Capitulo Trece - El Odio A Génesis

21 5 1
                                    

Me encontraba esperando la llegada de Rico, una buena amiga de la escuela. Recuerdo que Hange, Rico y yo éramos inseparables; siempre estábamos de arriba abajo.

—Mmm, huele bien, perfecto, ya está la cena –tocan el timbre– ¡Debe ser ella!

Se dirige a la puerta y la abre.

—¡Rico! Cuánto tiempo, pasa, pasa. Hans, qué bien que llegaste.

—¿Por qué no me dijiste que Rico venía?

—Era una sorpresa, una muy grande. Te ves igual de regia.

—Ustedes igual, se ven muy hermosas. Cuéntenme, ¿cómo les va a ustedes en el amor, Nanaba?

—Pues sigo sola, ¿y tú?

—También estoy sola. No he conocido a nadie en Francia. Llevo tiempo, pero estoy bien sola.

—Pues qué mal por ustedes porque yo sí conocí a alguien.

—¿De verdad? ¡Wow, cuéntamelo todo!

Hange empezó a contarle todo desde el principio, desde los sueños hasta el reencuentro en persona. Al principio, a Rico se le hizo extraño, pero poco a poco pudo darse cuenta.

—Así que gracias a ese tal Zeke pudiste conocer a Levi.

—Sí, así es. Ahora estamos en algo, eso creo.

—Pues claro que lo están, hasta se han entreg- Hange le cubre la boca a Nanaba.

—Na-nada, aún no. ¿Y si cenamos? Tengo mucha hambre.

Mientras cenábamos, Rico nos contaba todo sobre su viaje, lo hermoso que era vivir en Europa. A mí nunca me llevaron a conocer Europa o Asia; mis padres no tenían tiempo. Siempre decían que estaban muy ocupados, ah, pero sí, Génesis sí, vaya que cumplen todos sus caprichos.

—Hange, ¿en qué tanto piensas? ¿No vas a contestar tu mensaje?

—Ah, sí, sí –revisa su teléfono– Es Zeke. Al parecer, quiere venir a visitarme, pero no creo porque puede incomodarte.

—No te preocupes. Dile que venga. Después de todo, son solo amigos.

—Así es. Bien, le enviaré la dirección.

—Bueno, estuvo muy sabrosa la cena

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Bueno, estuvo muy sabrosa la cena. Buenas noches, mamá. Hasta mañana.

Salí del comedor y me dirigí a mi habitación, dejando a un lado mi ropa y yendo a darme un largo baño. Estaba agotado, tenía demasiado sueño. En estos momentos, solo pensaba en Hange.

—¿Qué estará haciendo en este momento? De repente, está ocupada.

Después de pasar un extenso tiempo en la bañera, decide levantarse e ir a cambiarse una ropa más cómoda para dormir.

—Bien, a descansar -apaga su luz y se acuesta-



Mientras tanto, Karime estaba muy afligida. Génesis lo había hecho de nuevo; le había echado la culpa a ella de agarrar las joyas de su madre.

—No puedo creer que te esté lavando el cerebro. Así te quedarás sin tus verdaderas hijas.

—No, yo me doy cuenta de las hijas que he criado. ¿Cómo pudiste hacerme esto, Karime? –La abofetea–

—¡Estafadora! Te vas a pudrir en la cárcel. Cuando sepa de ti, tenlo por seguro. Y tú ya no eres mi madre. Estás muerta para mí. No quiero tus lástimas después, así que guárdate todo eso para cuando el día llegue.

Hange contesta, ¡Hange contesta!

—Bienvenido, Zeke. Te quería presentar a mi amiga Nanaba, y ella es Rico.

—Mucho gusto, soy Rico.

—Igualmente, Rico. El gusto es mío.

—Hange, tu hermana te está llamando. ¿Dónde tienes el teléfono metido? Me ha llamado a mí.

—¿Qué pasa, Nanaba? –se va corriendo a su habitación y desenchufa su teléfono– Karime, ¿qué pasó? Dime, tranquila. Ahora mismo salgo a buscarte. ¡NANA!

—¿Qué pasa? ¿Qué te dijo?

—Acompáñame, por favor. Mi mamá botó a Karime de la casa.

—Vamos rápido entonces. Deja voy y agarro las llaves de mi auto. Espérame en el sótano.

—Zeke, me vas a disculpar, pero debo salir. Es una urgencia. ¿Te puedes quedar con Rico? Nanaba me va a acompañar.

—Después me cuentas todo, ¿sí? –abraza a Hange– Ve con Nana. Yo puedo acompañar a tu amigo.

Mientras Hange y Nanaba abandonaban la residencia, Rico observaba disimuladamente a Zeke. Estaba tan inmerso en mirarla que no pudo evitar ruborizarse. Giró la cabeza y se topó con esos ojos azules encantadores y mechones dorados. Gradualmente, Zeke se aproximaba a ella y torpemente tropezó, cayendo hacia atrás.

—¡Ay!

—Pfff jajajaja –Rico no pudo contener una sonrisa, desconocía de dónde había surgido eso, pero ella no permitía que nadie presenciara su risa de esa manera– Perdona, pero nunca antes alguien me había provocado risas de esa manera.

—¿Te divirtió mi tropiezo?

—N-no es que en la forma que te aproximabas, pero tu cuerpo se desplomó hacia atrás Pfff Jajajaja

—¿Y no me ayudaras para incorporarme?

En ese momento, Rico cesó su risa y adoptó una expresión más seria.

—Discúlpame.

Se acercó y extendió la mano para ayudarle, pero él fue más veloz y la derribó, colocándose sobre ella.

—¿Qué pasa? ¡Oye, no! –Rico, molesta, lo empujó– ¿No crees que es demasiado rápido?

—Cuando sientes que es amor a primera vista, no.

—Amor... –Se tapa la boca–

—Cálmate, estoy presente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Cálmate, estoy presente. Cuéntame todo lo que esa insensata de Génesis te hizo.

—D-dijo que yo había tomado las joyas de mi Mamá -Se oculta el rostro.

—Levi nos va a respaldar; mañana tiene una entrevista con la despreciable de Génesis, así que finalmente conoceremos su versión de los hechos.

—Me reconforta escuchar eso...

Continuará

Los sueños si se hacen realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora