Capitulo 33

3 0 0
                                    

Capitulo 33

Despertar
Parte 3

Había pasado la noche entera llorando en mi cama, mis muslos estaban arañados por tantos rasguños que les di con mis uñas intentando borrar la sensación de aquellas manos, pero simplemente nada cambio.

Los rayos del sol llegaron pero yo no me levanté. Así dieron las dos de la tarde, y yo seguía muerta en vida.

La tía Stella me rogó para que comiera algo, pero yo seguía asqueada y sin apetito alguno.
Solo quería dormir y no despertar, o al menos hasta que todo esté dolor desapareciera. Diablos había olvidado como se sentía la depresión.

Un par de horas después escuché a alguien tocar el timbre, eran los chicos. De inmediato cerré mi puerta con llave y me senté a la orilla de esta, Sabina y Tulia estuvieron llamándome por un buen rato, pero yo no tuve el valor para responder.
Harry también estuvo afuera un rato, intentando animarme, pero aún así... No me atrevi a abrir.

Un nuevo día llegó, y con el de nuevo los rayos del sol esperándome para salir de mi cama. Pero aún nada. Había abierto la puerta y mi tía y no tardó en entrar con una bandeja de desayuno, una bandeja que apenas y toque.
Tuve que hablar con mamá, ya que mi tía ya lo había hecho y ahora estaba muy preocupada por mi. Me hizo prometer que comería y me mantendría bien, y aún que de verdad lo intento, me costaba hasta el solo hecho de respirar.
Ese día al menos comí algo, pero las náuseas aún no se iban.

De nuevo el sol volvió a salir, ya iban cuatro días y yo me seguía sintiendo como el primer día, incluso peor.
Pase de nuevo toda la tarde encerrada en mi habitación, abrí el agua caliente de la tina y cuando está se llenó me metí en ella. Primero quemándose la piel con el agua hirviendo, deseando que aquella sensación desapareciera, después de dos hora ya no era el agua hirviendo lo que me dolía, ahora era el agua helada que me comenzaba a quemar la piel, mis piernas se entumieron y mis labios se volvieron pálidos.
Estaba jugando a un juego masoquista que se repetía una y otra vez, lastimando me yo misma, intentando que mi mente dejara de pensar.

Al quinto día recibí las consecuencias de mis actos, tenía los brazos rojos gracias al agua caliente de ayer pero moría de escalofríos por haber estado por tantas horas en el agua helada, mis piernas ardían a causa de los rasguños y mis ojos estaban rojos de tanto llorar, ahora también tenía unas ojeras considerables a causa de no dormir y los dolores de cabeza también me estaban comenzando a molestar. Las náuseas no desaparecieron, pero el no comer me estaba generando mareos y debilidad en el cuerpo. Me siento al borde de un risco, y de verdad deseo caer, pero aún hay muchos brazos que me están jalando de vuelta a la realidad.

Narra Harry

Ya habían pasado cinco días desde que vi a Icel por última vez, y de verdad la extrañaba. Había ido a verla junto con los chicos pero ella se negó a salir.
El día de hoy había decidido ir a verla de nuevo, y aún que se que tal vez no quiera verme, no dejaré de insistir.

- Hola señora Stella

- Harry ¿Has venido a verla verdad? - preguntó con una pequeña sonrisa de esperanza

- Si, le traje una malteada, es su favorita

- Eres muy dulce Harry, espero que al menos se tome esto, no ha querido comer

- ¿¡No ha comido nada!? - pregunté con evidente preocupación

- Ha comido pero... Realmente es mínimo

Solo un verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora