El show continúa

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Decir que todo le había salido bien con el circo sería una verdad a medias. Sí, habían cautivado a mucha gente y llevado una gran experiencia a muchas personas. Pero aún había demasiada gente que no los veía de la misma manera, en su gran mayoría, snobs

Si los engreídos hablan, las masas les seguían

O esa era la excusa que Lionel se quería creer. Bajo el pretexto de que si iban a sorprender al mundo, iban a empezar desde muy arriba. Apesar de que su intención inicial era abrumarlos con lo que aborrecían (los fenómenos) ahora quería experimentar con estos nuevos talentos. Quería probar que podía manejar algo ajeno a lo que acostumbraba, y hacer a los que le subestimaban tragarse sus palabras

Y eso lo estaba alejando de su visión inicial, del circo, y eso los chicos aún no lo notaban, o más bien fingían demencia

Por ahora solo se concentraban en sus ensayos. Estuvieron fuera del país por dos semanas, y querían hacerle saber a la ciudad que habían regresado

Emma caminó por el pasillo hasta dar con los establos que estaban fuera del establecimiento, donde descansaban los animales circenses, que en realidad se limitaban a Chimuelo, Angus y otros dos caballos. Uno blanco llamado Maximus, que habían encontrado deambulando por las afueras de la ciudad, y uno marrón que llamaron Phillipe, Lionel había hecho un buen trato por el animal

––Hola a todos...––la niña se acercó a los caballos, maniobro un poco con su mano libre y sacó de su bolsa una manzana, se la extendió a Angus, que la degusto contentó y lamio la mano de la pequeña, quien rió por las cosquillas provocadas––...de nada, te extrañe mucho Angus, a todos––repitió lo mismo con los otros dos caballos, que tras recibir la fruta relincharon satisfechos

La castaña se acercó con la bandeja metálica en manos a un corral más apartado de los caballos, no lo suficiente para estar en una esquina del rincón. Abrió la reja y se adentró en el corral, viendo con alegría como la pantera se sentaba frente a ella, esperando su alimento

––Que lo disfrutes Chimuelo––dejó la bandeja frente al animal y este casi al segundo le clavó el diente al pedazo de carne, apartándose a un costado con el alimento en su boca

Emma volvió a tomar la bandeja y salió del corral, cerrandolo con llave una vez estuvo afuera. Se despidió de los animales en voz alta antes de salir del establo y volver a entrar al edificio. Caminó por un par de minutos mientras tarareaba cualquier melodía, así por unos minutos hasta que dio con la arena y vio a sus amigos practicando

––¡SI ME MUERO! ¡QUIERO QUE ESCRIBAN EN MI TUMBA QUE YO SABIA QUE ERA UNA PÉSIMA IDEA!––aterrado, Norman gritó desde la plataforma del trapecio

Jack rió por lo exagerado que era el muchacho, desde la plataforma que estaba en el otro extremo de la arena––¡Relájate, no te va a pasar nada!––quiso relajarlo antes de saltar

Norman solo se resignó y resopló, se sostuvo del trapecio esperando la señal de Jack

Desde el suelo, Emma vio como su hermano saltaba y se columpiaba, para luego soltarse y quedar de cabeza en otro trapecio, tras un balenceo y un gritó "¡YA!" del albino, Norman salto de la plataforma y Jack lo atrapó por los brazos cuando estuvieron cerca. El mayor se balanceo una vez y, al quedar cerca del piso, el castaño se soltó, dio una voltereta canela por la arena y se levantó

––¿Cómo estás?––Merida le preguntó al ojiazul mientras pasaba a su lado

––Fue el mayor susto de mi vida––respondió con el rostro en blanco, ojos desorbitados y voz intranquila

Emma casi suelta una carcajada, pero alguien se le adelantó. Se volteó a su derecha, encontrandose con Winnifred, que se ría lo más discreta posible, provocando en la niña una sonrisa cómplice

The circusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora