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Los días habían pasado de una manera lenta y aburrida para Felix. No había logrado hacer nada interesante esos días y Hyunjin parecía querer evitarlo de todas las formas posibles.
¿Que más podía hacer el? No era como si le importara mucho ser ignorado por el raro de la institución.
Soltó un bostezo mientras su amiga se acercaba a el, entonces rodeo los ojos con cansancio porque ya sabía que le iba a pedir y estaba harto de aplazarlo todos esos días.
— Lix. ¿Ya pudiste hablar con tu madre? Llevamos más de tres días con este tipo y aún no hay manera o principios de una razón para que lo saquen de esta clase.
— Yuna... Yo creo que es mejor dejarlo así. Ya sabes... No ha dado muchos problemas por ahora y mi madre está ocupada. Tal vez más adelante pued-— Fue interrumpidó de inmediato por un grito de Yuna, que logro alertar a toda la clase.
— ¡No, Felix! ¿Que carajos te pasa? ¿Acaso no te importo? — Soltó con indignacion, mientras lo señalaba con su dedo y todos estaban a atentos a la tonta discusión que tenían los mejores amigos.
— ¡Haz silencio, Yuna! Las cosas no son fáciles ¿Si? Entonces cierra la boca que yo me encargaré de esto. —
No supo en qué momento logro tener ese valor, mucho menos para hablarle mal a su mejor amiga, pero estaba tan alterado esos días que cualquier cosa lo podía desmoronar.
Se puso de pie, observando el salón y dándose cuenta que Hyunjin no estaba ahí. No le importo, simplemente salió del aula de clase a pasos largos y pesados, muestras sus puños estaban apretados y el enojo llegaba a alterarlo más.
Camino hasta los baños, dónde simplemente enjuagó su rostro con abundante agua intentando de alguna forma lavar su impotencia, pero entonces dió un salto cuando dos de sus compañeros salieron de una de las duchas.
Con el ceño fruncido, se acercó hasta esta, soltando un chillido del susto cuando frente a el estaba una persona completamente golpeada, que lograba conocer muy bien.
— ¿H-hyunjin? — Lo nombró con temor, arrodillandose frente a el y tomando el rostro del alto con sus manos.
El pelinegro chasqueo la lengua. — Creí haberte dicho que no me siguieras. —
— ¡N-no te seguí! ¡¿Y que importa eso justo ahora?! ¡Mírate! —
Hyunjin alejo las manos de Felix, poniendose de pie con difícultad y saliendo de la ducha. Entonces se apoyo contra la pared, sacando su cajetilla de cigarrillos y encendiendo uno.
— ¿Es en serio? — Pregunto con indignación el pecoso, mientras se cruzaba de brazos frente a Hyunjin. — ¿Fumaras en esta situación y además dentro de la institución?
— ¿Por qué te importa tanto, Felix? —
Felix se tenso de inmediato, mientras perdía su firme pose y comenzaba a tartamudear torpemente. — ¡Porque soy presidente del consejo estudiantil! — Dijo por fin en un grito.