Capítulo 19

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Veo a Maysilee saliendo de entre los árboles. Su cara se ve realmente cansada y una cicatriz recorre su mandíbula. Aún así, sonríe.

-Viviremos más si nos unimos-. Me dice Maysilee con una pequeña y tímida sonrisa.

Realmente me sorprende que Maysilee me haya salvado. Sé que me tiene cierto cariño pero si yo hubiera muerto, no tendría que preocuparse en cómo deshacerse de mí más tarde.

Puede ser que parezca cruel pensar así pero los juegos son mortales después de todo. Todos queremos volver a casa.

Observo a Maysilee, sigue mirándome. Creo que tiene razón y a estas alturas de los juegos no puedo permanecer solo. Quedamos muy pocos y ahora mismo, todos los tributos estarán con la moral alta y ganas de matar.

-Supongo que ya lo has demostrado, ¿aliados?-. Creo que aguantaríamos más juntos y es una buena idea.

Ella asiente alegre. Supongo que por poder compartir sus pensamientos con alguien. En la arena se sufren muchas atrocidades pero el peor de los dolores que hay es la soledad. Estando solo no puedes hablar con nadie, no tienes a nadie que te proteja durante la noche y tienes que cazar, pescar, recolectar...todo tú solo.

Decidimos coger los suministros de los tributos muertos antes de que los aerodeslizadores se lleven sus cuerpos.

Conseguimos algo de comida, cuatros cuchillos y un arco con flechas. También hay un cuenco para el agua y mezclar hierbas y un soplete. El soplete podría sernos muy útil aquí.

-Y ahora, ¿qué hacemos?-. Me pregunta Maysilee un tanto desconcertada.

-Creo que tendríamos que buscar algún sitio para descansar, te veo con sueño-. Digo lo de sueño por no parecer grosero, está destrozada. Tiene todo el pelo revuelto y la ropa de los juegos medio rota.

Maysilee asiente y caminamos hacia la parte trasera del bosque hasta encontrar un árbol lo bastante grande para los dos.

Es un árbol muy alto y gordo. Sus hojas son acabadas en punta y moradas al final, me parece que son venenosas.

Trepo primero yo, cortando las hojas que me impiden el paso con un cuchillo para no envenenarnos. Cuando estoy ya a unos cinco metros de altura, veo una rama ancha.

Maysilee sube a continuación y los dos nos sentamos en la rama. Ato una cuerda alrededor del tronco y de nuestra tripa.

Nada más sentarnos, me quedo observando la cicatriz de Maysilee. Creo que nota que la observo porque se tapa la cara rápidamente.

-Lo siento, sólo pensaba cómo te la habías hecho-. Bajo la cabeza avergonzado por haberle hecho sentir mal.

La cicatriz no parece estar muy sana, está en un color medio entre rosa y morado y tiene costras. Además, la suciedad general de su cuerpo no ayuda a mejorarlo.

-Fue una de las chicas del 3, me encontraba en el arrollo lavándome un poco y se abalanzó sobre mí. Creo que quería que sufriera porque empezó a rajarme la cara hasta que pude quitármela de encima metiéndole los dedos en los ojos. Conseguí coger uno de mis dardos y se lo clave.

Me quedé sin palabras al pensar en la pobre Maysilee, luchando por su vida.

Miro sus dardos, parecen normales aunque en la punta tienen una sustancia verdosa. Creo que les ha puesto veneno para que sean letales.

-No pongas esa cara, Haymitch. No me duele ni nada pero me da vergüenza tener un aspecto así-. Parece triste, su paso por los juegos ha sido muy destructivo en ella.

Asiento. No quiero sacar más el tema por lo que le ofrezco que duerma mientras yo hago guardia.

Se acomoda sobre la rama del tronco y con la cabeza apoyada en la mochila. Parece con sueño y cansada así que, al poco rato, queda dormida.

Se oye un cañonazo, Maysilee pega un brinco pero se vuelve a dormir al momento. Parece que ya sean las once o doce de la noche así que el sello del Capitolio y los tributos caídos en el cielo no tardará en aparecer.

Cuando ya estoy adormilado, aparece el sello. A continuación, los tres profesionales que Maysilee y yo hemos matado y una de las chicas del once. Quedamos siete. Cada vez estoy más cerca de ganar y volver a casa.

El sueño puede conmigo y, diez minutos después, caigo dormido. No creo que nos pase nada porque me duerma pero me duele no haber cumplido la guardia. Es muy importante para sobrevivir en nuestros juegos. "Nuestros" juegos.

Los Juegos del Hambre de Haymitch Abernathy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora