Los seleccionados peruanos eran conscientes de la magnitud del partido que se aproximaba; el clásico sería una lucha intensa de 90 minutos. El país confiaba en ellos, y por ende, debían dejar todo en sus entrenamientos.
Los futbolistas se apoyaban y ejecutaban lo que el técnico les pedía. Tras sufrir una derrota aplastante contra Japón, deseaban evitar un escenario igual de humillante. Reynoso elogiaba a Oliver por su compromiso con la blanquirroja, aunque no pasó por alto la mirada devastada del rubio durante toda la sesión de ejercicios.
Sonne se sentía horrible. Se preguntaba cuánto tiempo debía soportar el rechazo de Yoshimar y, aún más importante, por qué le dolía tanto. Había vivido situaciones similares en su club, pero esto era diferente; Yoshimar no era problemático y no era un simple compañero de club con ego alto.
Oliver se torturaba pensando en lo que hizo mal. Quería acercarse a Yoshimar y reír junto a él, como lo hacía con sus otros compañeros. No estaba concentrado en el partido contra Chile; su mente solo proyectaba posibles soluciones para su problema con Yoshimar, y las consecuencias de su distracción llegaron.
Grimaldo, designado como compañero de Oliver para el entrenamiento, lanzó la pelota con fuerza. El ojiazul fue golpeado violentamente por la pelota, sacándolo del trance.
—¡AY, PUTAMADRE! — gritó Grimaldo.
Sonne llevó sus pálidas manos a su estómago y apretó los ojos en señal de dolor. Se agachó lentamente y trató de recuperar el aire. Reynoso se acercó y trajo consigo a los paramédicos.
—Tranquilo, trata de calmarte y recostarte — indicó Reynoso.
Toda la atención del plantel se centró en el rubio; no obstante, unos ojos marrones mostraban más preocupación que los demás. Yoshimar quería acercarse y auxiliarlo; le preocupaba el color del rostro del defensa, juraba que cada segundo que pasaba se tornaba más morado y eso lo horrorizaba.
Oliver sintió vergüenza, no por la patética postura en la que se encontraba, sino porque era consciente de que, con tal nivel de concentración, defraudaría al Perú que lo recibió con tanta ovación.
El rubio recuperó las fuerzas para levantarse y se disculpó con Reynoso. Tranquilizó a Grimaldo y se apresuró en alejarse; quería encerrarse en el baño y liberar las lágrimas que amenazaban con salir en cuestión de segundos.
Yoshimar abandonó el entrenamiento y, con cautela, siguió los pasos del rubio. Estaba preocupado y sabía que el danés necesitaba ayuda. Su corazón latía fuerte, ansioso; aceleró el paso y escuchó el sonido del agua correr sin parar, recordándole la noche donde Yoshimar sangró y Oliver lo atendió.
El mediocampista sintió una punzada en el corazón al recordar lo amable que había sido el ojiazul con él. ¿En qué estaba pensando? No debió evitarlo en los entrenamientos; era un chico joven que llegaba a un país nuevo y no conocía a nadie. Yoshimar se culpó de ser tan idiota y dejarse manipular por una tontería del pasado; no se estaba comportando a la altura de la situación.
Despejó su mente de sus pensamientos y se dispuso a adentrarse al cuarto de baño en busca del rubio. Su mirada encontró a su compañero de equipo, sin camiseta y con el cabello revuelto debido a la humedad. Tocaba su torso desnudo con delicadeza para limpiar la mancha de sangre producto del impacto del balón en su cuerpo.
—Oliver, ¿quieres que llame a los paramédicos? — habló Yotún.
El rubio dio un pequeño brinco por la repentina presencia de su compañero y se apresuró en secar sus lágrimas.
—I'm okay — musitó Oliver evitando la mirada curiosa de Yoshimar.
El lugar se vio invadido por un intenso silencio; ambos futbolistas se morían por decir de todo, pero no podían articular nada.
—Es un golpe fuerte, Joao es joven pero tiene una patada que da miedo — soltó Yotún en un inútil intento de romper la incomodidad del ambiente.
Sonne esbozó una sonrisa falsa y tomó su camiseta en brazos dispuesto a abandonar el lugar. El chalaco notó sus intenciones y se apresuró en acercarse. Quería contarle la razón de su comportamiento, pero el miedo era mayor; era común oír que los extranjeros eran tolerantes a la homosexualidad, pero Yoshimar no había confirmado si era realidad o un simple mito.
—Suerte mañana, deberías ir a enfermería y pedir que traten ese golpe. Te necesi... te necesitamos al cien por ciento mañana.
Sonrió Yotún buscando aliviar el ambiente; sus manos temblaban y el inexpresivo rostro del rubio lo sacaba de sus casillas.
—¿Estás bien? — musitó Yoshimar con curiosidad.
—Yoshi, creo que yo no... no ser suficiente para el clásico. Perú darme amor y yo no estoy concentrado. Qué vergüenza.
—No digas eso, gringo. Lo que pasó fue un accidente, nos pasa a todos.
—No merezco jugar con ustedes.
—¿Qué es lo que te inquieta? ¿Por qué no puedes concentrarte?
Tras esas palabras, el rostro del danés se pintó de rojo; sus ojos azules se posaron en el suelo y mordió sus labios con fuerza. Sería "raro" decirle que aquello que lo inquietaba era su indiferencia, su lejanía. Quería escapar de ese lugar, pero tal vez lo mejor sería confesar su molestia y poder tener paz.
—Me alejas, no hablas conmigo. Tu evitarme en los entrenamientos y yo me siento... mal. Tal vez estoy equivocado, no conozco Perú y no sé si tu comportamiento ser normal — dijo Oliver; su tristeza se reflejaba en cada una de sus palabras.
Yoshimar movía los labios tratando de articular una respuesta, sin éxito alguno.
—Te pido disculpas por eso, tuve problemas con... mi mujer y por eso actué así. Estoy confundido y el estrés del partido me cobró factura.
—Tu mujer... Entiendo. Deberíamos volver a entrenar, Yoshi — habló Oliver forzando una sonrisa.
—Sí, vamos gringo. ¿Oye, quieres probar la leche de tigre? Después del partido, tú y yo iremos a una cevichería elegante del Callao. Yo invito, pe.
—¿Leche de Tigre? ¿Callao? No entendí nada, pero sí, voy contigo.
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offside | oliver sonne x yoshimar yotún
FanfictionTras un largo show mediático, Oliver Sonne llega a la selección peruana de fútbol y es recibido entre aplausos y sonrisas. Yoshimar Yotún le da la bienvenida a su manera, llamando la atención de Oliver y despertando su curiosidad. No busco ofender a...