One more time...

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Después de una hora, Nanako y Mimiko perdieron contra el cansancio, al igual que el pequeño Megumi. Al ser antes su casa, Megumi tenía un cuarto propio el cual estaba decorado con cosas que le gustaban.

...

Megumi recuerda cuando después de llegar de la escuela, un día de repente su cuarto estaba decorado y acomodado diferente. Mientras trataba de descifrar que había pasado. Su padre, Suguru Geto, apareció detrás de él y abrazó a su pequeño con fuerza mientras le daba besos en el cachete.

- ¡Papá! ¿Qué es todo esto? - Megumi preguntó mientras se reía por las cosquillas que el cabello de su padre le causaba.

- Remodelé tu cuarto mientras no estabas. Estaba aburrido en casa y tu cuarto en serio necesitaba un arreglo. ¿Qué te parece? - Suguru acomodó a su hijo en brazos y esperó paciente su respuesta.

Megumi analizó todo una última vez con solo su vista y con una mirada sería volteó a mirar a su padre de nuevo.

- ¡ME ENCANTA! - El pequeño abrazó a su padre por el cuello y Suguru le daba pequeños besos en la frente.

Después del divorcio, Suguru mantuvo esa habitación cerrada con llave. Odiaba pasar por ahí y que el rastro de la presencia de su pequeño lo invadiera de repente. La llave la mantuvo escondida de Nanako y Mimiko, así evitando que entraran ellas también.

Al final de ese día, tuvo que cederle la llave a Satoru para que el pequeño Megumi pudiera dormir cómodo en su propia cama... Al menos por esa noche.

Al poner a los niños a dormir, Satoru suspiró y se dirigió a la sala. Al llegar, notó como la luz de la noche pegaba directo en la ventana, por ende, pegaba directo en el rostro de Suguru...

Antes de sentarse, admiró por última vez el rostro de su amado bajo la luz de la Luna. Tomó camino hacia uno de los sillones individuales que tenían en la sala de estar. Al sentarse, Suguru lo miró fijamente por algunos minutos. Satoru simplemente mantenía su vista en otro lado, no quería enfrentarse a él, no aún.

Pasaron unos minutos, solo se podía escuchar los sonidos que la noche daba. Satoru sintió un ligero toque en su mentón, cosa que lo desconcertó por un instante. De un momento a otro paso de estar mirando el suelo a mirar directamente los ojos de su anterior marido. Él lo miraba con un ceño fruncido mientras que Satoru lo miraba con algo de miedo y confusión.

Suguru mantuvo el contacto visual, él sabía que si Satoru no tenía sus ojos tapados con algo, se cansaba más fácil. Fue por ese recuerdo que trató de acelerar el proceso, antes de que Satoru se quedara dormido. El pelinegro acercó su rostro al de él y lo miró fijamente de nuevo.

- Tú fuiste el que me dejaste. No sé porque quieres volver ahora. - Suguru miró de arriba a abajo el rostro de Satoru, conocía a la perfección sus expresiones faciales y sabía que en ese momento sentía temor. Podía escuchar con claridad cada maldito latido de su corazón, parecía que todo ruido había desaparecido y ahora eran solo ellos dos.

- Suguru, por favor... Los niños no deben estar separados. - Satoru pausó, después, el mismo quitó la mano de Suguru y mantuvo su cabeza baja. - Y nosotros tampoco. -

Suguru abrió los ojos en sorpresa ante la última parte. ¿A qué se refería con eso?

- Mi abogado quiere que no te me acerques. No sé ni siquiera por qué te deje entrar... - Suguru se dejó caer al suelo, tapando su rostro con sus manos manifestando un lamento interno. El peliblanco mantuvo un largo silencio, hasta que abrió la boca de repente.

- Me la pela tu abogado. Si yo quiero venir a verte, te voy a venir a ver. - Suguru alzó su mirada y sonrió de lado.

- Ahí está el Gojo Satoru que recuerdo. - Suguru soltó una silenciosa carcajada y los ojos de Satoru volvieron a brillar al escuchar esa risa de nuevo. Él mayor relajó sus músculos y comenzó a reír también. El ambiente se relajó y Satoru decidió sentarse en el suelo junto con el pelinegro, así podrían discutir las cosas cara a cara.

- ¿Quieres volver por los niños, solamente por ellos? - Suguru preguntó, manteniendo contacto visual con el contrario. Satoru no dijo ninguna palabra, escondió su rostro, de hecho.

- Si es solo por los niños, Megumi puede venir a ver a las niñas cuando él quiera. Después de todo, sé que se debe sentir algo solo. - Suguru continuó hablando. El corazón de Satoru se aceleraba más y más con cada palabra que el contrario decía.

- Además, el juez dijo qu-... -

- Me importa una mierda el juez, las autoridades y tu abogado, joder. - Satoru alzó la voz, ahora mirando hacia la ventana. Suguru se alertó por el repentino grito, pero después relajó su rostro y su cuerpo. Permanecieron en silencio por otros largos minutos.

- ¿Tanto me amas? - Preguntó Suguru en voz baja.

Satoru asintió.

Suguru guardó silencio por unos segundos, tratando de no explotar en lágrimas.

- Y si tanto me amabas... ¿Por qué me dejaste ir? - La voz que en un principio era dulce y amistosa, ahora estaba quebrada y llena de agonía.

Todas las palabras que salieron de la boca de Suguru ese día estaban llenas de sentimientos. Sentimientos que estuvo guardando desde la ruptura.

Satoru observó petrificado como Suguru explotaba en lágrimas ante sus acciones del pasado. Comenzó a lamentar cada maldito segundo en el que había actuado como un completo idiota frente al amor de su vida... Al único amado que ha tenido.

Tomó las muñecas del contrario y las apartó de sus ojos, dejando ver su rostro enrojecido por el llanto. Trató de apartar la mirada, pero no podía negarle nada a esos ojos de zafiro.

- No llores... Me rompe el corazón cada que lloras. - Satoru lo miraba fijamente, los toques en su piel eran delicados y cuidadosos. El mayor comenzó a acercar su rostro al de él lentamente.

- ¿Crees que en serio dejaría ir tan fácil a la persona más hermosa que he conocido? - Satoru comenzó a hablar.

- ¿Al único al que le confío mi vida? - Sus ojos examinaban los suyos, podía notar como su corazón se aceleraba.

- Le confío mi corazón. - Sus ojos se iban relajando conforme más se acercaba. Era algo que jamás había experimentado.

- Mi alma... - Ahora sus rostros se encontraban a escasos centímetros del otro. Suguru podía sentir la respiración del contrario en su piel.

- Y al único al que quiero escucharle gemir mi nombre en la cama... - Fueron esas palabras las que hicieron que Suguru tomara el rostro de Satoru en sus manos y lo acercara a sus labios, uniéndose en una pasión que hace mucho no experimentaban.

Tantas cosas en una misma noche... Tantos recuerdos que llegaban a la memoria de ambos como lanzas a su cabeza.

El siguiente episodio será NSFW, así que si no te gusta ese contenido, saltalo

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El siguiente episodio será NSFW, así que si no te gusta ese contenido, saltalo. De igual manera en el siguiente capítulo a ese daré un pequeño resumen.

Hasta el siguiente capítulo.
¡No apaguen el foco! ☆

𓏲 ˖ Late Night Visitor . ࣪ ִֶָ ⋆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora