IV. Emerald women

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Arthur observa cómo su hermana se coloca la corona en la cabeza. La corona fue idea de sus tías, ya que combina con su look de encaje negro y champán.

Charlotte suspira y finalmente logra que la corona se asiente en su cabeza sin alterar su cabello.

–Te ves preciosa, hermana. Ahora debemos darnos prisa antes de que nuestra tía nos regañe–. Arthur se apresura hacia su hermana y solo la recibe mirándolo de forma extraña.

–¿Estás enfermo o algo así?– Se burla de él, extendiendo la mano para revisar su frente, pero él le aparta la mano juguetonamente.

–Si lo deseas, ahora vamos–. Él extiende su brazo hacia ella y los lleva hacia su carruaje. Tener sus sementales negros personales conduciéndolo mientras el carruaje era champán con adornos dorados.

Les regalaron sus caballos el día 10 y 3, los caballos eran solo potros, gemelos también. Arthur había llamado a la suya, la hembra, Velvet. Como era resbaladiza y tenía una bonita capa.

Charlotte había llamado al suyo, al macho, Belleza Negra. Era un poco más grande que su hermana, pero tenía la naturaleza obstinada de Charlotte, mientras que Velvet imitaba la naturaleza tranquila de Arthur.

Llegaron frente al palacio. Al entrar a la habitación, nuevamente ganaron la atención indecisa de todos, pero los gemelos mantuvieron la cabeza en alto y no los miraron, tal como les había enseñado su institutriz.

El niño caminó ligeramente hacia su tía, más bien en tono de broma, antes de besarlos a ambos en las mejillas.

–Ambos lucen celestiales. Sabía que había tomado la decisión correcta con las coronas, ¿no es así?– Su tía reina pregunta a las damas detrás de ella, quienes copiaron la mirada de la reina hasta la misma peluca y sostuvieron a todos sus perros.

Las damas comenzaron a lanzar cumplidos a los gemelos, haciéndolos sonrojar por la atención.

–Te ves bastante encantadora, tía–. Arthur le sonríe con cariño a su tía. –Te ves hermosa, tía. Como un ángel–. Charlotte felicita su nombre y le dedica una sonrisa descarada mientras su tía sonreía con cariño en sus competiciones.

La Reina era una de las que se molestaba por los comportamientos infantiles, pero cuando se trataba de su sobrina y su sobrino, seguían siendo demasiado de su querido George. Lo disfrutó bastante, pensando que a sus hijos, si estuvieran vivos, les agradarían y se parecerían a George en todo momento.

Los gemelos estaban a la izquierda de Queens y Brimsley a la derecha. Era como su otro tío, jugaba a menudo con ellos cuando eran niños, les enseñaba a hornear y a bailar.

–Te ves guapo, Brimsley–. Charlotte lo felicita, haciéndolo sonreír con cariño. Los amaba como si fueran suyos.

–Nada comparado con usted, señorita–. Él le guiña un ojo haciéndola sonreír descaradamente, descubriendo el apodo que le dio cuando era solo un bebé.

Volvieron a centrar su atención en las damas, que vestían una campera sencilla sin apenas diseño, con la esperanza de impresionar a la reina.

Charlotte y Arthur observan cómo su tía mira aburrida a las damas, simplemente sin encontrar su diamante.

–Uno pensaría que recibirían el memorándum, que copiarla no la impresionará–. Arthur le susurra a su gemela, inclinándose ligeramente.

–En mi querido mundo de fantasmas. Tienden a ser 'yeguas inquietas y sin cerebro' que no piensan en sí mismas–. Ella se ríe disimuladamente, haciendo que su gemelo se ría levemente, pero lo cubre con una tos mientras llama la atención de su tía.

Mad love - TRADUCCIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora