Capitulo Dieciséis - Los Sueños Si Se Hacen Realidad

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Levi

Había transcurrido un buen tiempo desde que Hange y yo habíamos establecido una relación. Ella deseaba mantenerla confidencial por el momento, para evitar molestias de la prensa. Sin embargo, como le expresé, no todo puede permanecer en secreto. Llegó un momento en el que todo salió a la luz, y numerosas personas me entrevistaban constantemente, asombradas de cómo alguien logró atravesar mi corazón "de piedra". Tch, incluso el viejo lo mencionó.

Hubo momentos en los que compartíamos instantes como si fuéramos los más cercanos amigos. Bueno, ella me enseñó lo que implica el amor, algo que alguna vez creí que nunca experimentaría. Llegó a mi vida con la mujer más bella del mundo.

Hange

Nunca imaginé que hallaría a alguien como Levi. A veces era complicado, pero yo lo apreciaba profundamente. Él me brindó mucho apoyo, algo que jamás había anticipado. Después de todo, Nanaba tenía razón: los sueños sí se hacen realidad

Y mi esperado sueño se hizo realidad; cuando era niña, me imaginaba casándome con alguien, en un altar con el futuro padre de mis hijos. Ese día llegó, Levi y yo estábamos a un paso de dar el sí. Ambos nos miramos y sonreí, era inevitable no hacerlo teniendo a la persona que más quieres frente a ti.

—Sí, acepto –dije con mucha felicidad. Le hicieron la misma pregunta a Levi, y él también dijo:

—Sí, acepto.

Finalmente, éramos marido y mujer. Nos fundimos en un pequeño beso y, de fondo, muchos aplausos y felicitaciones nos rodeaban. La prensa grababa todo; Levi quería que fuera la mejor boda. Me sorprendí por la multitud de fotos que nos tomaban mientras salíamos de la iglesia.

—Sube, cuatro ojos –Levi abre la puerta del automóvil.

—Gracias, Levi, siempre tan generoso –Se burla de él– Tu mamá parece muy feliz.

—La tuya también. No quiero tener críos, al menos no por ahora.

—Yo tampoco, pero quizás ellas quieran tener nietos correteando por la casa.

—Tch, ya es bastante con aguantar a la mocosa de mi prima. Sé lo que es lidiar con pequeños traviesos.

—Jajaja, qué tierno te ves diciendo eso, mi amor –Acaricia su rostro– Te ves tan apuesto en ese traje.

—Y tú te ves hermosa en ese vestido. Todo eso es mío.

—Mañoso –Se voltea con un leve sonrojo en su rostro.

—Ya, cuatro ojos, ven aquí –La abraza y besa su frente– Mi sueño, el que más anhelé, se hizo realidad.

—Puedo decir lo mismo –Acaricia su rostro.

—Los sueños sí se hacen realidad –Ambos afirman esto y terminan dándose un beso.

Quién hubiera pensado que Levi Ackerman se enamoraría. Después de rechazar a muchas mujeres, encontró a solo una que realmente lo hizo sentir especial. Al principio, no quería admitirlo, pero poco a poco se dio cuenta de que quería vivir el amor con ella.

También quién diría que Hange Zoe, la científica excéntrica como la conocían en la empresa donde trabajaba, se enamoraría de un modelo. Sorprendente para todos aquellos que pensaron que nunca enamoraría a nadie por ser tan alocada y parlanchina. Eso es lo que enamoró a Levi: el hecho de ser una mujer única. Ella se enamoró de él por el simple hecho de ser amargado y gracioso a su manera. A pesar de ser así, solo ella podía sacar su lado cursi.

—Pfff, ¡No puedo más! Ahhhhh, maldita sea, sal de una vez

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—Pfff, ¡No puedo más! Ahhhhh, maldita sea, sal de una vez.

—Señora, más fuerte, usted puede, ya falta poco, puje, puje.

—Ahhhhh, te odio, Levi, maldito. Ahhhh —Cae rendida al escuchar a su bebé.

—Felicidades, es un varón, aquí tiene —lo coloca a su lado.

—Es hermoso, gracias –Agarra sus manitos y las besa– Quisiera que tu padre estuviera aquí, pero él se fue por trabajo. Supongo que ya se enterará de que naciste. Trataron de contactarlo, pero no respondió. Ahora que te veo mejor, eres igual a tu padre... –Besa su rostro–

En otro sitio, Levi se encontraba sorprendido por el nacimiento de su hijo. Estaba molesto, ¿por qué nadie le avisó? Tomó un vuelo hacia Estados Unidos y se reunió rápidamente en el hospital donde se encontraba su esposa y su hijo.

—Pensé que cuando me lo dijeron era una broma.

—No quería molestarte, sé que eres un hombre muy ocupado.

—Es mi hijo, Hange. Era importante estar presente aquí.

—Ya pasó, estás aquí, y eso es lo que importa ahora –Toma su mano y la besa– Ya cumplimos 4 años de casados. Después de 4 años, al fin pudimos formalizar una familia.

—Y estoy contento de que sea así.

—Pues ni sonríes –Lo molesta nuevamente– Jajaja, ya, ya no me mires así.

Y como mencionó Hange, ya llevaban 4 años de matrimonio, y después de esos años decidieron tener un bebé. Hange era una mujer que lo tenía todo, no solo por su trabajo y dedicación; Levi también la ayudaba en lo que más necesitara, siempre se lo hacía recordar, ahora más que tenían un bebé muy lindo.

Pasaron los años y ese niño pequeño y tierno que había nacido ahora tenía 8 años. Hubo desacuerdos y una separación entre Levi y Hange, pero nuevamente lograron resolver el problema. Como en toda pareja, siempre habrá desafíos, pero se dieron cuenta de que separarse no era la solución para sus problemas.

Hange se encontraba descansando con Levi; eran solo las 2 de la mañana y ella se levantó al sentir la mirada de su esposo.

—Amor, descansa. Me asustaste.

—No podía evitar dejar de ver tu rostro. Cuando duermes, te ves hermosa. –junta sus labios con los de ella– En estos momentos tengo ganas de entrar. –Susurra en su oído.

—Eres un pervertido mmm. –Juega con su cabello al sentir cómo se posiciona encima de ella– Ya me tienes aquí.

—Nuestros sueños se hicieron realidad.

—Sí, nuestros sueños se hicieron realidad.

Cuando poseemos una aspiración, nuestra meta es orientarnos hacia ella y materializarla. Si deseamos lograrlo, debemos dedicar esfuerzo. Jamás desistan, porque los sueños pueden hacerse realidad.

Fin

Los sueños si se hacen realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora