La participación de Oliver en el clásico peruano estaba confirmada. Reynoso le había comentado que sería suplente; sin embargo, eso no evitaba que los nervios inundaran su cuerpo, ya que la posibilidad de su debut con la selección no había sido descartada. Según el técnico, eso sería algo que analizaría observando el partido.
Oliver yacía en el camerino del estadio, fascinado al observar la camiseta con su apellido plasmado en la tela.
—Con todo, gringuito.
El ojiazul sonrió al escuchar esa voz. Volteó lentamente y se encontró con Yoshimar, quien lo miraba con una sonrisa pícara. Oliver observó de pies a cabeza al mediocampista y no pudo evitar emocionarse. El cuerpo del mediocampista lucía la blanquirroja a la perfección. Su piel morena combinaba de manera impecable con la pulcritud del uniforme, Sonne estaba maravillado con lo que sus ojos apreciaban.
—¿Qué esperas para cambiarte? —dijo Yotún señalando la camiseta del rubio.
Oliver regresó a la realidad y asintió muchas veces. Yoshimar se alejó del lugar entre risas, tomó una casaca roja de una silla, se la puso, y sus ojos viajaron inconscientemente a la banca donde estaba el danés. Su rostro se pintó de rojo al ver los ojos azules de su compañero brillar y tocar con emoción la tela blanca.
—Carajo... tan lindo —musitó Yoshimar, embelesado por la ternura del rubio. Se sintió mal por distraerse a pocos minutos de un partido tan importante y sacudió la cabeza con fuerza, alejando esos pensamientos.
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El partido inició, Oliver se encontraba sentado en la banca de suplentes. Las cámaras captaban su reacción ante cada momento importante del partido. El rubio miraba con pesar los intentos inútiles por parte de sus compañeros de concretar las jugadas. Sus remates eran pobres y los tiros al arco por parte del cuadro chileno se hacían más frecuentes al pasar los minutos.
El ojiazul suspiró con pesar y pudo respirar con tranquilidad al escuchar el sonido del silbato indicando el final del primer tiempo. Los seleccionados apretaban los dientes con furia y se acercaban a Reynoso en busca de una nueva estrategia planteada por el técnico.
Yoshimar bebía agua y miraba de mala manera al comando técnico. Desde un inicio, supo que era estúpida la idea de mantenerse en una posición defensiva todo el partido. Reynoso estaba subestimando a su rival, y eso lo pagarían caro.
El mediocampista dejó la botella en la banca y se encontró con la angustiada mirada del danés. Yoshimar suspiró y se sentó junto a él. Estuvieron en silencio y cuando el rubio se atrevió a decir algo, fue interrumpido por el sonido del silbato. El segundo tiempo iniciaba, y Yotún esperaba lo peor.
Y tal como temía el chalaco, uno de los tantos remates al arco finalmente se le escapó al pulpo Gallese. Los ánimos del cuadro blanquirrojo estaban por los suelos, los chilenos celebraban el gol y Reynoso apretaba los dientes de la rabia.
Sonne sentía impotencia, quería ayudar. Se repetía miles de veces que, si le daban la oportunidad, dejaría todo en la cancha para honrar a la selección que le abrió las puertas.
Perú probó suerte y remató al arco sin éxito. El reloj continuaba corriendo ante la desesperación de Oliver. ¿Le darían la oportunidad? Aún quedaba tiempo. No perdía la esperanza de ingresar a la cancha y brindarle la victoria a Perú.
Gol de Chile.
Pedro Gallese mordía uno de sus guantes con furia, sus compatriotas se dejaron caer en el suelo, estaban destrozados. Había sido un partido horrendo, sentían vergüenza de sus ridículos intentos por igualar el marcador. La derrota jamás sería fácil de digerir.
Los futbolistas abandonaron el estadio y se dirigieron al bus que regresaría al hotel. Sus ánimos estaban por los suelos. Habían vuelto a caer, otra derrota más. Cada una era más agria que la anterior.
Sonne brindó declaraciones a la prensa y luego se apresuró en llegar al bus con sus demás compañeros. Iban a viajar a Perú nuevamente al día siguiente, el rubio recordó con melancolía la efusiva bienvenida que le brindaron cuando aterrizó en Perú. ¿Sería igual ahora? Habían perdido, sentía vergüenza de dar la cara.
Guerrero estaba sentado junto a él. El capitán portaba una expresión seria mientras revisaba su teléfono.
—Tienes razón —exclamó Paolo.
Oliver lo miró con curiosidad y luego leyó la nota en el teléfono del capitán de la selección.
"Necesitamos ser más ofensivos."
Sus declaraciones habían sido compartidas en todos los medios de comunicación peruanos. Guerrero le apretó el hombro y luego apagó su teléfono.
Oliver sintió una vibración en su bolsillo y miró el mensaje de su novia. Eran varios emojis y un par de mensajes de apoyo. El rubio sonrió y le respondió. Cerró la aplicación de mensajes y abrió Instagram; entre las sugerencias, le apareció la cuenta de Yoshimar. Guiado por la curiosidad, entró a su perfil. Lo siguió y se sorprendió al ver que fue seguido de vuelta al instante. Sonrió y le mandó un mensaje a Yoshimar.
"¿Aún falta mucho para llegar al hotel?" preguntó con ayuda del traductor. No había venido a Chile antes.
"Casi nada. No te olvides de la leche de tigre mano. Mañana tú y yo somos causa!!! 😏"
"Sí, claro. Ojalá lleguemos rápido a Perú."
"Ven a mi cuarto, necesito distraerme un rato o voy a deprimirme toda la noche, ptmr."Oliver sintió calor en su rostro y apagó el celular con torpeza. ¿Había leído bien el último mensaje? Imposible. Eso era una invitación a tener sexo, aquí o en la china.
Tal vez el traductor le había fallado, o su español deficiente le había jugado una mala broma."Nos vemos ahí" escribió temblando.
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offside | oliver sonne x yoshimar yotún
FanfictionTras un largo show mediático, Oliver Sonne llega a la selección peruana de fútbol y es recibido entre aplausos y sonrisas. Yoshimar Yotún le da la bienvenida a su manera, llamando la atención de Oliver y despertando su curiosidad. No busco ofender a...