Entre Sabores y Sueños

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Melissa

Sumergida en el ajetreo de la cocina, me encontraba en el corazón de uno de los restaurantes más prestigiosos de Monterrey. Con el uniforme de chef, cada aroma exquisito y cada sonido de sartenes resonaban en mi ser, marcando el inicio de un capítulo totalmente nuevo en mi vida.

El constante ruido de pedidos y el chisporroteo de ingredientes en el fuego me envolvían en una sinfonía culinaria. Cada movimiento estaba coreografiado por la pasión que ardía en mi interior. Era chef en este templo gastronómico, y cada plato que salía de mis manos contaba una historia única.

Aunque no podía evitar que mi mente se desviara hacia pensamientos que yacían en un rincón de mi corazón. A pesar de estar rodeada de aromas deliciosos y el constante murmullo de la actividad culinaria, el eco de la ausencia de Kevin resonaba en mis pensamientos.

Aunque no necesitaba trabajar, encontré en la cocina una manera de llenar el vacío que la distancia había dejado. Mientras las órdenes se apilaban y los sabores se mezclaban, mi mente divagaba hacia Kevin, cuya imagen había visto en redes sociales, firmando con el Club América.

Una mezcla de emociones se agolpaba en mi pecho. Por un lado, el orgullo hinchaba mi corazón al verlo alcanzar nuevos horizontes en su carrera. Pero, por otro, una nostalgia dulce y amarga me envolvía. Aunque mi vida estaba tomando nuevos rumbos en la cocina de este prestigioso restaurante, mi corazón aún latía al ritmo de la historia que compartí con Kevin.

El brillo de su éxito me recordaba por qué me enamoré de él en primer lugar. Y aunque la distancia se interponía entre nosotros, el amor que sentía no se desvanecía. Trabajaba no solo para desaburrirme, sino también para construir un futuro que, de alguna manera, siguiera conectado al chico que aún habitaba en mi corazón.

— ¡Melissa, necesitamos esas entradas listas en cinco minutos! —llamó el jefe de cocina, cortando el aire con su urgencia.

— ¡Entendido! —respondí, moviéndome con agilidad entre mesadas y fogones.

Mis creaciones eran más que simples platillos; eran pequeñas obras de arte en cada plato. Los clientes disfrutaban, y el prestigio del restaurante crecía con cada experiencia culinaria.

Entre los desafíos y el vaivén de la cocina profesional, encontré una nueva forma de expresarme. Cada plato era mi lienzo, y los ingredientes, mi paleta de colores. Superar los obstáculos no solo fortalecía mi habilidad, sino que añadía un nuevo matiz a mi historia de éxito.

En los momentos de pausa entre pedidos, revisaba las redes sociales, observando cómo la vida de Kevin se desenvolvía en el escenario futbolístico. El orgullo de verlo triunfar se mezclaba con la añoranza de los momentos compartidos. A pesar de las circunstancias, una certeza persistía: mi corazón aún latía al compás de su presencia en mi vida, y aunque los caminos se bifurcaran, la conexión entre nosotros permanecía indeleble.

Al final del día, cuando la cocina se sumía en la tranquilidad del cierre, reflexionaba sobre el camino que había elegido. Este restaurante no solo era mi lugar de trabajo; era la plataforma donde mis sueños culinarios se materializaban.

Con una sonrisa satisfecha, cerré la puerta del restaurante, llevando conmigo la certeza de que este nuevo comienzo no solo se trataba de cerrar puertas, sino de explorar las infinitas posibilidades que se abrían ante mí en el fascinante mundo de la gastronomía.

TU FAN || Kevin Álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora