29 de DICIEMBRE

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Hotel Four Seasons

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Hotel Four Seasons

Morela agarró su bolso y les dijo a sus padres que iba al cuarto de Jereth.

—No estarás pensando hacer lo que creo, ¿no? —le cuestionó Miguel con asombro.

—No, solo será dormir, aparte que lo conozco hace casi un mes.

—Y si lo hace tampoco nos lo va a decir, Miguelito —le acotó su esposa tajante y con algo de burla en su voz.

La chica se rio, pero les habló a ambos.

—Bueno, eso es cierto, pero con lo cansados que estamos dudaría que quisiéramos hacer algo de eso que creen —respondió y les dio un beso en la mejilla a cada uno—, duerman lindo.

—Vos también —le dijo Francisca.

—Hasta mañana, More —replicó su padre.

—Hasta mañana —se dirigió a ambos y abrió la puerta para cerrarla detrás de ella y caminar hacia la habitación de su novio.

Golpeó la puerta y esperó a que le abriera, pero no escuchó que se acercara. Golpeó de nuevo y de paso le mandó un mensaje de texto.

«Jereth, estoy en la puerta de tu cuarto»

Unos minutos después le abrieron la puerta.

—Estaba dándome una ducha —le dijo con una toalla alrededor de la cintura—, ¿vienes a dormir? —Alzó las cejas mirando el bolso.

—¿Puedo?

—Sí —le sonrió y cerró la puerta—. Puedes darte una ducha si quieres también.

—Creo que me ducharé mañana para estar más fresca y porque no quiero dormir con el pelo húmedo.

—De acuerdo.

Él se metió en la habitación mientras que ella se sacaba las sandalias en la sala de estar de la suite, se levantó un poco el vestido para no pisarlo y caminó hacia el dormitorio.

—¿Puedo pasar?

—Sí, ¿necesitas que te baje el cierre del vestido?

—No, lo tengo del costado así que es fácil. Gracias igual.

—Morela, quiero preguntarte algo.

—Decime —lo miró a los ojos cuando levantó un poco la cabeza en su dirección.

—¿Tienes miedo de casarte? Y te lo pregunto porque las veces que te lo sugerí casi que evadiste el tema.

—No es eso, no le tengo miedo al casamiento, solo que pienso que es un tema para hablarlo en serio y cuando la pareja lleva un año o más de noviazgo.

—Todas las veces en que te lo dije fueron de verdad, no bromearía con algo así, More. Y con respecto al tema del tiempo, creo que es relativo, puedes estar con una persona durante uno o dos meses y casarte y vivir siempre felices, o que después del año se casen y termine todo mal entre ellos, así qué, pienso que eso es según cómo son entre ellos y de qué forma se conoce bien la pareja, no me refiero a lo sexual sino a la confianza mutua.

—Sí, lo entiendo —asintió con la cabeza—. ¿Vos querés casarte? Tu idea principal era esa cuando te referías sobre la visa.

—Sí, pero como te he dicho antes, la más rápida es la que es por trabajo, ya luego veremos la otra, tarden o no en dártela, ya sabes que pienso quedarme aquí —la abrazó por la cintura inclinándose un poco hacia ella y se besaron cuando se tocaron los labios y la chica pasó sus brazos por el cuello masculino.

—No quiero que te quedes por obligación, sé que nunca fue tu intención quedarte acá.

—Tampoco era mi intención enamorarme, sin embargo, lo hice y no me arrepiento de nada, Morela. Te amo y no te puedo negar lo que siento por ti, así qué, me quedaré con gusto en tu país, por mis padres y por ti.

—Qué confesión —emitió asombrada—, yo también estoy enamorada de vos, Jereth y me encanta tenerte conmigo —le sonrió al tiempo que le acariciaba las mejillas para darse otro beso en la boca.

—Ve a cambiarte de ropa así estamos más cómodos dentro de la cama.

—Está bien —le dio otro beso y se separaron.

Pocos minutos después, Morela se acercó a la cama y vio a su novio boca abajo y dormido, sonrió y se metió debajo de las sábanas. Apagó la luz del velador y se tapó. Pronto se quedó dormida ella también.

El mediodía del mismo día, Morela se estiró y bostezó encontrándose con Jereth que la estaba mirando atentamente dentro de la cama también.

—Buen día, ¿hace mucho que estás despierto?

—Buenos días, no, hará poco menos de media hora.

—¿Y qué estabas mirando? ¿Cómo se me caía la baba mientras dormía? —le preguntó entre risas.

—No, lo linda que te veías durmiendo —se acercó para darle un beso.

—No —se alejó de él—, tengo mal aliento y vos también —rio.

—No me importa —le respondió abrazándola por la cintura y poniendo las manos bajo su espalda para tenerla debajo de él y darle así un beso.

Morela se abrazó a su cuello y abrió las piernas también para estar más cómoda. A medida que los besos seguían, la tensión entre ellos aumentaba y Jereth frenó para dejarla libre.

—Ve a darte una ducha así vamos a almorzar.

—¿Tan tarde es?

—Sí, ve —expresó y se puso a su lado.

La joven salió de la cama, tomó todo lo necesario y entró al baño.

Varios minutos después se sentaron junto a sus padres quienes desde hacía rato estaban almorzando. El resto de las personas que anoche habían ganado la estadía, se encontraban comiendo, paseando por el hotel y sus alrededores y otros caminando por las calles porteñas.

—¿A la noche qué harán? —quiso saber Jereth—. Podemos ir a Pony Line.

—¿El restaurante de hamburguesas que tiene el hotel? —cuestionó Morela—, es lindo el lugar y se come bien también, el año pasado fui con mis papás en esta época.

—Ustedes vayan donde quieran, nosotros cuatro haremos otra cosa —manifestó Kimberly.

—¿Qué tenés en mente? —preguntó un poco cortada Francisca mirando a su consuegra.

—Podemos ir a Elena o a Nuestro Secreto que es de aquí también.

—Bueno, está bien, después arreglamos mejor.

—Tendrían que preguntar por disponibilidad en los dos —dijo Jereth—. Yo ya hice la reserva en Pony Line mientras Morela se daba una ducha.

—Rápido es tu segundo nombre.

—Ya lo sabes bien desde que reservé en Bíbaro ese domingo a la noche y te lo conté después de haber hecho la reserva.

—Sí, sí, me acuerdo de ese día. Y también cuando la chica que nos atendía te había pedido una cita —casi se rio a carcajadas—. Nunca me había pasado algo así.

—Ni a mí tampoco, te lo aseguro.

Luego de una charla mientras terminaban de almorzar, cada pareja se fue a sus respectivas habitaciones menos Morela y Jereth que decidieron aprovechar en tomar sol en el jardín del hotel. Varias horas después, cenaron solos en Pony Line compartiendo anécdotas, recuerdos de sus infancias sobre las festividades y de varios temas más. 


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¡Hola, pronto subiré más capítulos de la historia! Espero que les siga gustando 💜🦋🍁✨

Nunca es invierno en diciembre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora