Bajo las Estrellas de Acapulco

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Kevin

La última noche en Acapulco estaba impregnada de una magia especial. Había coordinado cada detalle para hacer de este momento algo inolvidable. Había contactado a una decoradora que transformó un rincón tranquilo frente al mar en un lugar mágico con luces titilantes y suaves telas ondeando con la brisa nocturna.

Después de días llenos de risas y aventuras, Meli y yo disfrutamos de una comida en una marisquería a orillas del mar. Los sabores frescos del océano y la compañía mutua crearon una atmósfera relajada y llena de amor. Con una sonrisa traviesa, propuse visitar el centro comercial, sugiriendo que Melissa se diera un gusto con mi tarjeta de crédito. "Quiero que tengas algo especial para recordar estos días", le dije sin importar que mi tarjeta quedara en ceros.

Melissa, emocionada, aceptó la oferta y disfrutó de un día de compras. Alegremente, observaba cómo elegía con entusiasmo diferentes recuerdos de su viaje. "Gasta lo que quieras, mi niña. Quiero que tengas todo lo que desees", le aseguró.

Después de una tarde de compras y risas, regresamos al hotel para prepararnos para la "cena sorpresa" que anteriormente ya le había mencionado. Con una pequeña mentira piadosa, le dije que la llevaría a un restaurante especial para cerrar su viaje con broche de oro.

La lleve con los ojos vendados hacia el lugar especial que había preparado. La brisa salada acariciaba nuestros rostros mientras caminabamos hacia el rincón decorado con esmero. Al destaparle los ojos, Melissa se encontró con un escenario de ensueño: luces brillantes, velas parpadeantes y el sonido suave de las olas de fondo.

"Kevin, esto es... es increíble", expresó Melissa, con los ojos llenos de asombro.

Sonreí, sintiéndome satisfecho de haber logrado sorprenderla. "Quería que nuestra última noche aquí fuera especial. Pero antes de la cena, hay algo que quiero compartir contigo." Saque una carta de mi bolsillo y se la entregue a Melissa.

Ella la tomó con curiosidad y comenzó a leer las palabras llenas de amor y compromiso que había plasmado. Cada frase resonaba con la esencia de nuestra relación, cada palabra una declaración de mis sentimientos más profundos.

Todo de ti

Amo tu personalidad, tu manera de improvisar en situaciones difíciles. Amo como brillan tus ojitos cuando las cosas te emocionan, cómo te enamoras de pequeños detalles, cómo cantas y haces que mi corazón estalle. Amo la sonrisa después del beso, la mirada constante y los abrazos que terminan con mis miedos. Amo lo impredecible que eres, la inocencia que hay en todas tus sonrisas, tu mirada puesta sobre mí, la respiración acelerada. Amo que seas tan natural, tan libre, tan elegante y elocuente. Amo la determinación de tus acciones, las locuras que hacemos, nuestros planes, nuestros dramas. Amo imaginar un futuro contigo y amo más que estemos construyéndolo juntos.

Al final de la carta, mire a los ojos de Melissa, pronunció las palabras que habían estado en mi mente desde el inicio de nuestro viaje juntos. "Melissa, después de todo lo compartido, después de construir estos recuerdos inolvidables, quiero preguntarte algo importante. ¿Quieres ser mi novia?"

El corazón de Melissa latía con fuerza mientras absorbía la magnitud de la pregunta. La sorpresa, la emoción y el amor se reflejaban en sus ojos. Con una sonrisa radiante, respondió: "Sí, Kevin. Sí quiero ser tu novia."

La felicidad llenó el espacio, y sinti un alivio y alegría indescriptibles. "Eres la mejor decisión que he tomado", dije mientras la abrazaba con ternura.

La noche continuó con una cena íntima bajo las estrellas de Acapulco. Conversamos, reímos y compartimos miradas que hablaban más que las palabras. Cada detalle cuidadosamente planeado contribuyó a la magia de ese momento, sellando su compromiso de una manera única y significativa.

El sonido suave de las olas y la brisa nocturna acompañaron el comienzo de esta nueva etapa en la historia de nuestro amor. Bajo las estrellas de Acapulco, nuestro amor florecía, y el futuro prometía aún más momentos de felicidad compartida.

 Bajo las estrellas de Acapulco, nuestro amor florecía, y el futuro prometía aún más momentos de felicidad compartida

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