CARITULO VIII

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Las semanas siguientes han sido extrañas. No sé cómo explicar mis días, las palabras de Simón han estado resonando dentro de mí: mereces ser feliz. Dentro de mí suena una extraña sinfonía que me da paz pero por momentos me asusta. Siento que toca fibras muy sensibles e intrínsecas de mi existencia misma: mi espiritualidad y mi felicidad personal. La primera es natural, desde muy pequeño he crecido en una iglesia cuya doctrina para poder nutrir mi espíritu me ha hecho negarme, no solo el derecho a ser feliz, sino que también a existir tal cual soy. Lleno de mensajes contradictorios, de reglas que solo debo aceptar porque sí, pero que lejos de cuentas es donde mi espíritu siente que esta la verdad y se ha alimentado –pese a lo contradictorio que parezca esa relación- en medio de la lucha interna que en mi genera. La segunda pues dentro de mí siempre me había negado el derecho de existir y ser feliz con mi existencia, esa noche en el muelle fui yo y fui feliz.

-¿Te pasa algo? –me pregunta Jorge-. Has estado distraído los últimos días.

-¿Qué? –salgo de mi meditación mental.

-Nada, eso lo confirma –me dice-, algo te pasa.

-No es nada –le digo mientras almorzamos en nuestra hora libre-, cosas personales, pero sin relevancia.

-Tienes cara de estar enamorado –me estudia un momento-. Te noto feliz, pero al mismo tiempo un tanto melancólico.

-¿Tú crees? –me sorprende que Jorge pueda ser tan sensible a esa cosas.

-Es la impresión que me da.

No digo nada, no sé qué responder. Yo no estoy seguro ya de que me pasa. No he visto a Simón desde esa noche en el muelle, después de dejarme en mi casa –antes de bajarme de su auto-, me dijo que tenía que salir del país por unas semanas. No hemos hablado mucho y eso me ha ayudado a pensar. A poner en orden mis sentimientos. Sé que se está ganando un lugar especial dentro de mí, pero es un lugar diferente. Solo a dos personas creo haber amado en mi vida, con la misma intensidad pero de formas diferentes: a Leonardo con el tiempo y el trato, a pesar de que es muy hermoso y atractivo no fue eso lo que me llamo primeramente la atención, fue su corazón. Luego está otro chico del cual no he hablado, Eliot es su nombre. A diferencia de Leo, Eliot sabe lo que siento por él; y, a diferencia de Leo lo que me paso con Eliot fue a primera vista. Amores diferentes en su nacimiento dentro de mí, pero igual de intensos. Solo que Eliot no sentía lo mismo y no me veía con los mismos ojos que yo a él.

Simón es un caso diferente, no sé si es por la madurez que ahora tengo y el tiempo en el que está naciendo este sentimiento. Siento que no es algo obsesivo, o de ese enamoramiento que carcome por el siento algo sano. Algo que me llena de paz y seguridad. No había sentido algo así antes, nunca habían correspondido a mi cariño antes, todo es nuevo para mí. Me pidió que saliéramos, y me dijo que no le respondiera aun. Cuando él regresara saldríamos a tomar algo y a comer, entonces le daría mi respuesta. He estado pensando mucho. Quiero decir, mi amor por Leo o por Eliot seguirá, sé que el puesto que tienen en mi corazón siempre será de ellos, que la intensidad con lo que los amo es superior a lo que siento por Simón. Pero lo que siento por Simón me está brindando algo que compensa la falta de intensidad, y es amplitud. Eso me da tranquilidad, seguridad y por sobre todo: me hace sentir vivo y digno de cumplir mi propósito.

-Vamos a tomar algo cuando salgamos –me dice Jorge-. Le diré a Nohel.

-Me parece bien –le respondo-, nos vemos en la salida –me levanto de la mesa y me voy a la pastelería.

Luego del trabajo me voy con los chicos del trabajo –Jorge, Nohel y un par de chicos y chicas que se nos sumaron- a una nueva pizzería de la ciudad, está muy cerca de donde trabajamos. La tarde con los chicos es entretenida, en ocasiones salir y distraerse un poco es lo que se necesita. Además agradezco la presencia de Anna y Sofia –dos chicas del trabajo-, ellas son lesbianas y son pareja. Todos lo sabemos y ellas abiertamente viven su relación. Lo positivo de esto es que cualquier comentario intolerante hacia la diversidad de relaciones personales queda prohibido.

Dentro del ClosetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora