~Hazme decir: Sabes lo que me gusta, me gusta, me gusta~
~Estoy bien por mi cuenta, pero contigo estoy en la zona~
El amor era algo que la mayoría de la gente olvidaba por la sociedad en la que vivían en el siglo XIX. Las mujeres eran vistas como pu...
Charlotte corrió por los pasillos del castillo, pasando junto a los sirvientes, con disculpas saliendo de sus labios mientras corría hacia su habitación.
–¡Lo siento!– Le gritó a una criada antes de cerrar las puertas detrás de ella, bloqueándolas antes de deslizarse hacia abajo, respirando con dificultad mientras un gran alivio escapaba de sus labios.
–Fallaste–. Una voz muy familiar dice, haciéndola gemir y caer completamente al suelo.
–Pero- yo- ¿¡como!?– Charlotte pregunta, mirando a su guardaespaldas, Sir Lucas.
–Fuiste instruida para que fueras tan silenciosa como un gato, ligera de pies y de rápida mente. Y aun así escuche tus pisotones desde dos pisos más arriba y sin mencionar a todos esos sirvientes y doncellas que derribaste–. Él la sermonea, haciendo que la princesa gruña y cierre los ojos con fuerza, habiendo terminado el día.
–Princesa, puedo recordarte que a Inglaterra no le gustara que su futuro rey sea una mujer, es mejor que creas que algunas personas enviaran sicarios tras ti y si muero protegiéndote, lo único que tendrás serás a ti misma–. Sir Lucas le recuerda, con rostro severo, tomándolo demasiado en serio en opinión de Charlotte.
–Si, si, lo se, entonces Inglaterra tendrá que depender de mi hermano para gobernar y es un favor para mi ser Reina, ya que Arthur es…horrible en la mierda real…blah, blah, blah–. Arlo imita su rostro y postura severa, levantándose del suelo.
Sir Lucas gime, –No me pagan lo suficiente por tratar con usted a todas horas del día–. El susurra para sí mismo, la princesa lo escucha y le da una mirada ofendida.
–Prepárate. Tu tía, la Reina, quiere que aparezcas en la selección del diamante de esta temporada. Nunca lo entendí–. Sir Lucas murmura. Antes de volver a centrarse en la tarea. –Y la Reina me quitara la cabeza si apareces como una granjera, Ahora ve a bañarte, los sirvientes te traen la ropa y te portaras lo mejor posible–. El le dice con severidad antes de irse, permitiendo que una de las sirvientas traiga ropa mientras Arlo se quita la suya.
Con cuidado entra en la bañera, sumergiendo todo su cuerpo bajo el agua antes de dejar caer la cabeza. Relajando su cuerpo en el líquido caliente.
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Charlotte estaba aburrida junto a su tía, observando como muchas señoritas se acercaban a su tía, con la esperanza de ser el diamante de esta temporada, pero fracasaron.
Arthur le envió una mueca graciosa a su melliza, haciéndola cubrirse la cara en un intento de no reírse.
–La vizcondesa viuda Bridgerton y la señorita Eloise Bridgerton–.Anuncion Fred, uno de los sirvientes lo que llamó la atención de Charlotte. Daphne Bridgerton había sido diamante la temporada pasada, casándose con el Duque de Hastings, los chismes y todo lo que vino con la última temporada se habló mucho en el castillo.
Eloise parecía ansiosa mientras intentaba caminar hacia la Reina y la princesa. Muchos ojos estaban puestos en ambos, ya que era la primera aparición en público de la Princesa Heredera y el Príncipe, por lo que eran un juguete nuevo para la alta sociedad los evaluará.
A Charlotte se le quedó el aliento en la garganta cuando vio a Eloise. Sus hermosos ojos azules brillantes y su cabello castaño oscuro que complementaban mucho su rostro. Algo le dijo a Charlotte que era mucho más de lo que parecía, lo que la atrajo más. No podía dejar de mirar esos ojos azules.
Los ojos de Eloise recorrieron toda la habitación, siguiendo los consejos de su hermana mayor y tratando de encontrar algo con que concentrarse, pero lo único que seguía llamando su atención, incluida la corona, era la heredera a la corona.
Quien la miraba directamente a los ojos, poniendola más nerviosa. Al darse cuenta de lo nerviosa que podía estar Eloise, Charlotte le ofreció una pequeña y gentil sonrisa, tratando de hacerla sentir más cómoda, lo que pareció funcionar ya que la chica pudo estabilizarse, sonriéndole un poco a la princesa.
De repente se abrieron las puertas traseras, al lado del trono, y entró uno de los miembros del personal masculino, sosteniendo una nota sobre un cojín, llamando la atención de todos.
La reina Charlotte miró brevemente a su sobrina, pero la muchacha estaba demasiado ocupada admirando a la Bridgerton para notar la mirada de su tía.
–¿Cuál es el significado de esto?– Pregunta la Reina, tomando la nota del sirviente. Eso fue hasta que vio el sello de la firma en la parte superior del papel.
La Reina se ríe de alegría, lo que hace que Arlo se resista de poner los ojos en blanco al notar a su tía con su obsesión cobre Lady Whistledown y su identidad.
–Ya he visto suficiente–. La Reina anuncia.
–Pero su majestad todavía hay– intenta decir Fred, pero rápido se calla.
–¡Ya he visto suficiente!– dice la Reina Charlotte con más severidad, saliendo corriendo de la habitación mientras sus damas la siguen, sosteniendo a sus perros pomeranios.
Charlotte se queda allí, incómoda, sin saber que hacer a continuación. Ella mira a Eloise y ambas hacen contacto visual. Eloise le dice algo a su madre, antes de salir corriendo, llamando aún más la atención de la princesa.
Violet Bridgerton sonríe torpemente mientras su segunda hija sale corriendo de la habitación. Eso hizo que Charlotte frunciera el ceño antes de que su hermano se la llevara a rastras.
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Charlotte se sentó junto a su tía en la mesa. Comió sus verduras en silencio, con cierta chica de ojos azules atrapada en su mente.
–Tia, ¿Que pensaste de Eloise?– Charlotte habla, rompiendo el silencio ensordecedor. Su tía tararea pensativa.
–Era como el resto de ellas, supongo, pero bastante incómoda. Definitivamente no es el diamante de la temporada–. Le dice su tía haciendo que Charlotte frunza el ceño.
–Supongo que no. ¿Entonces quién lo será?– Arlo interrogó a su tía.
–No lo sé todavía, Charlie.
–Bueno, eso es aburrido–. Arthur comenta ganándose la atención de las mujeres.
–Supongo que sí, querido hermano menor–. Charlotte se burla haciendo que Arthur le haga puchero.
–¿Siempre debes recordarme nuestra diferencia de edad?– Él se queja haciendo reír a su melliza mientras la Reina niega con la cabeza hacia los dos.
–Si. Debes recordar tu lugar, debajo de mi–. Charlotte le dice, recibiendo un guisante verde que le arroja el descarado príncipe.
–¡Artie!– La Reina regaña a su sobrino haciendo reír a Charlotte.
