Intentos fallidos.
Arthur se dió cuenta rápido. Tal vez fue cuando John tenía catorce años y conoció a Frank; tal vez fue después, una de tantas veces en las que John intentó, sin mucho éxito, impresionar a Margaret. Nunca fue un tipo romántico, más bien rudo y bruto, con Maggie era algo más cercano, pero a la hora de un acercamiento más personal, John Marston no tenía muchas posibilidades, al menos a ojos de Arthur, quien lo veía desde lejos y no podía sentir otra cosa que no fuese lástima por él.
En diversas ocasiones John se acercó a la muchacha cuando ella estaba sola, normalmente leyendo un libro o afilando su cuchillo. Se sentaba a su lado, nada sospechoso, y hablaban, Arthur les observaba desde algún lugar, siempre daba la casualidad de que él estaba cerca cuando se daban estos intentos por parte de John. Se reían, Maggie le mostraba lo que estaba leyendo y Marston fingía un profundo interés por el relato que su amiga le narraba, al final la invitaba a salir, a tomar algo en alguna taberna, Margaret aceptó en más de una ocasión, el problema es que Arthur se unía a ellos por petición de la muchacha. John le lanzaba una mirada repleta de rencor a su amigo pero no podía negarse o quedaría al descubierto.
Arthur quiso echar una mano a su joven amigo, quiso intentarlo, habló con Margaret. Tuvieron una charla en la que Frank fue más protagonista que el propio John: "sí, claro, estoy enamorada de Frank, Arthur", "Arthur, hemos hablado de esto muchas veces, llevo con él desde que tengo dieciséis años", "¿a qué viene tanta pregunta?", "¿qué estás tramando?", "¿hay algo que tenga que saber?".
"¿John está bien?". Arthur habría respondido: "no, obviamente no está bien, ¿es que no lo ves mujer?", en cambio decía que no, que no ocurría nada. ¿De verdad no se daba cuenta? Rotundamente no. Margaret no parecía darse por aludida si Arthur le decía que John estaba sintiendo algo por una chica. Se limitaba a decirle, entusiasmada: "tengo que hablar con él, ojalá siente cabeza con esa persona", Arthur se apresuraba para prometerle que no le diría nada. ¿Desde cuándo Margaret era tan despistada?
La noche en la que Arthur sintió ese algo en sus entrañas, esa noche en la que sintió que algo se estrujaba dentro suya pero sin saber el qué, fue cuando Marston apareció borracho. Ya está, de esa noche no pasa, se lo va a decir, se le va a escapar de mala gana, pensaba el forajido, qué se encontraba, por una vez, en primera fila, sentado junto a Margaret, hablando. John se acercó a ellos dando tumbos, Maggie no pudo evitar rodar los ojos y soltar un fuerte suspiro al verle en esas condiciones. Arthur se temió lo peor. John se quedó mirando a la muchacha con una sonrisa pícara, ella preguntó cuánto había bebido a lo que John sólo respondió aproximándose a ella, le tendió una mano, Maggie aceptó y una vez estuvo de pie frente a él, el joven la sujetó de la cintura y la atrajo hacia sí, juntándose demasiado, tocando donde quizá no debería y a una caricia de besarla. Arthur se puso en pie pero la reacción de Margaret fue mucho más rápida y efectiva que cualquier cosa que el forajido hubiese podido hacer. La bofetada que impactó en la mejilla de John resonó por todo el lugar, llamando la atención de la gente. Funcionó. John se apartó y la miró para decir, aún borracho: "lo siento, eres la mujer más bonita que existe, Maggie, y yo el hombre más feo". La muchacha se echó a reír y a Arthur se le escapó alguna que otra carcajada aunque no era su intención, negando con la cabeza. John se tiró hacia ella de nuevo para abrazarla, completamente ajeno a sus propios actos. "¿Quieres que te lleve a la cama, Marston?", Margaret y su infinita bondad con todos los miembros de la banda y aún más con Arthur y John. El joven asintió, pegado a ella, sin volver a hablar. "No eres feo, John, no digas eso, ¿vale? Seguro que tienes a más de una chica loca por ti, mi pequeño vaquero", y esas fueron las palabras que a Arthur le revolvieron en lo más profundo.
John no recordaba nada a la mañana siguiente. Ni siquiera las palabras que Margaret le había dicho y Arthur no quiso decírselo.
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But There's Also Love And Beauty (Cara A) II Arthur Morgan
RomanceArthur recuerda los ojos azules llenos de temor y odio qué vio por primera vez en una niña de ocho años. Una criatura tan delgada qué temía qué fuese a romperse en cualquier momento y con el cabello más largo qué jamás había visto. Recuerda esa pequ...