Capitulo Once - La Ayuda

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Al llegar al piso de Levi, me convidó a que me sentara a gusto, como en mi hogar. Al escuchar eso, simplemente bajé la mirada. Parecía que él lo notó y se acomodó a mi lado. Sus facciones, de por sí, eran muy serias. Todos esos rasgos, tan apuestos y tan serios.

Me observó y me cuestionó sobre la expresión en mi rostro y quién era Génesis.

-Bueno, verás, ella arribó a la casa, precisamente en mi cumpleaños. Todo estaba bien. Jugábamos en familia; mayormente pasábamos los cumpleaños así, participando en juegos de mesa o karaokes, hasta que sonó el timbre. Sonia fue a verificar quién llamaba a la puerta. Sonia es nuestra empleada. Llegó con una muchacha, tendría unos 14 años, manifestando que venía secuestrada y que era ella, la hija extraviada de los Zoe...

-Tch, característico de chicas que solo vienen por conveniencia. Puedes continuar.

-Claro. Realmente creí que era ella. Lloré porque siempre quise volver a ver a mi hermanita pequeña, pero algo dentro de mí me decía que no era ella. Pasaron los meses y su comportamiento empezó a cambiar, desde que mi madre era más cercana a ella, hasta que la metió al modelaje. Desde allí cambió y se empezó a creer, me hacía sentir inferior y me echaba la culpa de todo...

Hange inclinó la mirada, sintiendo unas ansias de llorar, pero se fortaleció y prosiguió con la conversación.

-Me desalojaron de mi hogar, por culpa de Génesis. Estoy convencida de que ella alteró todas las pruebas de ADN, pero juro que se conocerá la verdad.

-¿Quieres que te ayude?

-Pero, ¿cómo podrías ayudarme?

-Mmm, ¿qué te parece si la invito a salir?

-Oh, bueno, tal vez sea una excelente idea.

-La invito y le planteo una oferta de trabajo, para una sesión de fotos. Posteriormente, me encargo de que la preparen para la sesión de fotos. Al peinarla, podemos extraer un poco de cabello de ella. De esa manera, consigo que me lo entreguen a mí y gestionamos la toma de pruebas para que así se conozca la verdad.

-Wow... ¡Eres un genio! Por supuesto. -Lo abraza de manera inesperada- Perdóname, no sé qué me pasó...

-No, está bien. Bueno, creo que es momento de que conversemos acerca de lo que vinimos aquí. -Suspira- Yo también te pude ver en mis sueños, cuatro ojos.

Hange, al escuchar esa frase, pudo rememorar el instante cuando ella le proporcionó masajes por el estrés que este llevaba. Era él...

-Gracias por librarme de ese oso.

-Casi eras presa de esa bestia. Y de nada. Pero todo fue un sueño. -Deseaba hacer algo, quería besarla, pero no sabía cómo. Tenía temor. Hasta que no se pudo contener más y la tomó del mentón y poco a poco se aproximó a ella, y la besó. Fue una sorpresa para Hange, pues nunca anticipó este momento. Ahora ambos estaban disfrutando del instante, algo que nunca antes habían experimentado.

Al día siguiente, Hange despertó con dolor de cabeza, observó la habitación y se percató de que no estaba en la casa de Nanaba. ¿Dónde estaba? ¿Y por qué estaba desnuda, o tal vez no? ¿Qué había sucedido? Al girar, no vio a nadie, pero sí una carta. La tomó y la abrió; al leerla, comprendió que ella y Levi habían compartido la noche juntos. Ahora que lo recordaba, sí, él y ella habían tenido algo más íntimo.

-Pfff, ¿cómo sucedió esto, Hange? Hange, ¿qué has hecho?

Rápidamente me preparé; necesitaba salir de allí lo más pronto posible. No quería encontrarme con Levi; no sabía cómo mirarlo a los ojos después de lo que sucedió. Ahora que lo recuerdo, fue muy lindo. Ya lista, abrí la puerta principal y salí con mucha precaución. Tomé un taxi rápidamente y me fui al departamento de Nanaba. Al entrar, me encontré con ella, que parecía confundida.

-Puedo explicarlo. No vas a creer lo que pasó.

-Estas no son las horas de llegar. ¡Pero ven, cuéntame! ¿Qué pasó? ¿Ya se acostaron?

-¡NANABA! -Me puse muy roja- B-bueno, sí, pero no sé cómo pasó. O sea, sí, pero fue tan rápido que al despertar amanecí desnuda...

-¡Al fin! Qué lindo, tú y el amor de tu vida. Esto parece una novela.

-No, Nanaba, no estuvo bien. Pasó muy rápido. Espero que no lo vea más. Tengo vergüenza.

En otro lugar, Levi se encontraba en la mansión, hablando con Kenny, quien para sorpresa de el Levi no había pasado la noche en la mansión.

-¿Es esa chica de lentes por la que te vuelves así, no?

-Sí, es ella. Nada ni nadie me va a alejar de mi cuatro ojos, ¿escuchaste, Kenny?

-Está bien, como tú digas. Al fin una mujer pudo conquistar tu corazón de piedra.

-Tch, viejo tonto.

Kenny solo se rió y siguió llenando algunos informes.

-¿Ya se acostaron?

-¿Qué mierda dices? No, estás loco.

Claro que habían hecho algo más que mirarse las caras. Para Levi fue tan especial; sabía que en algún momento llegaría con la persona indicada, y esa era Hange, su hermosa cuatro ojos.

—Levi, ¿por qué citaste a mi amiga Génesis? –ingresa Mikasa enfadada–

—Mira, mocosa, ese no es asunto tuyo. Y ya ve preparando tus maletas; en unos días más nos vamos a Japón.

—Enano. —Le cierra la puerta en la cara—. Bienvenida, Génesis. Te dejo con el gruñón de mi primo.

—Puedes pasar, y tú, viejo, retírate. Hay cosas que no puedes escuchar.

—Como digas, enano. Después hablamos.

Génesis ingresa a la oficina con un gran brillo en los ojos; su rostro se notaba feliz. Se sienta rápidamente en las piernas de Levi, incomodando al pelinegro, de tal forma que pone una cara de incomodidad.

—No era necesario llegar a este punto. ¿Podrías sentarte como alguien normal?

—Disculpa, fue la emoción. Bueno, sabía que mi hermana nunca podría llegar a tu altura. No mereces a alguien como ella, ¿sabes? Siempre la vi interesada más por tipos sin clase. No sabes cuántos hombres ha traído a la casa.

—Estamos aquí por un asunto más serio. No me importa escuchar asuntos familiares. Creo que la privacidad es fundamental. Pero bueno, a lo que venimos, ¿le gustaría tomarse algunas fotos para nuestra nueva portada de prendas?

—¡Encantada! Sí, claro que sí. ¡Es una noticia muy buena! ¿Dónde firmo?

—Bien. —Saca un papel— Aquí.

—Listo, ¿cuándo comenzamos?

—Bueno, podrías empezar mañana. Nosotros nos quedamos esta semana y necesitamos hacerlo lo más rápido posible. También tenemos asuntos que atender en Japón.

—Bien, entonces mañana estaré aquí.

—Perfecto, señorita Génesis, puede retirarse.

¿Hombres? ¿Clase baja? Tch, ¿qué significaba eso y por qué querría saberlo? No creía que Hange fuera capaz de tales cosas. Después de todo lo que ocurrió la noche anterior, aún podía recordar los gemidos de su cuatro ojos, su piel suave, sus mechones marrones cayendo por su rostro y, sobre todo, su espléndido rostro. Era perfecta.

—Hola Hange, ya tengo todo listo. Cité a tu hermana hoy y aceptó hacer las sesiones de fotos. ¿Podemos vernos?

Y ahí estaba una vez más. No podía verlo, tenía mucha vergüenza. Levi era su primera vez. Nanaba, su buena amiga, no evitó ver tal mensaje y le quitó el celular.

—Claro, ¿a qué hora?

—¿Se puede saber qué estás haciendo? Nana, no puedo. Créeme, que tengo mucho miedo.

—Solo tranquilízate. Además, no hiciste nada malo. Hiciste el amor con la persona que te gusta.

—Bueno, supongo que tienes razón. Bien, dile que nos vemos hoy.

Continuará

Los sueños si se hacen realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora