Capitulo 8.

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CHIARA.

Los rayos de sol se colaron por la ventana golpeando mis parpados con su cálida luz.

Al abrir los ojos, al fin, pude contemplar aquella bellísima estampa. No había sido un sueño, Violeta estaba allí, junto a mí.

La pelirroja dormía plácidamente, y yo no pude evitar repasar cada parte de su anatomía con mi mirada. Su rostro, sus hombros, sus brazos, su vientre, sus piernas, todo estaba esculpido con la más mínima delicadeza provocando así un resultado casi divino.

Mis ojos vagaban entre Violeta y aquella pequeña habitación, su habitación. En un momento voltee mi rostro y mi mirada se quedó fija en un objeto en concreto. Mi garganta se secó y una angustia se acomodó en mi pecho. Otra vez, de nuevo, esa sensación.

Los ojos de Julia imprimidos en aquel retrato me miraban, me juzgaban. La imagen de aquella chica rubia, sonriendo a la cámara, me hizo darme cuenta de la situación en la que me encontraba, en lo que había hecho, me trajo de vuelta a la realidad.

Volví de nuevo a mirar a la chica que descansaba junto a mí. La mujer de mis sueños, pensé. Pero no era mía, y nunca lo iba a ser. Violeta le pertenecía a Julia, así me lo hizo recordar aquella fotografía en su mesita de noche. Ellas eran el amor de sus vidas, y yo no iba a interponerme entre ellas, al menos no otra vez.

Salí de aquella cama con mucho sigilo y recogí mis prendas que estaban desperdigadas por el suelo. Una vez vestida, agarre lápiz y papel y empecé a escribir un mensaje para Violeta. Entré de nuevo en la habitación y después de dejar la nota sobre la almohada me permití poder acercarme a su rostro una vez más, respirar su aroma, sentir su calor sobre mis labios. Deje un beso en su sien, un beso largo, un beso cargado de amor, un beso de despedida.

- Te quiero Violeta – Susurré mientras me separaba de ella.

La pelirroja no se percató de nada. Por una parte, me alegraba porque así no era tan dura la despedida, pero por otra parte me dolía no saber su respuesta, irme con la duda de si ella también me quería.

Abrí la puerta de mi apartamento, tiré las llaves encima de la mesita junto a mi chaqueta, estaba destrozada. Arrastré mis pies camino a mi habitación, pero me detuve en el trayecto cuando le vi parado delante del sofá.

- Hola a ti también – Dijo con los brazos cruzados – Donde estabas primero de todo y segundo porque pareces un cadáver andante.

- Me he acostado con Violeta.

Pum, así sin anestesia. Decir esas palabras en voz alta me hicieron más daño del que imaginaba. Martin me miró con los ojos y la boca abiertos como platos. Por una vez en su vida le deje sin palabras.

- Pero, a ver, explícamelo mejor – Dijo mientras se acercaba a mí.

- No hay una mejor manera de explicarlo Martin. Ayer después de una discusión fui a ver a Violeta y después de una conversación bastante confusa para mí nos besamos, y después pues paso lo que paso.

- Oh my god Kiks – Sus manos cubrían su boca, ocultando su emoción – You have had sex with Violet!

Mi amigo se lanzó sobre mi atrapándome entre sus brazos. Yo me quede estática. No había nada que celebrar, no había nada bueno en todo lo que había pasado. Me había acostado con la mujer que amaba sí, pero, ¿lo caro que me iba a salir aquel acto? Había hecho que Violeta le fuera infiel a su pareja, además de yo convertirme en algo que jure no ser. 

Por desgracia, hace algunos años, conocí y se instauró en mi pecho el peor sentimiento del mundo para una persona que ama a alguien. Hace años me enamoré y me engañaron, y en aquel momento me prometí a mí misma no ser esa clase de persona, me prometí no caer nunca tan profundo por alguien más, me prometí cuidarme y ahora mismo estaba decepcionando a aquella pequeña y frágil Chiara.

Mystery of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora