denis. Ciudad llevada hasta el momento por Bronte, al que Dutch ha quitado la vida sin reparo alguno. Sólo desea que ese no haya sido el mayor error de sus vidas y les repercuta en un futuro inminente, de lo contrario están jodidos. Pero quiere quitarse las dudas de encima, no las necesita, no un día como ese en el que tiene que estar completamente centrada en lo que está haciendo. Es el último golpe, el último robo, según Dutch. El último antes de poner rumbo al paraíso, eso es lo que asegura. Dinero y un lugar donde puedan vivir tranquilos, sin necesidad de huir continuamente. Una vida que no han tenido hasta el momento, qué ninguno sabe lo que es, ni siquiera lo han rozado con la punta de los dedos. Pero Dutch está completa y ciegamente seguro de que así será.
– ¿Estás segura de ir?
Arthur la mira apoyado en el marco de la puerta, preparado.
– Sí, totalmente.
– Sabes qué Dutch y yo estamos de acuerdo en que te quedes.
– Yo no. Quiero ir –le mira.
Él desiste, asintiendo con la cabeza y bajando la cabeza. Margaret no formaba parte del robo en un comienzo, hasta que quiso involucrarse sí o sí, y no estaba dispuesta a aceptar un no por respuesta, forzando a esos dos hombres qué tanto se preocupan por ella a terminar aceptando su decisión. Hosea se mantuvo al margen, dejándole la última palabra a la muchacha.
– Arthur, sé cuidarme, no va a pasar nada, ¿de acuerdo?
Termina de preparar todas las bolsas necesarias. Cuando parece que todo está listo, cierra los ojos y suelta el aire de sus pulmones poco a poco. Ella dice qué todo va a salir bien pero el nudo en el estómago lleva ahí desde que se ha levantado. Ese robo significa demasiado y no pueden cagarla.
– Todo va a salir bien.
Por un momento cree que ha hablado sin darse cuenta, pero cuando abre los ojos se da cuenta de que quien ha hablado es Arthur, calmando sus nervios, mitigando sus miedos. Tranquilizando sus agitados sentimientos. Le mira y sí, no podría estar más segura de que va a salir perfecto, la seguridad de sus ojos le habla, le llena de un calor reconfortante. Los ojos de Arthur no pueden mentir.
Sonríe y asiente, decidida.
– Vámonos.
El paraíso les espera. Verdad, ¿Dutch?.
Y sí. Todo parece marchar bien. Arthur está abriendo ya la última caja fuerte con Margaret y Dutch controlando al empleado del banco que se ocupa de esa zona. Sí, todo parece marchar bien. Margaret recibe la última bolsa con dinero. Es mucho. Muchísimo. Ya puede casi palpar la libertad. Hasta qué la voz de John se cuela en sus oídos y le da un vuelco el corazón. Los tres se aproximan corriendo a las ventanas situadas a la izquierda del banco y a Margaret ya no sólo le da un vuelco el corazón sino el cuerpo entero al ver a los Pinkerton con Hosea. Abigail también parece estar retenida.
– Dutch... –intenta decir algo pero no le salen las palabras y decide agacharse, entre los dos hombres qué se ocultan a los lados de una ventana.
Se quita la máscara. Ha empezado a sudar y siente qué se ahoga con cada palabra que intercambian el agente Milton y Dutch. Se asoma lo justo y es ahí cuando dejan libre a Hosea. El sonido del disparo que impacta en el hombre segundos después de dar dos pasos resuena en los oídos de todos y Margaret cree haberse quedado sorda por unos instantes porque no escucha nada, sólo silencio y el ruido qué hace Hosea al chocar contra el asfalto. Se esconde de nuevo, la espalda pegada a la pared, revólver el alto y comenzando a respirar demasiado rápido.
ESTÁS LEYENDO
But There's Also Love And Beauty (Cara A) II Arthur Morgan
RomanceArthur recuerda los ojos azules llenos de temor y odio qué vio por primera vez en una niña de ocho años. Una criatura tan delgada qué temía qué fuese a romperse en cualquier momento y con el cabello más largo qué jamás había visto. Recuerda esa pequ...