7 de DICIEMBRE

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Casa de Los Jelingold

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Casa de Los Jelingold

Jereth había entrado a la casa más de una hora después y pasada la medianoche, y quien estaba leyendo un libro en la sala era su padre.

—Creí que estabas durmiendo.

—Me entretuve con la lectura. ¿Todo bien?

—Sí —caminó por su lado.

—¿Seguro? —Levantó la cabeza para mirarle el perfil—. No pareces «estar bien» —enfatizó.

El primogénito frenó sus pasos y aunque se mantuvo de espaldas a su padre, habló bastante claro.

—No sé lo que me está pasando —apretó levemente sus puños teniéndolos a los costados de su cuerpo.

—¿A qué te refieres? —quiso saber a pesar de que era posible intuyera lo que su hijo quería decirle.

—Esta noche vi una asistente diferente, vi a Morela distinta. Me contó cosas de su vida, de lo que hace para ustedes, para mi madre. Y me pregunté el porqué, se lo pregunté más que nada, porque me parecía muy raro que lo hiciera.

—¿Y qué te dijo? —le preguntó intrigado.

—Que lo hacía como si se lo estuviera haciendo a su madre también, porque los considera sus segundos padres.

—Sus padres la han criado bien y tiene muchos valores. Conocemos a los tres y son gente muy buena. ¿Y yo te pregunto por qué ahora me estás diciendo estas cosas? —Alzó una ceja.

Jereth enmudeció y no supo qué decirle o bien lo sabía, pero no quiso pronunciarlo en voz alta. Quedó mirando la puerta cerrada que daba al pasillo de las habitaciones en suite y fue Cameron quien habló por él.

—Te gusta, simplemente por eso lo has dicho, porque te gusta.

—No me gusta —se giró en sus talones para enfrentarlo con nervios.

—Sí, Jereth, te gusta y aunque te lo quieras negar a ti mismo, no puedes y aunque no quieras creerlo, no está mal que te guste mi asistente.

—No me gusta.

—Somos adultos, Jereth.

—No puede gustarme.

—No, no debería gustarte porque tu madre me contó que tienes novia y no puedes salir con una mientras te gusta la otra.

—¿Qué tengo que hacer?

—Soy el menos indicado para decirte algo, pero procura tomar la decisión correcta, es lo único que te puedo decir, aunque te advierto que Morela no es alguien para descartar como estabas acostumbrado a hacer cada vez que salías, sin mencionar que es mi asistente principal y tendré que verle la cara todos los días, así que, vas a tener que pensar bien lo que vas a hacer —cerró el libro y se puso de pie—. Me iré a dormir, buenas noches.

—Buenas noches.

Jereth quedó en un dilema con aquella charla. Tenía novia, era bonita, con un cuerpo curvilíneo y de su ambiente, no podía gustarle alguien más, no debería ser así, sin embargo, a medida que pasaba el tiempo con Morela, las cosas se estaban poniendo raras, porque no era tan bonita, ni tenía un cuerpo de modelo, tampoco era de su ambiente y ahí estaba ella con su vida normal, rutinaria, sin el lujo que tenía encima Flower, su novia, su simplicidad para las cosas y en su vestuario a pesar de los colores vibrantes que a veces usaba, era femenina y lo estaba poniendo entre la espada y la pared, porque aunque no hubiera tenido pareja, tampoco estaba en sus planes radicarse en Buenos Aires.

🎄

Sparkle Company

Cuando los dos se vieron dentro del despacho del jefe, ella le entregó unos papeles y mientras los esperaba, le habló:

—Pensé que íbamos a venir juntos, tu papá me dijo que te habías ido temprano a la empresa.

—Sí, aproveché para terminar de hacer algo que me había quedado pendiente —le mintió.

—Está bien, pensé que no querías molestarme por hacerme ir hasta la casa de tus papás a buscarte. Que ahora que parece que hicimos las paces, te lo voy a decir, ahora no me molesta tener que pasarte a buscar o llevarte hasta tu casa, antes sí, pero ahora ya no.

—Es bueno saberlo, porque antes he sido un completo idiota.

—Literalmente hablando, más o menos.

Jereth se rio y ella le siguió con varias risitas a pesar de que había agarrado la carpeta navideña con los papeles que él había firmado.

—¿Tenés pensado ir a algún lado hoy?

—No, te dejaré la noche libre, mañana estás suspendida, ¿o no lo recuerdas? —le habló con ironía.

—Cierto. Bueno, me voy al escritorio para seguir trabajando.

Cuando Morela salió, Jereth respiró de manera normal porque se había puesto nervioso apenas había entrado al despacho.

Todo el día habían estado los dos ocupados, mas él no quería salir de la «cueva» porque no quería ponerse más incómodo de lo que ya estaba. Si la noche anterior su padre no le hubiera dicho lo que le dijo o él mismo no reconocía que le gustaba, nada de aquello estaría pasando porque seguiría hablándole normal, con tranquilidad y sin problemas. Sin embargo, estaba resultando todo lo contrario. 


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¡Hola, pronto subiré más capítulos de la historia! Espero que les siga gustando 💜🦋🍁✨

Nunca es invierno en diciembre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora