Capitulo Doce - La Visita De Rico

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—Hans, ya vino por ti, está esperándote aquí afuera.

Me puse muy sonrojada, nuevamente sentía esa corriente eléctrica recorrer mi cuerpo. Me encantaba mucho Levi, y más por lo que ocurrió ayer, no sabía cómo mirarlo. Al salir del departamento de Nanaba, me dirigí al ascensor y presioné el piso uno. Experimenté de nuevo cómo mis mejillas se ruborizaban cuando las puertas del ascensor se abrieron, y ahí estaba él, en su auto. Me miró un poco y se aproximó a mí, dándome un beso en la mejilla.

—Hola, Hange.

—Hola, Levi.

—Debo relatarte todo, y no te imaginarás lo que comentó acerca de ti.

—Será mejor que nos apuremos.

Al llegar al Restaurante, Levi y yo solicitamos dos postres. Estaba sumamente intrigada por escuchar exactamente lo que mi "hermana" había expresado. Me miró de nuevo, aquel semblante serio que portaba me fascinaba, a pesar de que pareciera tener cara de extreñido, jaja, pero era realmente encantador.

—Lo inicial que efectuó es sentarse en mis piernas. Tch, no sabes cuánto detesto que realicen eso -pone cara de disgusto y prosigue-. Me dijo que finalmente yo me había percatado, que me había dado cuenta del tipo de mujer que eras. Que siempre andabas trayendo hombres a casa y de clase baja.

—Pfff Jajaja, ¿En serio? Jajajaja me hiciste el día, Levi.

No podía creer todo eso, qué mentira más grande, ¿Cuándo yo he traído hombres a la casa?

Levi se asombró al observar a Hange sonreír de esa manera, era la primera vez que presenciaba a alguien reírse de esa forma, indudablemente, Hange era única.

—Aquí le traigo sus postres señores –lo coloca a un lado de la mesa– ¿desean ordenar algo más?

—Está bien así, gracias –toma su postre Levi–

Hange tomó su plato y comenzó a saborear su postre predilecto.

—Mmm, está delicioso. ¿Puedo probar tu postre? Claro, si no te incomoda.

—Adelante, no me incomoda en lo absoluto.

—Mmm, está exquisito, me encanta.

Hange sonrió a Levi y continuó degustando un poco más de su pastel.

—Me alegra que te guste.

—Pues no pareces contento.

—Tch, cállate, cuatro ojos.

—Pfff jajajaja –Se entusiasma– Eres gracioso, me gustas aún más.

—Tú también, lentes.

Hange dejó de comer su postre y siguió charlando un poco más con Levi, hasta que alguien inesperadamente se acercó a Hange.

—Hange, qué sorpresa encontrarte por aquí.

—¿Moblit?, hola, igualmente, supongo.

—¿Él es tu compañero?

—Es algo más que eso. –Sentía que era el momento de bajarle de las nubes a Moblit. No podía seguir permitiendo que él se hiciera falsas ilusiones conmigo–

—Ah... Lo siento entonces por interrumpir, nos vemos en el trabajo.

Levi observó a Hange de reojo y pudo percibir su incomodidad por ese individuo.

—¿Te molesta mucho?

—Me hostiga en el trabajo. Una amiga mía lo notó, y es incómodo.

—Imbécil. Si se te vuelve a acercar, no dudes en decírmelo.

Los sueños si se hacen realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora