Ducha de placer

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Finalmente, la noche estaba por concluir, y ambos amigos planeaban sumergirse en una refrescante ducha después de completar su guardia, preparándose así para el nuevo día que asomaba en el horizonte. La noche se había estirado más de lo habitual, y la tensión palpable entre ambos complicaba la situación.

Pocos minutos antes de retirarse, Jungkook, luchando contra el agotamiento, tuvo un pequeño descuido y derramó café sobre su camisa. La expresión de preocupación en su rostro fue evidente: "No me jodas, en la lavandería me dijeron que ya no iban a lavar mis camisas si seguía manchándolas", exclamó Jungkook. Taehyung, intentando aliviar la situación, le preguntó con curiosidad: "¿Acaso te ocurre muy seguido?". Jungkook respondió con su característica sonrisa: "Más de lo que crees". Sin darse cuenta, la charla trivial había roto el hielo, permitiéndoles retomar la comunicación y olvidar la tensión que los había separado.

El tiempo fluyó como el agua y, finalmente, la guardia llegó a su fin. Dirigieron sus pasos hacia las regaderas para liberarse de la suciedad acumulada, agravada por el calor reciente. Taehyung, despreocupadamente, comenzó a quitarse el uniforme cerca de los casilleros, generando una sutil incomodidad en Jungkook, quien, no queriendo arruinar el recién recuperado equilibrio, optó por desviar la mirada mientras ambos se cambiaban.

Jungkook percibió que Taehyung estaba diferente, pero decidió no cuestionarlo; ya había pasado suficiente con lo sucedido el día anterior. Taehyung, cubierto solo por una toalla, se acercó a Jungkook y le sugirió: "Oye, deberías llevarte tu camiseta a la regadera. A lo mejor, con un poco de agua, se le quita la mancha". La propuesta iluminó el rostro de Jungkook, aunque aún se sentía nervioso ante la perspectiva de ver a Taehyung, especialmente en su vestimenta actual o, mejor dicho, en su falta de vestimenta.

Taehyung, envuelto solo en una toalla, mostraba un cuerpo que parecía esculpido en cera, con bíceps imponentes, pechos bien definidos y abdominales que eclipsaban cualquier obra de arte en un museo. Jungkook no se sentía preparado para enfrentar esta situación, pero no quería perder la oportunidad de limpiar la mancha de su camisa antes de que las responsabilidades diarias lo absorbieran por completo.

"Oye, eso suena muy bien, pero creo que se me olvidó checar en mis pertenencias si tengo algo más que este sucio. Ya sabes, para aprovechar la lavada", se excusó Jungkook, buscando una razón para demorar su baño. La respuesta dejó a Taehyung algo perplejo, pero accedió amablemente: "Ah, bueno, está bien. Pero oye, si quieres, puedes dejarme esa camisa mientras buscas lo demás. Yo le quito la mancha para que no perdamos tiempo". Jungkook, emocionado por la propuesta, entregó su camisa a Taehyung, le agradeció y se retiró apresuradamente, incapaz de ocultar más la erección que llevaba bajo la toalla.

Aunque Taehyung sentía que algo no estaba bien con Jungkook, decidió no profundizar en ello, recordando que él mismo tampoco había estado actuando de manera normal últimamente. Así que, con la camisa de Jungkook en sus manos, Taehyung se adentró en la regadera, dejando que el agua limpiara tanto la suciedad física como la invisible tensión entre ambos, quitándose cualquier suciedad que pudiera tener en su cuerpo, pasando el jabón por cada rincón de su piel.

Aún era muy temprano y las regaderas se encontraban vacías, así que Taehyung aprovechó para darse un poco de placer. Tomó su pene y comenzó a hacer movimientos circulares con su pulgar para excitarse un poco. Intentaba recordar algo que lo excitara, alguna película porno o video que hubiera visto antes, pero no lograba recordar nada. Intentó recordar los cientos de cuerpos de mujeres que había visto en sus giras con la banda, pero no lograba nada. Intentaba pensar en unos pechos enormes o en una vagina al tocarse el pene, pero nada hacia que se parara, no podía ponerse duro. Taehyung se estaba frustrando de no poder ni siquiera darse un poco de placer, cuando sintió un pequeño aroma a perfume. El aroma lo sacó de su pensamiento e intentó buscar de dónde venía, sin darse cuenta de que se estaba poniendo duro. Finalmente, después de buscar un poco, se dio cuenta de que era la camisa de Jungkook lo que olía, eso fastidio a Taehyung de nuevo, no podía tocarse con la camisa de su amigo, era algo repugnante, así que lo ignoro. Taehyung continúo intentando causarse, aunque sea un poco de excitación, pero nada lo estimulaba. Así que cansado y con toda la pena del mundo, tomó la camisa de jungkook entre sus brazos.

Poco a poco acercó la camisa hacia su cara, sintiéndose asqueado en un principio, pero después, inexplicablemente, sus pensamientos se reemplazaron por pensamientos de placer que lo cegaban, le estaba pasando lo mismo que le había pasado el día anterior, pero esta vez no había nadie que lo detuviera, ni siquiera él mismo.

Su pene comenzó a crecer mientras inhalaba fuertemente sobre la camisa de Jungkook, uno pensaría que después de pasar horas en un día caluroso su camisa no olería bien, pero en lugar de eso su camisa olía como a flores primaverales, era un olor y una sensación que dejaba a Taehyung sin palabras. Comenzó a hacer movimientos más rápidos cuando sintió que su pene se llenaba de líquido preseminal. La excitación lo estaba controlando totalmente, se jalaba el pene cada vez con más y más fuerza, pequeños gemidos comenzaban a salir de su boca, las piernas le empezaron a temblar como si estuviera ante la presencia de un terremoto, su mandíbula se cerró con la fuerza de la mordida de un cocodrilo, los dedos de sus pies se contrajeron como si tuviera el peor de los calambres y finalmente su semen salpicó las paredes como si hubiera una lluvia torrencial causada por un ciclón orgásmico que invadía todo.

Taehyung emergió de la regadera, dejando que el agua resbalara por su piel, llevándose consigo no solo la suciedad física sino también la tensión acumulada. Sin embargo, la euforia y la excitación que había experimentado en aquel momento efímero persistían en su mente, una sensación que había estado ausente en su vida durante meses.

Aunque no quería dar por terminada esa oleada de placer y felicidad, la realidad lo llamaba. Con resignación, Taehyung cerró la regadera y salió, sintiendo que el ambiente cálido y húmedo del cuarto de baño se disipaba, llevándose consigo la efímera dicha que había experimentado. Sabía que debía completar la tarea pendiente: limpiar la camisa de Jungkook antes de que comenzara la rutina diaria.

Después de un breve lapso, Taehyung regresó a la zona de los casilleros y se encontró con Jungkook. Un leve latido agitó su corazón al verlo, pero intentó disimularlo mientras le entregaba la camisa: -"Oye, si se le quitó la mancha, deberías tener más cuidado la próxima vez", dijo Taehyung, aunque secretamente deseaba que volviera a suceder.

-"¡Gracias, Taehyung! Me salvaste. Te debo una, amigo", respondió alegremente Jungkook, quien, complacido, puso a secar la camisa antes de dirigirse a las regaderas, donde ahora Taehyung tenía un recuerdo en su mente que sembraba dudas sobre lo que sentía hacia Jungkook.

La tensión emocional se apoderaba de ambos amigos, quienes se encontraban en una nueva etapa, una en la que su amistad pendía en la balanza entre unirse más fuertemente o desmoronarse para siempre.

Comandante KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora