Español

491 42 32
                                    

Un nuevo día inició; Oliver abrió los ojos y sonrió al observar el brazo de Yoshimar rodeando su abdomen. Ambos futbolistas habían pasado la noche juntos. Yoshimar le había enseñado varias jergas peruanas y entre risas habían perdido la noción del tiempo. Inicialmente, Oliver había ingresado al cuarto del chalaco con otras intenciones, pero a pesar de eso, lo había pasado de maravilla junto a él.

Pronto, Yoshimar se movió y gruñó al sentir cómo Oliver se levantaba de la cama.

—Es temprano, gringo, jatea un rato más — dijo somnoliento.

Oliver lo ignoró y se dirigió al baño; necesitaba una ducha fría para levantarse completamente. Tenía planeado pasar el día paseando por Lima, comiendo y comprando cosas. No obstante, sus planes se esfumaron al recordar lo que Yoshimar le había dicho hace unos días: la leche de tigre en el Callao.

El rubio abrió el grifo y sonrió imaginándose junto a Yoshimar probando comida peruana.

"Ojalá el tigre haya dado leche" pensó.

Cuando terminó, salió de la ducha y buscó entre la ropa de Yoshimar algo que ponerse. La diferencia de altura entre ambos era abismal, y se podía evidenciar aún más en la ropa. El danés tomó una camiseta celeste y se la puso con dificultad. La tela abrazó su cuerpo y debido al tamaño, relució su figura. Oliver se miró al espejo e hizo una mueca de desagrado, pues no era fan de la ropa ceñida al cuerpo. Se colocó el short que había usado un día antes y se dispuso a abandonar el cuarto de Yoshimar.
Necesitaba arreglar unas cosas en su cuarto, y además ponerse una camiseta de su talla. Le brindó una última mirada al chalaco y rodó los ojos al verlo cubierto completamente.

"¿Acaso no piensa despertar?" pensó, indignado.

Cerró la puerta y se fue en dirección a su habitación. Mientras caminaba, pensaba en lo que estaba pasando. Se sintió mal por traicionar la confianza de su novia, pero no podía negar que el cervecero le prendía. Jamás había tenido una aventura, y mucho menos pensó tenerla con un hombre. Suspiró con ilusión al recordar los labios de Yoshimar besándolo. Pensó en la posibilidad de terminar lo que habían dejado pendiente el día de ayer y sonrió involuntariamente.

El danés no se percató de la presencia de Lucho, quien lo miraba con curiosidad. No hasta que fue tocado por él.

—Oe, ¿qué fue? — preguntó Advincula, con la mano en su hombro — Andas con una cara de templado.

Oliver regresó a la realidad y soltó una risa nerviosa.

—Nada, mano...

—¿Mano? Aprendes rápido, firme jaja — rió — Vamos a ir a comer juntos, ¿llegas?

—No puedo, sorry.

—Bueno, gringo, te lo pierdes. ¡Cuidado te caes por andar pensando en tu germita!

El rubio recordó lo que Yoshi le enseñó y comprendió que se refería a su novia. Hizo una mueca tratando de ocultar su vergüenza, cosa que no fue pasada por alto por Lucho.

—Ya nos vemos luego, colorado, bye bye.

Advincula caminó en dirección contraria y le dedicó una última mirada al rubio antes de irse. ¿Estaba usando una camiseta de Cristal?

"Esto está raro", pensó el rayo.

. . .

Las horas pasaron y Oliver decidió que era hora de salir, pues el hambre le estaba incomodando. Se había vestido con un jean de color gris y un polo negro, resaltando sus cabellos rubios.

Se dió una última mirada en el espejo y peinó su cabello con sus manos. Acto seguido fue en busca del cervecero.

Cuando estuvo frente a la puerta, escuchó a Yoshimar discutiendo; el danés se preocupó y tomó la perilla de la puerta hasta que escuchó algo que lo hizo retroceder.

—Perdón, mi amor, me quedé dormido y no pude contestar. Hoy voy a la casa a verte, te amo.

Oliver sintió presión en su pecho y se dio la vuelta dispuesto a irse. No había entendido todo, pero sí lo suficiente para saber que Yoshimar tenía otros planes, y ninguno de ellos lo incluía.

El rubio dio un par de pasos en dirección a su cuarto, pero el sonido de la puerta abriéndose tras él lo hizo voltear.

Era Yoshimar. Solo vestía un short de la selección, estaba descalzo y su cabello estaba desordenado. Se había despertado hace 5 minutos.

—¿Gringo? Escuché algo en la puerta, creí que me habían traído lo que pedí. ¿A dónde vas tan pepa? — bromeó Yoshimar.

El mediocampista lo miró de pies a cabeza y mordió su labio inferior. El rubio era realmente atractivo; era obvio que antes del fútbol se había dedicado al modelaje.

Oliver pensó en mentirle a Yoshimar e irse, pero su corazón brincaba y rogaba acercarse a él.

—Yoshi... ¿Leche de tigre? — exclamó con vergüenza.

El chalaco asintió con completa calma.

—Claro, pe, me baño altoque y nos vamos. Pasa y espérame — invitó el moreno.

El rostro de Oliver se iluminó y en un parpadeo ya estaba en la cama de Yoshimar. El moreno se metió al cuarto de baño y la sonrisa abandonó su rostro cuando cerró la puerta.

Había olvidado completamente que invitó a Oliver a comer. Su mujer lo había despertado a punta de llamadas; le había gritado de todo por no haberse dignado ni a abrir sus mensajes. Yoshimar se había excusado en el cansancio, pues obviamente no le diría que estuvo besándose toda la noche con el danés.

Y ahora aparecía Oliver en su puerta listo para irse a comer con él. El cervecero no sabía qué hacer; la ilusión en el rostro del rubio le había hecho temblar de amor. Jamás se perdonaría borrarle la sonrisa al principito.

El rubio yacía sentado en la cama del mediocampista; no comprendía qué había pasado. Juraba haber entendido que Yoshimar le había dicho a su esposa que estaría con ella, pero culpó a su nivel deficiente de español por eso, reduciendo todo a un simple error por no comprender el idioma.

El sonido del agua corriendo inundó la habitación y Oliver se recostó en la cama del chalaco.

Yoshimar decidió ser feliz; olvidó a su esposa y se propuso hacerle pasar un gran día al rubio.

offside | oliver sonne x yoshimar yotúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora