Epílogo

591 67 10
                                    

Jimin se tomó su tiempo para empacar. Si los Mongrels habían perdido su dinero esta vez, no era su problema. Él había cumplido con sus obligaciones, por lo que era hora de irse. Aún le dolía el culo después de la jodida del día anterior, pero era una buena clase de dolor, uno que le recordaría momentos agradables. Probablemente se sentaría en el autobús rumbo a ninguna parte y apretaría el trasero pensando en el cuerpo sudoroso de Jungkook elevándose sobre él. Y luego lloraría un poco por dentro, y después de eso buscaría folladas de vez en cuando. Porque ya no iba a negarse a sí mismo.

Hubo un golpe en la puerta y Bamdi levantó la cabeza, mirándola fijamente antes de lanzarse hacia la entrada con un gemido.

—¡Adelante! —Jimin dijo y cerró la cremallera de su bolso. Había cierta finalidad en el gesto, que no quería darle tantas vueltas.

Jungkook abrió la puerta de una patada y acarició brevemente la oreja de Bamdi antes de tirar de una caja grande y una bolsa de plástico igualmente enorme. —Hola. Todo el mundo ya salió.

Jimin se puso el bolso en el hombro. —Sí, no me gustan las despedidas así que no quería hacer un gran escándalo esta mañana. Diles que fue un gusto conocerlos.

Jungkook le frunció el ceño y dejó todo en el suelo. —¿Querías huir de mí?

Jimin se aclaró la garganta. Esto era exactamente lo que quería evitar. —Yo no lo llamaría huir… probablemente estés ocupado y todo eso.

—Estaba buscando tu regalo de bienvenida. Me harías trabajar más si tengo que devolver todo esto a la tienda —Dijo Jungkook, pateando la caja.

Los pensamientos de Jimin se detuvieron. —¿Qué? ¿Quieres quedarte conmigo? —Se dio cuenta de cómo sonaba eso y rápidamente reformuló la frase —. Quiero decir, ¿Quieres que me quede aquí?

Jungkook se aclaró la garganta. —Es un bonito juego de dormitorio, hecho con plumas de verdad. Entonces, ya sabes, podríamos estar cómodos aquí. Hablé con Cassie y Damhee, y no quieren que follemos arriba. Por jihyuk. Y puedes ser ruidoso —Jungkook se mordió el labio mientras se acercaba a Jimin.

Los ojos de Jimin se agrandaron. Jungkook de verdad quería quedarse con él. —No tengo un trabajo.

—Eres un peleador. Y eres bueno —Jungkook agarró la parte delantera de la camisa de Jimin y lo acercó más a él.

Jimin dejó caer su bolso al suelo. —Hice que perdieras dinero. Dos veces.

Jungkook resopló. —Sí, y una de esas dos pasó porque fui un idiota —Respiró hondo y miró a Jimin sin decir ni una palabra más.

—Con tu apariencia... —Jimin respiró hondo —. Hay chicos más atractivos que yo ahí fuera.

—Tú eres perfecto para mí y no hay muchos que estén dispuestos a aguantarme —Jungkook sonrió y se inclinó, su largo cabello le hizo cosquillas en la mejilla a Jimin —. Y yo no voy a cambiar.

—Entonces tu oferta es: ¿Consigo un edredón de plumas, y tú sigues siendo un bastardo arrogante y manipulador? —Jimin arqueó las cejas con una sonrisa. Eso era tan típico de Jungkook, y no pudo evitar sentirse atraído por eso. No creía que fuera capaz de enamorarse de un tipo normal y bueno.

Jungkook le mordió la punta de la nariz. —Puedo ser bueno cuando me gusta alguien. Además, parecía que te encantaba usar mi “herramienta”.

Jimin se acercó y besó esos labios perfectos, con los suyos magullados. Le encantaría usar la herramienta de Jungkook todos los días.

Jungkook cerró los ojos y se inclinó hacia el beso de Jimin. —Y cómo una ventaja especial. Tienes la oportunidad de hacer de prospecto con los Mongrels.

Jimin envolvió los brazos alrededor del cuello de Jungkook. Quería quedarse. Ni siquiera había querido admitir eso antes, pero ahora que era una posibilidad, su corazón comenzó a latir tan rápido que un sonrojo le cubrió el rostro.

—¿Y eso que implica? —Jimin susurró contra los labios de Jungkook antes de compartir otro beso. No se sentía tan lujurioso como cualquiera de los otros besos que habían compartido hasta el momento, pero la dulzura detrás de los labios de Jungkook hizo que el corazón de Jimin saltara de una manera completamente distinta. Jimin estaba besando a otro hombre, y estaba amando cada segundo de ello.

—Hm… hacer lo que los otros miembros te digan que hagas. Especialmente el presidente —dijo Jungkook con voz ronca.

—Ah, ¿sí? ¿Cómo qué? —Jimin apretó sus brazos, todavía abrumado por este nuevo cambio en su vida. Jungkook estaba sacudiendo su mundo hasta la médula, una vez más.

Jungkook se rio entre dientes y miró hacia abajo, con su nariz tocando la de Jimin. —Él podría decir algo como: “Prospecto, chúpame la polla”.

—Joder, supongo que tendría que hacerlo si voy a ser un prospecto —La sonrisa de Jimin se ensanchó, y se dejó caer de rodillas, sintiéndose eufórico. Estaba bastante seguro de que disfrutaría mucho de su tiempo en el MC de los Rabid Mongrels.






Fin.

Love & Fists [Kookmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora