CAPITULO 6.

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CHIARA.

Un sonido estridente me despertó de golpe. Miré hacía todos lados buscando de donde procedía la melodía. Encontré al fin el móvil debajo de una montaña de cojines. La hora marcaba las 03:20 de la madrugada, y Violeta era la que estaba llamando. Le contesté.

- ¿Violeta? – Nada se escuchaba al otro lado – ¿Estás ahí? ¿Todo bien?

- Por favor... Ven – Dijo con un hilo de voz.

- Voy – Dije y colgué para después dar un salto de la cama al suelo.

Abrí el armario corriendo y cogí lo primero que pillé, un chándal gris y una camiseta negra de manga corta. Agarre las llaves de mi coche y en dos minutos ya estaba en el garaje arrancándolo.

Ni siquiera espere el ascensor cuando llegue a su edificio, subí los cuatro pisos a toda prisa. Llamé al timbre y después de unos interminables segundos para mí, Violeta abrió la puerta, y lo que vi me destrozó.

La pelirroja tenía la nariz roja, los labios hinchados, y su pelo, algo ocultado por la manta, estaba desordenado. Me miro con un puchero de lo más adorable. Hasta rozando la muerte estaba preciosa.

Abrió aún más la puerta y yo me introduje en la casa, era la primera vez que entraba. Violeta desapareció de aquella entrada hasta llegar al salón donde se tiró sobre un sofá color verde. Seguí sus pasos y me quedé a su lado, de pie, observando como frenaba su moqueo con una bola de papel. Me agaché para tomarle la temperatura. Tuve que retirar mi mano al notar su frente ardiendo.

- Violeta tengo que llevarte al hospital ahora mismo.

Ella negó con la cabeza y se hizo aún más pequeña en aquel sofá. Era la persona más cabezota del planeta.

- ¿Cuánto llevas así? - Le pregunté mientras buscaba con la mirada la puerta del dormitorio de Violeta, la chica alzó dos dedos – ¿Dos horas? – Negó con la cabeza – ¿Dos días? – Asintió – Vale, levántate despacio y dime donde esta tu dormitorio, voy a buscarte algo de ropa.

Violeta me dio las indicaciones y fui para allí, no sin antes ayudarle a reincorporarse.

Entre en la habitación y encendí la luz, el olor de Violeta me golpeo de repente. Caminé hacia el armario y agarre algo de ropa cómoda más una chaqueta. Al darme la vuelta dispuesta a salir no pude evitar encontrarme de frente con una foto, de Violeta y su novia, colgada en la pared. Negué con la cabeza al ver a aquella rubia besar la mejilla de mi pelirroja.

Aparqué el coche justo delante de la puerta de la clínica, salí del vehículo y fui corriendo a abrirle la puerta a Violeta. Ella salió envuelta en la mantita de cuadros. Le agarré por el brazo y caminamos juntas hacía el interior, hasta llegar a la recepción. La chica que estaba de guardia se espabilo cuando nos vio entrar por las puertas.

- Necesita que le vea un médico por favor – Le dije a la enfermera mientras sujetaba a Violeta con mi brazo – Lleva dos días con fiebres altísimas.

La chica asintió y empezó a teclear en su ordenador. Violeta aprovechó ese momento para sentarse en una de las sillas de la salita. Titiritaba la pobre.

- Me podría decir el nombre de la chica por favor – Hablo la enfermera, le contesté y siguió tecleando – De acuerdo, enseguida saldrá una doctora para examinarla, tenga – Dijo entregándome una pulsera con el nombre de Violeta – Póngasela a su pareja usted misma.

Le di las gracias y caminé hacía donde estaba la pelirroja. Mi pareja, no pude evitar sonreír al recordar lo bien que habían sonado esas palabras. Por desgracia se me quito la sonrisa al ver a Violeta en ese estado.

Mystery of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora