Cuando el sol salió en el horizonte, Odette comenzó su ajetreado día. Se despertó con la suave luz azul del amanecer y se sintió sorprendentemente renovada a pesar de su sueño inquieto. Con un rápido estiramiento, se levantó de la cama y lo hizo pulcramente. Después de darse una ducha y cambiarse de ropa, se puso su habitual gorro de enfermera y se dirigió hacia la cama del hospital con una toalla caliente en la mano.
"Buenos días, Bastian", dijo Odette con una sonrisa, besando su mejilla. Ella sintió una punzada de tristeza cuando él no respondió.
Bastian yacía tranquilamente con los ojos cerrados, casi como si acabara de quedarse dormido. Odette se sentó en una silla al lado de la cama y le acarició suavemente la cara mientras comenzaba a contarle la historia. Su voz era suave y cálida, como el reconfortante resplandor de una chimenea, mientras tejía una historia intrigante. A veces hacía una pausa, abrumada por la emoción, pero con obstinación, manteniendo su conversación unilateral con Bastian en el tangible silencio de la habitación.
La cirugía había sido un éxito. Los médicos pudieron extraer todos los fragmentos de la bala y su lesión interna no fue tan grave como se temía. Sin embargo, su recuperación aún era incierta debido a una hemorragia importante y a una hipotermia. Todo lo que podían hacer ahora era esperar hasta que despertara.
Se aferró a su creencia y gratitud, rezando a todas las deidades por la recuperación de Bastian. Aunque el médico que lo atendió se sintió incómodo después de que pasó una semana sin signos de mejoría, ella seguía confiando en que Bastian despertaría y se negó a perder la esperanza mientras seguía esperando a su lado.
El estado de Bastián mostraba signos de una recuperación milagrosa. Su temperatura corporal, pulso y respiración finalmente estaban volviendo a la normalidad después de días de niveles peligrosamente bajos. Odette podía sentir el ritmo constante de los latidos de su corazón y el calor de su mano mientras la sostenía.
Para ella, Bastian simplemente estaba sumido en un sueño profundo. Su cuerpo y su alma estaban más que agotados, agotados por toda una vida de carreras interminables. Sólo le quedaba creer en él y esperar pacientemente a su lado. Simplemente yacía en un sueño profundo para descansar lo que tanto necesitaba y se despertaba después de descansar lo suficiente.
Después de secarse la cara, Odette retiró con cuidado la manta y examinó las heridas de Bastian. Sus heridas ahora mostraban signos de curación y sus huesos rotos parecían estar curándose lentamente. La cálida luz de la mañana bañaba su forma fuerte y hermosa, envolviéndolo como una bendición en ciernes.
Odette le cambió las vendas con cuidado y siempre sonriendo. Aunque las lágrimas amenazaban con caer de sus ojos, valientemente las contuvo. Al amanecer que escuchó la noticia del éxito de su operación, se hizo la promesa de no llorar hasta que él despertara. No quería que él viera su debilidad y estaba destrozada. Quería mostrarle su fuerte determinación, tal como lo hizo él en su lucha por la vida y la recuperación.
Después de cambiar las vendas, continuó su relato mientras limpiaba el cuerpo de Bastian. Día tras día, repitió la rutina, poniendo su corazón y alma en cada palabra mientras hablaba con el hombre inconsciente que yacía frente a ella. Aunque a veces oleadas de tristeza la invadían, nunca dejó de contar historias, nunca titubeó ni perdió el ritmo.
El médico recomendó estimular los sentidos de Bastian como forma de sacarlo del coma. A partir de entonces, convirtió en un ritual diario hablar con él por la mañana y por la noche después de limpiar su cuerpo. Si las palabras le parecían demasiado pesadas, cantaba dulces melodías y otras veces, cuando incluso eso era demasiado, simplemente susurraba su nombre.
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Bastian
RomanceEl nieto de un anticuario y una princesa mendiga se casaron. El contrato tenía una vigencia de dos años y era en beneficio de cada uno. Era un oficial naval comisionado y un millonario. El nieto de un anticuario que fue despreciado por su modesto pe...