Piropos

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—Profesora, cuál es el peor piropo que hayas utilizado alguna vez?

Reí.

—Tengo muuuuchos

—Díganoslo

La clase había acabado y de la nada terminamos en esto...

—¡Ok! ¡Ok! Aquí voy...

Respiré profundo y puse mi cara más 'poética'.

—Mi amor, tengo la caja fuerte para guardar ese lingote de oro.

Todo el mundo estalló en risa, incluyéndome

—¡NO PUEDE SER! JAJAJAJAJAJAJA

—Shhh shh, dejen que siga...

Esperé a que se nos calmara la risa para seguir.

—Algunos dan pena... —me abochorné—.

—¡No importaaa!

Reí y seguí.

—¿Y si nos comemos unos tacos y yo te re-a-taco a besos?

No sé cómo dije eso sin morir de verguenza.

Las risas se escuchaban afuera del salón, que hasta incluso Susan Bones se cayó de su silla de la risa.

—¡Ya no les voy a decir más! —dije viendo como reaccionaban

—¡Nooo!

—Profesora, noo, sigaaa!!

—Les voy a decir el último porque los demás son muy para adultos... —aguanté una carcajada

—Conmigo no te va a faltar el amor. Y si te falta, lo hacemos... ¡YA! —grité cubriéndome la cara sonrojada

—¡Profesoraaa! —me gritaron las jóvenes

Las chicas estaban sonrojadas, sorprendidas.

—¡UNO MÁS! ¡UNO MÁS!—empezaron a cantar

—¿Uno más?

—¡Siii!

—Bueno. Pero solo uno... Y este es más serio, considerando que se lo dije a mi marido...

Ohhh...

Aguanté otra carcajada y me incliné hacia el frente, con las manos en mi escritorio.

—Ni bañándome se me quitó todo lo sucio que quiero hacerte...

—¡Esta maestra es una máquina de piropos! —gritaron unos de Slytherins

Me empezé a reir, volviéndome a sentar en mi silla.

Qué día de peculiar...

—Y díganos, Profesora...

Miré a la chica que me estaba preguntando, Hermione Granger

—¿Funcionó?

Obviamente.

Todos miraron a donde vino la voz y vieron al Profesor Snape entrar por la puerta.

—¿Snape?

—¿Ellos están juntos?

—Yo les tengo un piropo...

—¡No, no, profesor, ya no queremos más piropos...” dijo un muchacho

—Lo voy a decir como quiera, Finnigan.

Su mirada cayó en mí, y mientras caminaba hacia mi escritorio me dijo...

—Ya quisiera ser tu cinturón... Para recorrer esa cintura...

Mi boca se abrió en sorpresa, antes de que todo el mundo empezara a reirse.

Llegó hasta mí y extendió la mano, levantandome de la silla y plantando el breve beso de pico en mis labios.

Atrevido. —le susurré riéndome— pero fue un buen piropo...

—¿Tú crees? —sonrió mirándome

Asentí.

Me tomó del cinturón del pantalón, por la hevilla, y me besó.

En fin... Los piropos...

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Finalizado

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