CAPITULO I

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El camino al trabajo es totalmente desesperante: las mismas personas en los mismos lugares a las mismas horas, el mismo bus que me dejara en la misma parada. Que horrible es la monotonía. A Dios gracias que me gusta mi trabajo, no fue precisamente para lo que estudié, pero estudié una carrera sin saber que quería para mi vida realmente. Quiero decir; estudié una carrera que no me apasionaba solo por qué es lo que estaba a mi alcance, en el fondo pensé que sería lo mejor para mí. Nunca pensé que dentro de mí mis sueños enterrados despertarían un grito de guerra que me torturaría por mis malas decisiones pasadas. Me excuso diciéndome que era joven y tenía miedos y, aunque ya no soy tan joven; aún sigo teniendo miedo.

Desde hace un tiempo trabajo en el departamento de mezclas de una pastelería local. Recuerdo que cuando era niño entre muchas cosas quería ser chef. Luego crecí y me enamoré de la pastelería, pero nunca pasó de ser más que eso: un amor imposible. No estoy seguro sí "imposible", nunca lo intente, solo preferí no tomarlo en serio. Lo mismo hice con todas mis pasiones y sueños. Hace ya dos años que me gradué de la universidad como lo quería la familia; una carrera que "aseguraría mi futuro", ya no estoy seguro si yo así también lo pensé en ese momento. No sé si fue una suerte que se haya complicado conseguir trabajo en el área; no quiero hacerlo, mucho menos después de haber pasado cuatro meses haciendo pasantías en una empresa y darme cuenta como sería el resto de mis años de vida laboral.

La pastelería es diferente, para mi es un arte –y como todas las artes satisface almas y arranca sonrisas espontáneas y lágrimas sinceras- que me apasiona. Amo los postres, cuando me ofrecieron entrar en el área de mezclas no lo pensé dos veces. No sé mucho de pastelería: solo comer pasteles y saber si están buenos o no. Todo esto ha sido un reto para mí. He mejorado, tengo varios meses aquí y se puede decir que sé preparar pasteles divinos a la altura de una pastelería comercial y de relevancia en la ciudad. Aunque decorarlos aún no, lucen como un desastre gastronómico.

-¡Ey! –alguien me sacó de mi mundo de fantasías-, hoy llegué primero que tú. ¡No lo puedo creer!

-Estúpido transporte –le dijo poniendo los ojos en blanco. Es Nohel, un apuesto chico que trabaja conmigo, él está en el área de decoración, perdí la cuenta de cuánto tiempo estuve esperando.

-¿Venías con Jorge? –preguntó Nohel señalando a mis espaldas. Jorge (otro guapo y fortachón que trabaja en el área de horneado) caminaba con paso acelerado para alcanzarme.

-No –respondí sinceramente- bueno, no me di cuenta si venía en el mismo bus que yo.

-¡Estás sordo! –me dijo fastidiado Jorge-, ¿sabes que es peligroso que te abstraigas tanto del mundo real cuando vas por la calle? Puedes morir atropellado.

-¿Abstraigas? –preguntó Nohel-, ¿aprendiste esa palabra ayer?

-La verdad si –respondió entre risas-, moría por usarla en una oración y Miguel me dio la oportunidad. Gracias por eso.

-Soy San Miguel –le dije haciendo una reverencia y sonando solemne-, el santo de los incultos y con un léxico en expansión.

Nohel soltó una carcajada mientras Jorge me lanzó un golpe en el brazo. Nos sentamos en la acera de enfrente a esperar que la jefa llegará –tarde como siempre y en su carro nuevo- y pudiésemos entrar a cumplir nuestras labores diarias. Los chicos hablaban de cosas random y hasta ese punto puedo participar en la conversación. Cuando el tema del sexo y las chicas sale a flote es hora de subirle el volumen a la música y explotar mis auriculares, que noten que no los escucho y no quiero hablar. "All I want" es un tema muy deprimente para escucharlo tan temprano y con tanto volumen, creo que fue el último que escuché anoche antes de dormir y por eso comenzó a reproducirse. Creo que nunca dejará de gustarme esa canción.

Dentro del ClosetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora