Capítulo 08

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La gente del lado de afuera estaba lista para arrancarle el corazón a Jimin y masticarlo, al menos eso era lo que Seokju le había dicho en cuanto llegaron al lugar. Esta vez la pelea era en una vieja bolera, con la jaula erigida en el sótano, igual que la semana anterior. Goliat ganó su pelea y ahora estaba celebrando felizmente con dos chicas en sus brazos y un gran ojo morado asomado por debajo de las vendas.

La pelea de Jimin estaba planeada para el final de la noche, y con su oponente siendo “El Freak”, estaba más que listo para un desafío. El tipo era famoso por no dar golpes, y según la leyenda de la que se rodeaba, había nacido en una institución para criminales dementes y nunca conoció a los padres que lo concibieron dentro de los muros del hospital. Según los informes, vivía en algún lugar del bosque y, en lugar de beber lo que todos los demás hacían, él tomaba semillas de chía en agua antes de cada combate.

Las voces rugieron fuera del vestuario improvisado, y Jimin supo que la pelea antes de la suya había terminado. Su piel hormigueaba con la misma emoción que siempre experimentaba antes de una pelea planeada. Su pecho estaba caliente, pero su mente se estaba ralentizando, preparada para la actuación rápida que se requería en la jaula.

Seokju puso una mano sobre el hombro de Jimin. —Él podrá ser el Freak, pero tú eres el Caníbal, ¿verdad? Solo necesitas quedarte en pie por el tiempo suficiente para que la pelea no parezca arreglada.

Jimin ni siquiera sabía si iba a continuar con eso o no. Jungkook se había comportado como una autentica mierda desde el día anterior. Claro, seguía siendo sensual como el infierno, pero la manera en que actuaba hizo que Jimin se preguntara si de verdad seguía queriendo follárselo Quizás, ¿sería mejor ganar la pelea, mostrarle el dedo medio a Jungkook y salir corriendo?

La puerta se abrió y Jungkook entró, como si hubiese sido convocado por un poder inexplicable.

—Cinco minutos —dijo, rodeando a Jimin, con las manos en los bolsillos.

La tensión entre ellos era como una cosa viva que respiraba, lista para atacar en cualquier segundo.

—Ya lo sé —gruñó Jimin en respuesta, negándose a alzar la mirada. Estaba tan harto de Jungkook. Estaba tan harto de los hombres.

Jungkook señaló con la cabeza hacia la puerta. —Seok, ve a hablar con Han. Quería algo.

Seokju miró su reloj. —Supongo que puedo. Buena suerte —dijo, dándole una palmada en el hombro a Jimin.

Jimin solo gimió en respuesta. Lo último que quería era estar en la misma habitación con Jungkook. Se había expuesto a sí mismo, inclinándose hacia todas las cosas de maricas a pesar de sus mayores miedos y mejor juicio, solo para ser rechazado. Cómo si hubiese sido él el impulsor del sexo en primer lugar.

—¿Estás listo para entregar el culo en bandeja de plata? —preguntó Jungkook con una gran sonrisa. Sus dedos se hundieron en la piel tensa de los hombros de Jimin, masajeándole los músculos.

—Quítame las putas manos de encima —Jimin odiaba lo bien que se veía Jungkook con esa sonrisa. Llevaba el pelo largo recogido en una cola de caballo desordenada, tenía un agujero en la camiseta y todavía parecía valer un millón de dólares. Jimin quería ganar la pelea solo para borrar esa bonita sonrisa de su rostro.

—¿Te estás acobardando? —Jungkook se alejó, pero Jimin se detuvo cuando sintió el cosquilleo de electricidad alrededor de su cuello.

Jimin apretó los dedos en puños. —¿Eso es lo que vas a hacer? ¿Electrocutarme antes de la pelea? ¿Por qué no hacerlo hasta el final y joderme con el taser? ¿eh? Aunque, será difícil hacer tap out sin moverme.

Love & Fists [Kookmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora