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La noche siguiente, los Slytherins ya se encontraban en la Sala de Menesteres antes que ellos cómo esperaban.
Harry no tuvo mucho entusiasmo de ir al principio, pero fue obligado por Hermione utilizando la excusa típica de “Si yo tengo que sufrir, tú también lo harás”. Por lo que no tuvo muchas opciones de escape, agregándole a eso las quejas de Ron que tuvo a lo largo del día, pues alguien encontró misteriosamente la caja de bombones que Blaise le había regalado y él se encargo de esconder. A la mañana siguiente, la mayor parte de los que pertenecían a Gryffindor conocían el suceso, diciéndole a Ron ciertas bromas descaradas que no le hacían mucha gracia.
Dudaba mucho que ponerlo debajo de la cama fuera ser bastante discreto, y tuvo la sospecha durante el día que quién esparció el chisme había sido Seamus. Pero decidió no contárselo a Ron para ahorrarse una pelea innecesaria de su parte. Tampoco negaría que la situación le levantó un poco el ánimo, y le ayudó a dispersar su atención sobre él cuando Ginny señaló el brillante anillo que llevaba en su mano durante el desayuno. Varios de sus compañeros empezaron a especular a su alrededor, y no dudaba que eso también llegara a oídos de todo Hogwarts.
—¡Por Merlín Harry, es bellísimo!
—¿Dónde lo conseguiste? ¿Acaso te lo regalo un admirador secreto?
—¿Alguien te pidió matrimonio y no lo dijiste? Espero que se lo hayas aceptado porqué nadie que no tuviera intenciones románticas contigo te regalaría algo así.
Fueron la mayoría de los comentarios que se repitieron en el transcurso del día, alegando que uno de los chicos más populares había sido finalmente atrapado por alguien misterioso.
Fue difícil convencerlos que sólo fue el regalo de un simple conocido, pues la mayoría estaba reacio a creerlo en su totalidad. Y al final se limitó a no dar ningún tipo de respuesta, pues él tampoco estaba tan seguro de admitir que estaba en una relación cuando ni siquiera Draco le había dicho una propuesta clara.
Lo más vergonzoso para él, sucedió momentos después de haberse terminado su desayuno. Malfoy había aparecido con Pansy y los guardaespaldas que tenía siempre, recibiendo una mirada extrañada de más de uno porque él no era de presentarse tarde en la primer comida de la mañana. Tampoco tenía que ser un genio para darse cuenta que él sabía lo que estaba sucediendo, cuando Blaise se inclinó a su lado para murmurarle en el oído y señalarlo sin ningún disimulo.
Cuando levantó la vista, no se sorprendió que un par de ojos grises estuvieran viéndolo a la distancia. Aunque por poco se le corta la respiración al notar la sonrisa divertida de Malfoy, para hacerle un guiño después. Esperaba que nadie hubiera notado el sonrojo que le produjo ese gesto.
Por esa razón fue a regañadientes, pues no creía que interactuar con Malfoy en ese momento fuera buena idea. Pero se prometió controlarse, porque todos deseaban desenmascarar al causante de haber filtrado las fotos de la fiesta y, tal vez, haberles borrado la memoria de una forma misteriosa. Y aunque nadie deseaba ver a los Slytherins de nuevo, tendrían que juntarse una vez más para resolver el misterio y atrapar al culpable de todo como sea.
—Más te vale que tengas una idea brillante, porque sabes que no podemos perder el tiempo considerando que los exámenes finales se acercan y…
—Tranquila, Granger, no es necesario que me ataques con tu paranoia por los estudios —interrumpió Pansy, dejándolos entrar a la Sala cuando abrió la puerta para ellos—. Además, se supone que tú eres la de las ideas, pensaba que se te iba a ocurrir algo.
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La Fiesta de Gryffindor
FanfictionLos Gryffindors han decidido armar una alocada fiesta en la Sala de los Menesteres. Sin embargo, todos sus planes se complican cuando Slytherin los descubre. Al final, ambas casas deciden mantener una especie de tregua por una noche para que todos p...