TU FAN || Kevin Álvarez

El dia de la propuesta

Kevin

Después de unos mágicos días explorando Pachuca con Melissa, decidí que hoy era el día perfecto para una propuesta que hiciera latir más fuerte nuestros corazones. Antes de que el sol pintara el cielo, me deslicé fuera de la habitación para preparar un desayuno sorpresa. Fui al supermercado y compré todo lo necesario para hacerle sus hot cakes favoritos, junto con frutas frescas y jugo de naranja. Quería que este día fuera especial desde el principio.

Regresé al bed and breakfast y comencé a preparar el desayuno con una mezcla de emoción y nerviosismo. Cuando todo estuvo listo, subí con cautela para sorprender a Melissa.

— ¡Buenos días! — la saludé con una sonrisa al entrar.

Melissa, aún entre el sueño y la sorpresa, sonrió al ver la mesa llena de delicias.— ¿Esto es para mí? — preguntó, con los ojos brillando de alegría.

Desayunamos entre risas y miradas cómplices, como si cada bocado sellara la conexión entre nosotros.

Después del desayuno, propuse un día de exploración por la ciudad que nos vio enamorarnos. Paseamos por calles empedradas y plazas encantadoras. Llegamos al restaurante que compartía historias nuestras y disfrutamos de un almuerzo lleno de delicias y complicidad.

— ¿Qué te parece si terminamos este día con un toque de magia en el cine? — sugerí, con una chispa traviesa en los ojos.

La tarde se deslizó entre risas y susurros en la penumbra de la sala de cine. Pero mi mente estaba completamente centrada en la velada especial que aún estaba por venir.

Al caer la noche, llegamos al parque donde nuestros perros se conocieron, iluminado solo por faroles y estrellas.

— ¿Recuerdas este lugar? — pregunté, señalando la fuente donde nuestros perros jugaron mientras nosotros conversábamos.

Sentados en una banquita al lado de la fuente, compartimos un helado y disfrutamos de la serenidad del parque. Fue entonces cuando decidí dar el siguiente paso.

— Melissa, estos días han sido increíbles. Quiero que sepas que estoy completamente comprometido a construir algo sólido entre nosotros.

— Desde el primer día que nos encontramos, supe que nuestro amor sería un viaje mágico — comencé, buscando su mirada.

Tomé su mano con ternura y continué con una poesía inspirada en nuestros momentos más especiales, recordando la primera vez que nuestros ojos se encontraron y cómo el tiempo se detuvo.

— En este rincón de Pachuca, donde floreció nuestro amor, quiero hacerte una pregunta que ha latido en mi corazón desde que nos conocimos. ¿Quieres ser mi novia, Melissa? — le pregunté, entregándole una caja adornada con un reloj y un ramo de rosas.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, reflejando el amor que compartíamos. Las palabras de aceptación se deslizaron suavemente de sus labios.

— Sí, Kevin, quiero ser tu novia — respondió, aceptando el regalo con gratitud y amor.

El reloj simbolizaba nuestro tiempo compartido y las rosas eran pétalos de nuestra historia. En ese rincón mágico de Pachuca, nuestra promesa de amor se renovó, marcando un día inolvidable lleno de romance y compromiso.

...

Mientras la luz de la luna acariciaba el parque, sentí que el día había sido un cuento de hadas hecho realidad. Las palabras de Kevin resonaban en mi corazón, y cada gesto, desde el desayuno sorpresa hasta la propuesta junto a la fuente, me recordaba por qué lo amaba tanto.

Las palabras de la poesía aún vibraban en mi mente, como versos susurrados por el viento. El reloj en mi muñeca y el aroma de las rosas en mis manos eran símbolos tangibles de nuestro amor renacido.

— Kevin, hoy ha sido el día más hermoso — le dije, mirándolo con ojos llenos de gratitud.

Juntos, nos quedamos allí, bajo las estrellas, disfrutando del presente y ansiosos por el futuro que ahora construiríamos juntos. La propuesta había marcado un nuevo comienzo, y en ese rincón especial de Pachuca, nuestras almas se entrelazaron una vez más, sellando un capítulo lleno de amor y promesas.