Capítulo 03

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Jungkook no tenía miedo en él. Primero, le dio a Jimin un cuchillo después de haber jugado abiertamente con él, y ahora caminaba delante de él por un pasillo estrecho, aparentemente sin preocuparse de si su vida corría o no peligro. Pero, aun con todo lo imbécil que era, Dios, Jungkook era un hombre demasiado apuesto. Había una suavidad relajada en su andar mientras caminaba, balanceándose suavemente hacia los lados. Un mechón de bonito cabello rubio se le escapó de la coleta, y Jimin sintió que su piel se calentaba cuando comenzó a recordar lo que había pasado cuando Jungkook le folló la boca con la ferocidad de un loco. La incomodidad de la entrada forzada se había sentido tan bien que solo pensar en ello era como si le hubiesen dado una patada a Jimin.

Dicen que las personas que son populares en la escuela secundaria no necesariamente terminan teniendo éxito en la vida, pero ¿Jungkook? No había perdido ni un ápice de su encanto natural. Esbelto y de hombros anchos, con hermosos brazos y piel suave, lo tenía todo, tal como lo tenía diez años atrás. En la escuela, Jungkook era el chico que todos querían ser o con el que querían salir: guapo y lo suficientemente inteligente como para sacar buenas notas a pesar de no dedicar mucho tiempo a sus deberes y con un padre que solía ser extremadamente indulgente. Jungkook había sido el dueño de un auto bueno y de ropa fresca que la mayoría de los padres no darían a su hijo adolescente. No tenía un toque de queda y organizaba las fiestas más épicas, todo eso mientras era un tipo rudo con el que nadie quería cruzarse.

Jimin había estado en una de esas fiestas. Tímido y sin amigos, se había emocionado tanto como si Jungkook lo hubiese invitado al baile de graduación, y se había gastado todo su dinero en un par nuevo de zapatillas cool, sin darse cuenta de que literalmente se esperaba que la escuela entera asistiera, por lo que no había nada de especial en su invitación. Pero, cuando Jungkook extendió la invitación en el gimnasio donde Jimin había estado pasando el rato luego de la escuela, esa fue la primera vez que Jungkook le dirigió la palabra. O bueno, que se dirigió hacia él. En ese momento, Jimin no tenía mucho concepto de la homosexualidad, ya que definitivamente no era algo de lo que se hablara en su casa como algo más que un insulto. Lo que sí sabía era que la voz de Jungkook hacía que le revolotearan las entrañas y que su piel se volviera de gallina.

En la fiesta en sí, Jungkook le había pedido a Jimin que le trajera una cerveza y le había puesto una mano en el hombro mientras lo hacía. Jimin todavía podía recordarlo tan vívidamente como si fuera ayer. Desafortunadamente, cuando regresó de la cocina con una cerveza perfectamente fría, Jungkook se había ido con sus amigos a alguna otra parte. Jimin agonizó por su fracaso durante varios días después. Que tal vez si se hubiera tomado menos tiempo, Jungkook todavía habría estado allí, habrían pasado el rato y quién sabe qué otra cosa podría haber pasado. Pero que nunca pasó. Y lo más probable es que nunca hubiese pasado, ya que Jimin no se habría atrevido a hacer algún pase con Jungkook incluso aunque el tipo hubiese estado completamente borracho. Después de todo, no se había atrevido a hacer ningún pase con nadie. Nunca.

Jungkook abrió una puerta a la derecha y acompañó a Jimin a un gran cuarto comunitario de duchas, con cubículos abiertos y baños justo enfrente los mismos. El lugar era increíblemente a la vieja escuela, con azulejos de color crema, algunos de los cuales estaban rotos o desaparecidos, como los dientes faltantes en la sonrisa de un hombre viejo.

—Bien —dijo Jungkook, dándose la vuelta casualmente frente a Jimin —. Entra al
agua.

—¿E-eh? —Jimin pasó saliva y miró de Jungkook a las duchas —. ¿Ya mismo? —Él ya sabía la respuesta a su estúpida pregunta, pero estaba retrasando la ansiedad de tener que desvestirse frente al otro hombre.

Jungkook arqueó las cejas. —¿Debería hacerlo por ti?

Los ojos de Jimin se agrandaron. —¡No! —dijo con más fuerza de la que hubiera deseado. Entró en la ducha y se bajó los pantalones cortos después de tomar una bocanada de aire. El escalofrío inmediatamente hizo que su escroto se acercara más a su cuerpo, pero fue el fuerte silbido que siguió lo que hizo que su piel se erizara.

Love & Fists [Kookmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora