—Eso lo explica todo —La voz llegó a través de la neblina del sueño, y Jimin gimió mientras abría los ojos. La cama olía bien y había algo cálido junto a él —. ¿Así que eso es lo tuyo? —continuó la voz sobre él —. Ella es más peluda que yo.
Jimin miró a Jungkook desde la cama, en donde estaba abrazado a Bamdi. Ahora, no tenía el corazón para alejar a la perra. Ella se incorporó lentamente, golpeando la mano de Jimin con su cola. Jungkook se inclinó y dejó que ella le lamiera la cara. Jimin quería unírsele felizmente.
—Buena chica. Papá normalmente no te deja jugar con los chicos, ¿verdad? —chilló Jungkook.
Jimin miró el cabello suelto de Jungkook y se arrastró fuera de la cama. No pudo evitar el cosquilleo de afecto al observar cómo Jungkook le daba tanto amor al perro. Incluso con un simple par de jeans usados y una sudadera con capucha, Jungkook se veía lo suficientemente bien como para comérselo.
—Ella solo... vino aquí por la noche. No dejó de molestarme hasta que la dejé entrar —murmuró Jimin y comenzó a vestirse. Otra persona tuvo que haber entrado antes también, porque una muda de ropa nueva estaba colocada sobre una silla junto a la cama.
—Ama a la gente, pero Damhee impuso esta regla sobre no dejarla dormir en los dormitorios, así que oficialmente eres un rebelde en esta casa —Jungkook se rió, sentándose y acercando a Bamdi. El perro claramente amaba a su amo, y ella se subió a su regazo al igual que había hecho con Jimin la noche anterior.
Jimin se puso la ropa, que era un poco demasiado grande, y solo entonces se dio cuenta al abrochar la cremallera de la sudadera, que probablemente pertenecían a Jungkook. Jimin no pudo evitar soñar despierto con Jungkook abrazándolo tan suavemente como lo hacía la sudadera gris.
—Realmente no odio a los perros —Jimin suspiró, mirando los dedos de Jungkook jugando con un pliegue en la piel de la espalda de Bamdi.
Jungkook se encogió de hombros. —Eres una sorpresa interminable, ¿no es así?
Jimin frunció los labios. —Los secretos rezuman a través de los agujeros en mi espalda.
Jungkook le dio una palmada en el hombro. —Vamos. Sin resentimientos.
—Soy un chico grande —Jimin asintió, pero cuando sus dedos se demoraron demasiado en los de Jungkook, rápidamente se apartó y acarició la cabeza del perro. Bamdi tenía una cara tan sonriente y unos ojos tan felices. Jimin no estaba a punto de querer convertirse en un rompe hogares cuando un perro de carácter tan dulce vivía aquí. ¿Y si Bamdi amaba a Damhee tanto como amaba a Jungkook?
—Bien. Es hora de llenarte el estómago, porque esta noche sudaras como un cerdo —anunció Jungkook, poniéndose de pie. Bamdi saltó, gimió y arañó la puerta. Ella también tenía hambre.
Jimin miró fijamente la amplia sonrisa de Jungkook. —¿Eso haré? —Se humedeció los labios y siguió a Jungkook mientras que salían de la habitación.
—Sí, necesitas entrenar, así que encargué a Seokju que trabajara contigo. Es menos asesino que todos los demás y te odia un poco menos —Dijo Jungkook, caminando hacia el frente de la casa.
La masa fresca y el café hacían que la cocina se sintiera hogareña, y la escena en la habitación parecía los primeros minutos de una película apocalíptica en donde al espectador le es presentado un hombre de familia de clase media que come panqueques para el desayuno y siempre es amable con su familia.
El lugar no parecía adaptarse a un hombre como Jungkook. O tal vez si lo hacía. Como el perfecto Dr. Jekyll para su Mr. Hyde. La mujer de la isla de la cocina tenía que ser Damhee, y Jimin no fue capaz de mirarla a los ojos después de lo que había pasado ayer con Jungkook. Su mirada se desvío hacia las inmaculadas baldosas del suelo.
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Love & Fists [Kookmin]
Random"Pelea hasta la muerte. Ama hasta los huesos." Jimin está de regreso en su ciudad natal e intenta hacer algo de dinero de la única forma que conoce: en una pelea ilegal de MMA. Con los puños desnudos. Y apenas pocas reglas. Todo lo que tiene que hac...