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Hyunjin suspiro con tranquilidad mientras observaba a Felix acercarse a el. Con una sonrisa en su rostro lo abrazo, susurrando un pequeño "te amo" en su oido.
— Tengo una sorpresa para ti, Lixxie.
Felix desvió su mirada cuando los dos se separaron, tragando fuertemente el nudo que tenía en su garganta.
— Antes, tengo que decirte algo importante que está pasando, Hyunjin.
El pelinegro ladeo su cabeza con confusion, mientras mordía el piercing de su labio con algo de nerviosismo al notar a Felix diferente.
— ¿Que sucede, bebé?
Felix ahogo un sollozo, mientras observaba el suelo y jugaba con sus manos.
— Terminamos. — susurro de inmediato, mientras alzaba su mirada y observaba a Hyunjin fijamente. — Terminamos, Hyunjin. — Dijo con más seguridad.
Hyunjin no dijo nada, estaba completamente estático en su lugar. Las personas a su alrededor caminaban ignorando por completo como el corazón de Hyunjin parecía romperse en mil pezados.
— ¿Por qué? — Pregunto con voz débil, mientras se acercaba a Felix e intentaba tomar sus manos, pero el rubio lo impidio.
— Me di cuenta... Que contigo no tengo un futuro bueno, Hyunjin. Después de todo... Eres señalado por un asesinato.
— Te dije la verdad.
— No puedo creerte.
Hyunjin mordió sus labios con fuerza. — Estás mintiendo. Se que sucede algo...
— Aún con la más mínima esperanza, no sucede nada, Hyunjin. Simplemente entre en razón y me di cuenta que esto no es un cuento de hadas, que no me convienes y que contigo a mi lado seré señalado también.
— Por favor, Felix. — Sollozo Hyunjin. — Di que es mentira, por favor.
— No lo es. — Afirmó completamente seguro, tanto asi que la esperanza que todo fuera una broma se alejaba poco a poco de Hyunjin.
— ¿Que hice? — Pregunto con voz quebrada. — ¿Por qué tiene que terminar así? ¿Dónde quedan nuestros planes?
— Hasta nunca, Hyunjin. — Susurro, dándose la vuelta y caminando lejos del alto.
Su corazón se oprimio con fuerza, mientras dolía y su laringe y párpados parecían arder. Sollozo levemente, mientras mordia sus labios y sentia como las lágrimas empapaban sus mejillas.
¿Por qué se sentía así?
¿Por qué sentía que con tal dolor iba a morir?
¿Por qué dolía tanto?
¿Por qué no podía respirar?
Fue cuando lo escucho, a lo lejos la voz del pelinegro parecía seguirlo.