VII

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Chapter Seven


—¿Y era guapo? -me preguntó mientras subía y bajaba las cejas repetitivamente.

Le había contado a Kym sobre el encuentro con ese chico en el refugio de animales, y ahora ha empezado a imaginarse una historia de amor entre nosotros.

—Pues.. digamos que sí -sonreí con nerviosismo. Kym al escuchar eso soltó un gritito de emoción como una niña pequeña.

—¡Lo ves, te dije que tenías que ir! -exclamó tirándose en su cama.

—Me dijiste que no fuera porque me iba a llenar de pulgas -la volteé a ver con una sonrisa burlona.

—Esa no era yo, estaba estresada por las clases, eso es todo -se defendió levantándose dramáticamente —Dejando eso de lado, ¿cuando lo volverás a ver?

—Tengo que ir tres días a la semana, así que el viernes me encontraré con él.

Kym se limitó a asentir para luego tomar nuestras cosas e ir a la escuela hebrea.

[...]


Íbamos caminando en los pasillos mientras hablábamos, cuando un chico de cabello naranja y negro que le llegaba poco más abajo de las cejas, se acercó.

—Hola chicas -agitó su mano como saludo, a lo que respondí de la misma forma —Sheccid, sólo quería avisarte que mañana es mi bat mitzvá y que estás invitada -me dió una sonrisa y apenas se fue, regresé a ver a la asiática a mi lado.

—Gracias por avisarme, Kym -le dije sarcásticamente.

—Maldición, lo había olvidado, perdón.

—¿Y cómo ibas a ir si lo habías olvidado?

—Suelo tener un recordatorio depende de la hora en la que será el mitzvá.

—¿Segura que no eres un viejita en cuerpo de una adolescente?

—Ash, cállate, vamos con los demás -tironeó de mi brazo.


[...]


La escuela hebrea por fin había acabado y podíamos retirarnos a nuestras casas. Ese día había decidido irme caminando por simple gusto. Iba revisando mi teléfono hasta que escuché una voz llamándome.

—¡Sheccid! -llegó Andy, cansado —Dios, ¿tienes aceleradores en los pies o qué?

—Ay, ya, que quejón.. -murmuré lo suficientemente alto como para que él escuchara —¿Que pasó?

—¿Puedo acompañarte a tu casa? -preguntó con la mirada baja, se veía lindo así.

—Esta bien -sonreí y él, emocionado se posicionó a mi lado.

—Oye, ¿tienes algo que hacer el viernes? -preguntó después de unos segundos en silencio.

—Tengo que ir al refugio de animales, soy voluntaria.

—Ah.. y ¿estarás ocupada todo el día? -bajó un poco el tono de voz.

—Mhm, desde la 13:30 hasta las 14:30, ¿por qué?

—Bueno, nuestros amigos tenían planeado ir al acantilado a las 16:40, ¿puedes ir? -volteó a verme, esperando mi respuesta.

—Seguramente sí -regresé mi mirada al camino y me di cuenta que estábamos relativamente cerca de estar frente a la puerta de mi casa —Bueno, ya llegamos, es aquí.

—¿Esta es tu casa? -preguntó un poco sorprendido.

—Sí, ¿por qué? -me provocó risa la cara que puso.

—Es muy grande, ¿cuanta gente vive aquí?

—Solo mis padres y yo, sin contar a algunos empleados, claro. Lo demás ya es por puro capricho.

—¿Lo demás? -frunció el cejo.

—Ya sabes, el spa, el gimnasio, la sala de cine, cancha de tenis y la piscina -expliqué con simpleza.

—¿¡Tienes un spa y una sala de cine en tu casa?! -preguntó efusivamente y yo solo asentí mientras reía.

—Bueno, nos vemos mañana, Andy -le dediqué una última sonrisa y entré a mi casa.

Mientras tanto, Andy seguí atónito ¿Desde cuándo se puede tener una sala de cine en casa? ¿Cuánto habría costado eso? Y lo peor es que ella lo decía como si fuera lo más normal del mundo.

—¿Sus papás serán mafiosos?... -se preguntó a sí mismo mientras se alejaba.






-Y bueno, ando queriendo acabar esto rápido, ya me estrese

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-Y bueno, ando queriendo acabar esto rápido, ya me estrese. 😔

-Y no m gustó. 👺

-En fin, los quiero

-Val

𝗦𝗵𝗲 𝗗𝗿𝗶𝘃𝗲𝘀 𝗠𝗲 𝗖𝗿𝗮𝘇𝘆 | 𝘈𝘯𝘥𝘺 𝘎𝘰𝘭𝘥𝘧𝘢𝘳𝘣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora