En la cámara secreta, la amalgama de hechizos resonaba con fuerza y determinación. Albus Dumbledore, respaldado por la inquebrantable voluntad de Lucius y Narcissa Malfoy, encaraba con firmeza cada Horrocrux. Cada fragmento de la negrura del alma que residía en los objetos malditos era aniquilado, liberando al mundo mágico de su influencia tóxica que traería a la vida al hombre que acabaría con una gran cantidad de población mágica y no mágica.
En las murallas fortificadas del colegio, la presencia de Bella Lestrange era un viento helado que envolvía a todos. Severus, apoyado por Sirius, se tambaleó, un extraño mareo lo asaltaba, algo extraño, puesto que no estaba enfermo. Las exigencias de Bella por la entrega de los Horrocruxes resonaban amenazantes entre los muros que ahora eran fortaleza, era eso o acabar con todos los hombres y niños que pillara a su paso hasta llevárselos de vuelta; afirmando que ya nadie era amigo o familia (algo que decía sobre todo hacía los Malfoy s que habían ido a sacar la copa desde su propia bóveda de Gringotts y la habían traicionado).
Los minutos eran eternos mientras los profesores levantaban murallas de hechizos, invocando estatuas y barreras protectoras con destreza y rapidez. Algo complicado y entretenido para Minerva, quien le susurro alegremente a Pomona que siempre había querido hacer eso. Más allá de la entrada, estaban los dos hombres mirando a la lejanía, donde el ejército de mortifagos marchaba hacia el colegio, Sirius sin mucha vergüenza tomó la mano de Severus, transmitiéndole consuelo.
- Ve a casa, ve a ayudar a Harry, nosotros nos encargaremos de todo esto.
Mientras tanto, en la Mansión Black, un aura de protección impenetrable rodeaba a Harry y a los niños. Severus llegó con premura a través de la chimenea conectada con Hogwarts que ya había desconectado para que los mortifagos no entraran. Era hora de ejecutar el procedimiento delicado y peligroso: la muerte asistida para eliminar el Horrocrux y revivir a Harry. Xenophilius y Ted se comenzaron a preparar, conscientes de la urgencia y la gravedad del momento.
En otro frente, Sirius, acompañado por profesores y Remus, se adentró en una misión vital: proteger la espalda y alrededor de Albus Dumbledore para que pudiera matar a la serpiente. El peso de la responsabilidad y el temor por el resultado atormentaban sus pensamientos mientras se dirigían hacia el lugar donde la criatura aguardaba, lista para defender su lado oscuro. Más que temer su muerte, temían hacerlo mal y que se fueran todos a la tumba sin lograr el futuro mejor por el que Severus había viajado con gran pesar en el tiempo.
Los elfos domésticos salieron de las cocinas y fueron al patio del castillo, radiando lealtad y determinación. Preparados para defender su hogar mágico, los estos desplegaron su poder y habilidades, decididos a proteger lo que consideraban suyo.
El caos se apoderaba en el Gran Comedor mientras Bill Weasley, con la serenidad de un líder, tomaba el mando. Con gestos precisos, señalaba a los niños y jóvenes hacia la trampilla secreta en la Sala de Menesteres. Aurores y magos del colegio aseguraban la ruta, llevando a los estudiantes a través de pasajes protegidos hacia la seguridad de Hogsmeadage.
Ya que saldrían desde la sala de menesteres hacía cabeza de puerco, donde los magos estaban preparados para defender a cada uno de los estudiantes que iba llegando por el estrecho túnel. Aberforth al final del túnel, observaba como la marca del señor oscuro comenzaba a vislumbrarse en el cielo.
"¡Sigan de cerca, rápido, pero en silencio!", exclamaba Bill, guiando a los estudiantes por un pasadizo oculto mientras se acercaban a la salida de emergencia. La tensión se cortaba con un cuchillo, cada paso resonando con la urgencia de la evacuación.
Ahora, los esfuerzos se enfocaban en la delicada operación para salvar a Harry.
Mientras tanto, el ritual comenzó. Severus, Xenophilius y Ted trabajaron en perfecta armonía, siguiendo cada paso con precisión quirúrgica. El corazón de Sirius latía con ansiedad mientras aguardaba noticias en Hogwarts de lo que ocurría en el interior, rezandole a Merlin por un final exitoso.
En otra parte del castillo, la batalla entre los profesores y la serpiente rugía con ferocidad. Hechizos chocaban en el aire mientras la criatura luchaba con una fuerza implacable. La valentía y la determinación eran su mejor arma, pero la bestia se mantenía firme, desafiando su destino. Albus dirigía la pelea, su conocimiento y poder luchando contra la amenaza, aquel mismo que había acabado con los otros horrocruxes en la cámara secreta mientras los Malfoy mataban al gran basilisco.
Era el mago más poderoso de la época el que estaba a una mordida de morir. Y en un estado no muy diferente estaba Narcissa, luchando a muerte contra su propia hermana que ya no la reconocía como su familia.
Lucius y Moody luchaban espalda con espalda atacando a los Lestrange y Crouch, algo muy difícil tomando en cuenta que los Slytherin s habían sido formados por el mismo señor y por buenas familias, era fuego contra fuego, cada segundo contaba; aunque bueno, para Moody solo era felicidad poder acabar con tanto mortifago, no como en la primera guerra, que había tenido que solamente dejarlos en askaban.
En los terrenos de Hogwarts, los elfos luchaban ferozmente, mostrando una lealtad inquebrantable hacia el castillo y su protección. Cada hechizo y cada esfuerzo estaban dedicados a salvaguardar este bastión de magia contra cualquier amenaza. Ocupaban cucharones, cuchillos, sartenes, ollas, y todo lo que se les aparecía en frente. Tan pequeños y tan salvajes, muchos habían quedado con mordidas y zancadillas.
Su porte no definía la cantidad de daño que podían hacer.
El tiempo parecía detenerse, el peso de la batalla pendía sobre cada movimiento, cada decisión. La incertidumbre se mezclaba con la esperanza, mientras cada uno luchaba por un mismo fin: proteger el mundo mágico y preservar la luz en medio de las sombras.
En la casa Black nada parecía mejorar, Harry había entrado en la muerte asistida y Severus había sido acostado por los constantes mareos que tenía en ese momento, el gira tiempo ardía como los mil demonios, y ya sabía que pronto su tiempo en esa época iba a acabar.
Es por eso que Severus, acostado en el sillón le había pedido a Andrómeda que le dijera a Harry que Albus tenía una capa de su padre y que también las reliquias de la muerte eran verdad, que por ninguna razón alguien tomara la varita de Albus, y dejará que cualquiera tomara la piedra del anillo roto. Andrómeda, algo confundida, pero determinada, le tomó la mano y le expresó que todo estaría bien.
Bueno, eso al menos antes de que Harry perdiera los signos vitales y Severus cayera en una profunda inconsciencia.
Hola a todos, este es el penúltimo capítulo de este corto fanfic.
Algo apresurado, pero logró enfatizar en lo que yo deseaba que contara, y tuvo muy buen apoyo. ¡Tengan un buen día, y nos vemos en el último capítulo!
ESTÁS LEYENDO
Una oportunidad para Harry |Severitus
FanfictionHarry ha muerto en la batalla contra Voldemort. Severus vaga por Hogwarts tras la guerra y encuentra la piedra de la resurrección. ¿Qué hará con la piedra y un gira tiempos en mano?